Capitulo 11

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Deyna suspiró y dobló la prenda que tenía en las manos antes de meterla en la maleta.

-¿Estás bien? –preguntó Liz.

Deyna salió de su ensoñación y miró la cara risueña de su suegra.

-Si, si.

-No tienes que ayudarme a hacer la maleta, no es mucho, terminaré rápido.

-Ya lo hemos discutido, y ya he dicho que no me molesta en absoluto ayudarte.

Sonrió, había cogido mucha confianza con Liz, la suficiente como para llevarle la contraría y no dejarse dominar. Por desgracia, era la hora de que volviera a su casa, con su marido, por consiguiente, ella también volvería a casa.

Dejando a Luke atrás.

Se había acostumbrado a él, a dormir junto a su cuerpo, a ayudarlo en casa, se sentía bien estando allí con él.

Pero aquello era algo fingido, un acuerdo que finalizaba tras la partida de aquella maravillosa mujer, y se iba esa noche, después de cenar.

La ayudó a terminar la maleta y a cerrar la cremallera. Volvió a suspirar.

-¿Sabes? –preguntó su suegra, Deyna la miró- estás de lo más extraña hoy, ¿estás segura de que estás bien?

-Si, no te preocupes. Ha pasado el tiempo muy rápido –dijo encogiéndose de hombros.

-Eso es cierto. Me lo he pasado bien aquí. Espero no haber sido una molestia.

-¡Para nada!, ha sido un placer que estuvieras aquí.

La mujer sonrió y acarició el rostro de la joven.

-Para mi ha sido un placer conocerte, de verdad no me imagino una mujer mejor para mi hijo.

Los ojos de Deyna se llenaron de lágrimas, que irónico era todo. Ella ahora se moría por ser realmente la mujer de su hijo. Su maravilloso hijo.

El que le había robado el corazón.

Su labio tembló y se lo mordió, enseguida de pasó la mano por debajo de los ojos para limpiar las lágrimas que querían escaparse tan rebeldemente.

-Uff –resopló intentando controlarlas. La mujer sonrió de nuevo.

-No llores, chiquilla.

-Lo siento...

-¡Y no me pidas perdón! De verdad estoy encantada contigo, y a mi marido también le vas a gustar.

Deyna sonrió.

-Luke debe estar al llegar –dijo.

-Si, es cierto, los viernes llega antes.

Viernes... se tenía que enfrentar al sábado y al domingo en su solitario apartamento, que vacío iba a estar.

Ayudó a Liz a llevar la maleta hasta la entrada, junto con más bolsas, se notaban las compras... Deyna la había acompañado de nuevo de tiendas, y había vuelto a ser agotador. Pero había tenido su recompensa; Luke le había dado un masaje muy relajante en el que casi se había quedado dormida.

Casi, porque después, se dedicó a hacerle el amor, y ella ya no quiso dormir, quiso sentir.

-Voy a preparar la cena –anunció.

-Te ayudo –dijo Liz.

Ambas se dirigieron a la cocina y comenzaron a preparar la cena. Llevaban un rato preparándolo todo, cuando escucharon la puerta de la calle; Luke.

Un novio diferente-Luke Hemmings-TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora