Capitulo 1

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Capítulo 1

La amo. Pero no puedo evitarlo. Pienso desesperadamente en ella desde que tengo memoria de conocerla y no solo eso da muestra de mi completa estupidez. En primer lugar, me encanta la chica y no puedo parar de molestarla. La amo, pero no puedo evitarlo. Cada maldita vez que la veo, en vez de decirle lo linda que se ve con esos shorts rosados, se me escapa un insulto idiota

-Te ves como un puerco, Sam. Te hace falta dieta. -Y ella se gira, rechinando los dientes, a contestarme alguna otra ofensa.

-¿Por qué no te vas al diablo, Calum?-. Y ahí viene el mío.

-Te buscan a ti, no a mí, ¿no será por zorra?-. En mi mente sonreí, Mi diablito decía; ¡Gran insulto Cal! Y aquí viene mi angelito; Sí, imbécil, pero no lo aplicas en ella.

Ah, bien. Repitan conmigo: ¡I-DI-O-TA!

Si, se supone que la adoro, que suspiró por ella, que es lo último que pienso antes de irme a dormir, pero simplemente, cuando la veo pasar, cuando veo que sus ojos se posan en mí durante solo un segundo, me veo obligado a volver a llamar su atención. Quiero volver a sentir esos ojos marrones sobre mi otra vez, y eso es lo que hago, la insulto para obtener lo que quiero. Cuando no me mira, intentando ignorarme, también lo hago, buscando obtener aunque sea una rencorosa mirada. Y tal vez esta sea una excusa patética, pero el único caso que me haría sería molestándola.

Es tan hermosa. Sus pucheros son tan dulces, pero nunca me los hace a mí. Los hace cuando no le dan lo que quiere, cuando se enoja sutilmente. Eso nunca sucede conmigo. Conmigo hecha fuego por la nariz, tal cual dragón.

Sam en realidad se parece mucho a mí. Nos gustan las mismas cosas. El deporte es lo principal. A ella le encanta el handball, y a mí me encanta verla jugar. Casi siempre voy a verla, y me la paso el partido molestándola, haciéndole saber que deseo que barran el suelo con su larga y linda cabellera del color del caramelo. Pero en verdad, prefiero que ganen. Siempre pone las mejores sonrisas cuando ganan los partidos. Y son las que yo puedo apreciar.

Sí, sí. Me gustaría golpear mi cabeza contra una pared. ¿Ya dije que soy un imbécil que no puede cerrar la boca? Me gustaría decirle todo lo lindo que pienso de ella, pero cada vez que abro mi boca en su presencia, solo salen oraciones dañinas.

Pero ella no se deja amedrentar. Puede que esa sea una de las cosas que más me gustan: su carácter. A cada insulto, ella tiene algo que contestar. Nos hemos perdido ya en... ¿cientos de discusiones? Incluso me ha golpeado. Dolió, vaya que el amor duele, ¡y vaya que me lo merezco! Ojala Sam decidiera golpearme hasta la muerte, puede que hasta así me gustase morir.

También le gusta correr. A mí eso me parece algo estúpido, tal vez, pero debo admitir que gracias a sus salidas con su fiel acompañante, Alexa, su trasero esta así de perfecto, no, no Calum cállate, eso no. Tampoco es imposible quitar los ojos de encima de ellas mientras trotan. Lo hacen con esas calzas cortas y ajustadas, que recorren sus figuras de manera espectacular.

Estoy hablando en plural porque mi mejor amigo no se queda atrás en cuanto al amor que tiene por Alexa, el la ama tanto como yo a Sam, la única diferencia es que él no le grita cosas dañinas, él es más romántico, le dice cosas lindas cuando Alexa pasa cerca suyo, ante las cuales sus mejillas toman un color rojo instantáneamente. Debo admitir que es muy gracioso ver a Alex así porque ella tiene un color palido todo el año, eso quiere decir que en verdad se ha ruborizado mucho.

Volviendo a lo mío, deseo con unas malditas ganas a Sam, y cada puto día en que tengo la bendición de cruzármela, lo arruino. Me odio por eso, odio cada insulto mal logrado que le dirijo. ¿Cómo podría parecer un cerdo? ¿Cómo podría ser una zorra? Si, sé muy bien que ha estado con otros chicos -causa número uno de que yo estuviera con unas cuantas chicas anteriormente-, pero no es una zorra. Aunque debo mitigar constantemente la llama de los celos cada vez que la veo con otro, cada vez que Luke viene con el rumor de que ha estado con John.

John es aún más idiota de lo que yo soy. Puede que él sepa cómo mover los labios y decirle cosas bonitas, pero no tiene ni la menor idea de lo que tiene en sus manos.

De igual manera, Sam tampoco es tonta, y su "relación" con John duro apenas dos semanas. En esas dos semanas, convencí a Helena para que me acompañara a la ribera del río a media noche. Me asegure de que el rumor le llegara, pero Sam no pareció interesada en saber que me había acostado con una chica que ya de por sí, era fácil, incluso de que Helena se pasó los días diciendo que había sido espectacular, a pesar de que no pasó nada, más que dinero por sus manos para hacer llegar el rumor.

Ella sólo rodó los ojos después de dos minutos de quedarme viendo a la nada, pensando en todo esto y se fue.

Bubba Sam. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora