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Me encuentro en mi cama, llorando más de lo que alguna vez creí poder hacerlo. Louis ha salido y seguro ha ido a un encuentro con esa mujer. 

Hemos peleado, le pedí que me prestara el celular y cuando lo hizo una llamada entró, no quiso contestar y dijo que seguro era del trabajo y ya que era libre por hoy no tenía por qué contestar, al principio no dije nada pues estúpidamente pensé que era verdad, pero diez minutos después un mensaje le llegó, era del mismo número, se me hizo fácil y lo abrí; quien sea que le estuviera marcando preguntaba donde se hallaba  y si estaba conmigo, le pregunté de quién se trataba pues obviamente no se trataba de alguien del trabajo, pero como era de esperarse no contesto a eso y en su lugar se enfadó conmigo pues dice que no tengo porque leer los mensajes que le mandan, que invado su privacidad.

La cabeza me duele, he perdido la cuenta de cuánto tiempo llevo llorando, sólo sé que es tarde, aproximadamente las diez de la noche y él sigue sin regresar. No puedo evitar sentir que he fracasado como mujer, ¿cómo es posible que a mi lado, ha encontrado otra mujer que lo satisfaga? Pues, claramente yo no soy lo suficiente como para que se conforme conmigo, y eso me hace sentir una mierda total. He hecho de todo, baje de peso, cambie mi manera de vestir, maquillaje, todo por lograr  llamar su atención un poco más y por fin se sintiera satisfecho conmigo, pero sigo sin ser suficiente para él.

Lloro ante este pensamiento y me pongo de pie, colocándome frente al espejo; al mirar mi reflejo lo único que puedo sentir hacia mí es lastima y asco. ¿En qué momento dejé que mi hombre tuviera una aventura y no hacer nada? Eso no es correcto, sé que debería terminar la relación, hacerle saber que sé todo y no volver a verlo jamás, pero es imposible. Louis es mi mundo, lo amo como jamás creí amar a nadie, lo amo incluso más de lo que me amo a mi misma, y duele, pues es obvio que no se siente igual hacia mí.

El sonido de la puerta principal llama mi atención, enseguida me meto a la cama y me tapo con las cobijas, no quiero hablar, no quiero escuchar sus mentiras que sé que me cegaran, no puedo verlo sonreírme cuando acaba de estar con otra mujer, no quiero se besada por él sabiendo que sus labios estuvieron sobre otros que no fueran los míos.

Louis entra a la habitación y rodea la cama, lo siento sentarse sobre esta y lo escucho comenzar a quitarse la ropa, inhalo profundamente y el estómago se me revuelve, huele a ella. Finalmente apaga las luces y se mete dentro de las cobijas, no digo nada, guardo el máximo silencio que me es posible pues no tengo nada que decir, no hay nada que quiera decir

-Ailey- me tenso al escuchar mi nombre salir de sus labios, sin embargo no respondo- amor sé que estas despierta- me rodea con sus brazos y me obliga a rodar para verlo a su rostro, sus ojos me hipnotizan debido a su brillo y el dolor en pecho crece, pues el brillo no es por mí- No estés enojada mi vida, te amo ¿vale? Debes aprender a dejar de crear historias dentro de tu cabeza. – sonrío sin mostrar mis dientes y asiento, sintiéndome una estúpida por no hacer nada, por no decir lo que verdaderamente siento. Louis se acerca y besa mi frente.

Cierro los ojos y siento las lágrimas bajar por mis ojos de manera silenciosa, sabiendo que la oscuridad me cubrirá, y así me duermo; con el corazón en la garganta y un profundo dolor quemándome por dentro.

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Labios Compartidos. || L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora