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No sé cuantas horas serán de viaje pero muy apenas llevamos algunas dos de camino recorrido.
Desde que le confesé a Justin que es lo que sentía por él no he vuelto a decir palabra alguna. El me pregunta cosas y yo solo puedo asentir o negar. Pero son cosas triviales, creo que ha entendido que no puedo hablar sobre nuestra relación, al menos todavía no.
—Entonces ¿quieres algo de beber, alguna golosina? —le pregunto cuando veo que su mirada se nota cansada a causa del sueño.
Asiente —Por favor, alguna coca cola si tienes, o algún dulce que en verdad me haga despertar.
Quito el cinturón de seguridad y doy media vuelta para buscar mi mochila, donde coloque las cosas que tome de la tienda. La tomo y vuelo a sentarme normal. Coloco la mochila en mis piernas y comienzo a hurgar su contenido.
—Tengo algunos pastelillos de chocolate, unos gomitas acidas y la coca-cola debe de estar por aquí —doy una patada debajo de donde se encuentra el estéreo del coche y un mini refrigerador aparece a la vista, soltando algo de humo por lo frio que esta. Dentro están latas y botellas de coca-cola, también algunas bebidas energizantes como Gatorade y Powerade.
Justin se inclina y toma una lata de coca-cola, se la coloca en la pierna y la abre fácilmente.
Lo miro fijamente, mientras el da algunos tragos a su bebida. Voltea su mirada hacia mí pero no me dice nada. Cuando deja de beber deposita la lata en el porta vasos de la camioneta, que tiene al lado de él.
— ¿Necesitas algo más? — Pregunto.
Niega. —Gracias.
Asiento. Tomo una botella de Gatorade del pequeño frigorífico y bebo de ella un poco.
Después comienzo a pasar las bebidas de mi mochila a este.
—Cuando necesite descansar puedes decírmelo y yo conduciré ¿Vale? —le digo, el vuelve a asentir.
— ¿Te puedo decir algo y no te molestas? —me pregunta después de una rato.
Asiento —Claro.
Giro levemente en mi asiento para verlo.
El ríe levemente un poco.
—Cuando me dejaste sentí la necesidad de matarte. Porque no solo me abandonabas a mí, sino también a mis hermanos que se encariñaron mucho contigo. Te juro que te odie. Pero una vez leí que no puedes odiar a alguien sin antes haberlo amado. Creo que en mi caso gano el amor, por más que quise odiarte no pude. Quería ir a buscarte y gritarte en la cara que eras una traidora y de las peores. Pero sabía que si te tenía en frente de mí no podría decirte nada de esto. Fue lo peor que me pudo pasar y tú fuiste la culpable de todo esto.
No podía creer lo que escuchaba ¿me está diciendo que aún me ama? ¿Qué me odio en ese momento pero ahora ya no lo hace? ¿Qué estaba tratando de decirme con esto?
—Justin —dije tratando de superar el nudo de mi garganta — ¿Qué es lo que quieres darme a entender?
—Que yo también te sigo amando —volteo a verme y tenía una hermosa sonrisa en sus labios
— ¿Esto quiere decir que...? —no me dejo terminar la frase
—Esto quiere decir nada, solo quería que supieras como me sentía
—Entonces, nada entre tú y yo ha cambiado ¿verdad?
Niega —No —dice firme.
No puedo contestarle nada, así que me limito a fijar mi vista al frente, viendo la carretera.
Algunos kilómetros después vemos un pequeño motel. Decidimos pasar la noche ahí. Justin estaciona la camioneta, cuando bajo me voy hacia la cajuela y tomo una maleta de ahí. Con ropa de mujer y de hombre. Seguro nos servirá.
Justin se acerca a mí y toma la maleta de mi mano, rozando levemente sus dedos con los míos enviando corrientes eléctricas a través de mi piel.
Caminamos hacia la recepción y alquilamos una habitación con dos camas.
Al entrar a la habitación, el deja caer la maleta sobre la cama y se dirige al baño. Yo me dedico a inspeccionar el lugar. Veo a través de la ventana y no noto nada sospechoso.
No lo escucho salir del cuarto del baño, por lo tanto cuando siento su respiración en mi espalda me da un escalofrió.
—________—dice y volteo a verlo. Esta tan cerca de mí que al girar mi hombro a tocado su pecho.
— ¿Mande? —logro pronunciar mientras mis vista viaja de sus labios a sus ojos.
No dice nada, en cambio, toma mi rostro entre sus manos y me guía al de el para besarme.
Siento que estoy celebrando el 4 de julio dentro de mí. Mis estomago arde y siento miles de mariposas por la enorme sensación de sentir de nuevo sus labios sobre los míos después de tanto tiempo.
Un gemido escapa de mis labios, entonces él se separa de mí. Nuestros pechos suben y bajan rápidamente por la necesidad de oxigeno que se nos olvidó por completo mientras nos besábamos.
No puedo creerlo, llevo mis dedos a mis labios acariciándolos levemente. Sintiendo aun los labios de Justin sobre los míos y su nariz rosando la mía.
—Lo siento — Justin dice en tono ansioso mientras se revuelve el cabello
—No lo sientas —le digo y doy unos pasos hacia el acortando la distancia entre nosotros. Sonrió—. Mejor disfrútalo.
El ríe conmigo y me toma de la cintura, haciendo que de un salto y enrede mis piernas alrededor de su cadera. Mientras nos besamos. Por segunda vez en esa noche... y no estoy dispuesta contar los besos que siguen después de este.
