Capitulo 7

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  Si alguien me hubiera dicho "Hey ________, aparte de una muy buena asesina eres también una muy buena estafadora" nunca lo hubiese creído. Porque ¡vamos!; mi vida solo se centraba en matar gente. Bueno. No matarla particularmente pero si causarles mucho sufrimiento. Darles un buen susto. Y de momento todo eso cambio. No solo la mato. Ahora también la estafo y tengo que robar a un gran casino en Las Vegas. Es la tontería más grande que en mi vida he escuchado. De verdad.
Sé que mis hermanos saben que soy buena en todo esto. Y sí. Lo sé. Soy buena. He vivido con esto toda mi vida y creo todo el mundo ya lo sabe. En realidad, todo ese mundo que esta alrededor de mí.
Yo quiero olvidarme por completo de esto. Ya no... Es todo tan difícil ahora para mí, es como si alguien me pusiera una pistola en el cráneo y me dijera que tengo que estafar a la gente «Tienes que cobrar venganza». Por favor, esa pendejada de cobrar venganza y que la venganza es un plato que se come frio es totalmente erróneo. No se come frio. Porque al instante en que te vengas, enciendes a alguien en su ira y te regresa el acto. De cualquier manera, el punto de esto es que: la venganza en definitiva, no es un plato que se coma frio. Sin embargo, es una tontería tan grande que no te la crees. Ósea, piensas que no, que nunca podrá pasar. Pero si pasa. Y yo no quiero que pase. No quiero que me sigan pasando ese tipo de cosas porque en verdad ya no lo podría soportar.
Perdí a mi padre y a mi madre en menos de una semana. Y ni siquiera pude asistir a sus funerales porque no nos entregaron sus cuerpos. En realidad. El de mi padre se quedó en la morgue del hospital, pero no pudimos ir por el por qué necesitábamos huir del país. En el caso de mi madre, no sé si quiera en que pedazo de tierra murió. No sé donde es que se volcó la camioneta en la que ella iba. Honestamente no me importaría tanto si solo se hubiese accidentado mi madre, pero ahí también estaba la madre de Justin. Sé que él tal vez entienda, pero sus hermanos no. ¡Por Dios! Son solo unos niños y ellos van a necesitar a sus papas ¡a su mama! Y ya no la tienen. Siento que en parte es mi culpa. Sé que lo es. Aunque trato que todo esté bien de alguna manera no lo está. Joder, no lo está. No es tanto que no lo este, es que, las represalias que hay contra mi familia son como de película. Pero esto no es una película. Ni un libro, ni una serie, no es nada de ficción. Es la vida real. Esto es la vida real.
Siempre hay un momento en la vida en el que te detienes y piensas « ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Qué está pasando» estoy segura que a la mayoría de los jóvenes de mi edad les preocupa que carrera escoger, en que van a trabajar el resto de su vida. Y por el momento su más grande sueño en la vida es: no escoger una carrera de la cual se arrepientan en 30, 20 o 10 años de haber tomado esa decisión. En cambio mi meta en la vida es que no me asesinen en el momento que yo decida ir al centro comercial. O cuando necesite ir a la tienda de la esquina de mi cuadra. Hablando hipotéticamente claro, porque mi casa abarca prácticamente toda la cuadra. Si, hablemos en sentido literal. Pero de cualquier manera quisiera salir a pasear sin tener que preocuparme de que algún enemigo me esté viendo, sin tener que preocuparme por ser el blanco de una mirilla de algún francotirador. Quisiera no tener que huir de ciudad en ciudad, de país en país y hasta de continente solo por miedo a que me maten. Solo tengo 20 años y siento que cargo en mi espalda el peso del mundo. Eso de verdad. Es imposible de lidiar. Esto no tendría por qué pasar y no es como que deba de pasar pronto. No. Es horrible. Es horrible vivir con esa ansia de « ¿y si me matan? ¿Y si me pasa esto? ¿Y si tal vez...?» ¿Y si tal vez... que? ¡¿Y si tal vez maldita sea qué? Todo el mundo está en mi contra en algún momento de mi vida y me siento mal por ello.

Cuando decidí apoyar a Tyler con todos esos pequeños estafadores en el bar acepte, ¿Por qué? Por el simple hecho de que pensé que todo va a estar bien. Yo dije: "Puede ser un juego. Puedo estafar a la gente y sacarle unos cuantos miles de dólares y listo". No sabía que esas personas eran mafiosas. No sabía que esas personas iban a tener los contactos suficientes como para... como para matarme.

Se preguntaran porque estoy diciendo todo esto.
Pero hace un mes llegue a Las Vegas.
Hace una hora atentaron contra mi vida.
Hace cinco minutos... quisieron matar a mis hermanos... a todos.
Y... hace un minuto... que me dispararon en el pecho.

Tengo que recordar utilizar chaleco antibalas la próxima vez, si es que la hay.



|LAS VEGAS NEVADA. HACE UN MES|



— ¿Cuánto tiene usted, señorita Vittori? —me pregunta el crupier.

Carraspeo un poco y sonrió sensualmente.
—Mira por ti mismo —digo y coloco las cartas sobre el tapetillo de la mesa, donde un As salta a la vista de todos.

—Es oficial caballeros, esta noche ha sido la noche de gloria para esta dama —dice el crupier y me pasa mis ganancias —. El juego ha terminado.

Los caballeros que me han acompañado esta noche refunfuñan por su derrota. El crupier asiente hacia m i y se retira.

—Con permiso caballeros, me ha sido un placer pasar esta velada con ustedes.
Les sonrió, me bajo de la silla, tomo mi bolso y camino apresuradamente hacia el elevador del hotel, temiendo que alguno de los sujetos con los que he jugado me reconozca incluso debajo de la peluca roja y los kilos de maquillaje que cargo en el rostro.

—Uno viene detrás de ti —me dice Ryan por el auricular —. Deja que tome el elevador contigo.

No digo nada pero frunzo los labios en negativa.
Llamo al ascensor y segundos después siento una presencia en mi espalda.

—Señorita Vittori, esta noche ha tenido una gran suerte ¿a que si?

Me volteo hacia él. Lo reconozco. Él es un ruso, con un apellido extraño que por el momento no puedo recordar.

Lamo mis labios, pensando en provocarlo y le contesto formando una sonrisa.
—Ya lo creo, pero solo ha sido una racha de suerte. Seguramente pronto terminara.

El ascensor llega. El me señala dándome el paso primero. —Gracias —digo con los dientes apretados.

— ¿A que piso va, señorita? —me pregunta

—Al seis, dile que al seis —me dice mi hermano por el auricular.

—Al seis, por favor. —le sonrió y el presiona ese botón seguido del número siete.
—Estamos hospedados cerca —bromeo con él, pero la tensión que suelto estoy seguro que se puede cortar con un cuchillo. O con la navaja que tengo en mi muslo. Es prácticamente lo mismo.

Las puertas del ascensor se cierran, quedando atrapados en él, solo ese tipo y yo.

—Así es señorita —suelta una risa muy grave, y después me sonríe. Entiendo claramente sus intenciones. Quiere acostarse conmigo.

—En el piso cinco, detienes el elevador y lo asesinas. ¿Entiendes? Después de eso, sales de ahí y subes por las escaleras de emergencia.

Tomo una gran respiración. Los botones de los pisos se iluminan cuando los vamos pasando, apenas el color anaranjado sombre el número 4 y hago como que tropiezo. Recargo mi mano al lado del botón rojo, pero no lo presiono, si lo hago es muy probable que se disparen algunas alarmas y pueda a alertar a otras personas. Lo hare contra reloj.

Trastabillé, dando un paso al frente, el ruso me toma por la cintura y me apega a él.
—Cuidado, muñeca...

—Sí, sí. Es que soy muy torpe.
Bajo la vista levemente y palmo sobre mi pierna. Cuando siento el mango de la navaja, hurgo bajo mi falda y lo saco de su funda.

El ruso esta tan embelesado en mi escote que ni siquiera se ha dado cuenta de mis intenciones.
Cuando reacciono, yo ya tenía la navaja dentro de su abdomen. La saque he hice otro corte cerca del corazón. Para asegurarme de su muerte, saco mi pistola y doy dos tiros en su caja torácica.
Volteo sobre mi hombro, estamos ya en el piso cinco. Guardo mis armas en su escondite. Estoy en el rincón del elevador para cuando las puertas se abren. Tomo mi bolso del suelo que se calló mientras entraba en acción y doy un paso por encima del cuerpo inerte del ruso. Salgo del elevador, al momento que piso la alfombra del piso se cierran las puertas a mis espaldas. Acomodo mi vestido bajándolo un poco. Corro entonces a las escaleras.

Cuando paso por la puerta que da al pasillo del piso seis escucho los gritos pidiendo por una ambulancia. Sonrío. Es demasiado tarde para eso.
Reanudó mi paso hacia la suite donde me hospedo con mis hermanos.
Cuidándome las espaldas todo el tiempo.   


Je ne regrette rienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora