Todo, todo, absolutamente todo se arruino.
Maldita sea la persona que ayudo a Tyler después del navajazo que le di en su abdomen.
Oh Señor, esto se pondrá malditamente interesante.
Es obvio que ya no iremos a Nueva York porque tenemos que regresar para matar a Tyler y a los que están detrás de él. Esto es parte del plan, así fue el plan desde el principio y así va a continuar.Desde entonces he estado haciendo llamadas, necesitamos refuerzos, la mayor cantidad de ellos que podamos conseguir. Pero al parecer nadie quiere apoyarnos porque no tienen la más mínima idea de lo que en realidad pasa y no los culpo por ello. Si alguien llegara y me dijera "préstame a tus hombres" sin darme alguna razón válida de el porque los necesita, es obvio que yo tampoco los prestaría.
Mi última esperanza es Jason, pero no contesta mis llamadas y estoy muy estresada por eso.Mientras vamos de regreso a Las Vegas, ocupo el asiento trasero de la camioneta como mesa de exposición para las pistolas. Las cargo y las descargo. Practico un poco con ellas dando giros a mis muñecas y mis brazos por encima de mi cabeza.
— ¿Tienes arma personal? —le pregunto a Justin cuando cargo la mía y la guardo en la presilla de mi short de mezclilla.
Asiente. —La tengo en la bota de mi tenis.
Frunce el ceño por la luz solar que nos da de frente y de lleno, en la carretera algo desolada. Pero su mirada se ve más dorada que nunca, sus pestañas en un color casi rubio y el miel de sus ojos luce casi dorado. Como un ángel. Probablemente es porque es un ángel. Mi propio y personalizado ángel.— ¿Cómo crees que vaya a salir el golpe? —me pregunta una vez que vuelvo a tomar el asiento de copiloto. Toma mi mano y entrelaza sus dedos con los míos. Acaricio un poco el dorso de su mano con la mía (la que tengo libre) y la llevo a mis labios para darle un beso. El contacto de su tibia y suave piel a mis labios se siente bien, me hace sentir que en verdad estoy viva y que Justin es una razón para dar mi máximo en el golpe decisivo junto a Tyler. Tengo la esperanza que después de todo esto me perdone.
— ¡Oye! —Dice bromeando — soy yo el que debe darte besos en tu manita, no tu a mí.
Entonces lleva mi mano hasta su boca y besa mí el dorso de esta. Después la gira y muerde la palma pálida de mi mano, que está casi incolora debido a los nervios.— ¡Hey! Que salvaje —le arrebato mi mano y me sobo un poco. No me duele ni arde, es solo para agregar un poco de drama.
—Es para marcarte y que siempre tengas para recordarme. —contesta sonriente
Alargo mi brazo hasta su cuello, acariciando su nuca y su corto cabello de esa zona. Justin se estremece al principio por mi contacto pero después se acostumbra y se relaja —Siempre te voy a recordar, Justin. No importa el que. Recuerda eso.
—Yo siempre me acuerdo de ti, _______. Así que creo que siempre me voy a recordar que tú me dijiste que siempre me ibas a recordar.
Reí mientras asentía. —Vale, quede un poco confundida pero creo que eso está bien para mí.
— ¿Qué es algo que creas que nunca vayas a olvidar? —dice de repente.
Quito mi mano de su cuello y frunzo el ceño, me siento más recta en el asiento y entrelazo mis manos en el regazo pensando en la respuesta a su pregunta. Que verdaderamente me ha tomado desprevenida.
Solté la respiración cuando ni yo misma sabía que la había está conteniendo.—________...
Insistió Justin. Pero eran demasiadas las cosas que yo podría decirle que nunca iba a olvidar.—No lo sé Justin... creo que es una pregunta difícil. Bueno, en si no la pregunta pero si la respuesta. ¿Por dónde empezar? Bien veamos, primero que nada esta la primera vez que mate a una persona aun siendo una niña, mi primer secuestro, el segundo, cuando fuimos novios, cuando me dejaste y llore hasta quedar roja como un tomate y completamente deshidratada, nuestro viaje a Paris. Hubo una vez que asalte un banco en Brasil (debo de admitir que eso fue jodidamente genial). La primera vez que asistí a un golpe. Cuando me dijeron que habías sido secuestrado, cuando te encontramos y estabas todo golpeado y sucio. El tercer secuestro, incluida la viola- mhm, lo que me hicieron, ya sabes. Pero lo nunca, nunca, nunca de los nuncas voy a olvidar es cuando Ethan se murió entre mis brazos y no puede hacer nada para evitarlo. Eso y la vez que mate a mi hermana.