Capitulo 6

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  Ryan iba a mi lado.
Los hombres de Tyler se acoplaron rápidamente al plan y se extendieron por todos los lugares de la bodega apenas entramos. Nosotros estábamos al centro. En una formación de dos líneas. No se escuchaba ruido alguno de nuestros pasos. Nos movíamos con agilidad.
Ryan señalo una puerta y en un susurro dijo que ahí era el centro de operaciones.
La fila que mi hermano lideraba se apegó a la pared del lado derecho de la puerta, mientras que yo y los que me seguían, nos recargamos en la pared del lado izquierdo.

Steffan vio su reloj y después me dijo:
—Deben de estar en la reunión ahora mismo. ¿Estas lista? A partir de ahora, la misión es tuya.

Asentí y coloque el silenciador a mi arma.
Suspire —Estoy lista.

Ettore dio un paso hacia el frente y se colocó delante de la puerta. La abrió con una patada y entro al lugar con su arma a la altura de sus hombros. Entre justo a sus espaldas.
Reconocí a Akira, estaba al centro de la habitación. Su pecho subía y bajaba notablemente. Era claro que la sorpresa le había alterado la respiración.

— ¿Quiénes son ustedes? —dijo el con un apenas entendible inglés.

—Soy ________ Costanzzaro, Akira ¿te acuerdas de mí?

—N-o

— ¡Mientes! —le grite. Carraspee un poco para calmarme — ¿Cómo no te vas a acordar mí? Si hasta me quisiste matar.

—Lo lamento señorita. No sé quién es usted.

—Vamos. Sé que sabes quién soy yo.

Akira paso saliva nerviosamente.

—Lo siento, __________. Yo no estaba en mis cabales en esos momentos.

Sonreí altaneramente. —Vaya, ahora si me recuerdas.

—________ ¿Qué planeas hacer?

—Matarte... así como tú mataste a Ethan creyendo que era mi hermano.

—_______ yo...
Fueron sus últimas palabras.

Levante rápido mi pistola y le di dos tiros en el pecho. Justo en el corazón. Otro en el abdomen. El ultimo. En la frente.
Mientras sus guardaespaldas se atrevían a atacar. Mis hermanos y Justin los mataron.

Temblé un momento antes de bajar las manos y guardar el arma entre la cintura de mi pantalón y mi pelvis.
Alguien coloca sus manos sobre mis hombros y me invita a relajarme.
Es Justin. Porque después, acaricia levemente la línea de mi cuello con su nariz. Deja un beso ahí y me abraza, pasando las manos sobre mi abdomen mientras entierra su nariz en el hueco de mi cuello.

— ¿Estas bien? — me pregunta.

Asiento. La respiración que la suelta, se divide en el hueso de mi hombro y viaja hacia mi pecho y espalda. Tranquilizándome por completo.

—Vámonos. —me dice. Entrelaza sus dedos con los míos cuando me toma de la mano.

Salimos de la bodega. En mi mente viajan los recuerdos de cuando Ethan estaba vivo y mientras lo veía morir entre mis brazos. Suspire tratando de apartar esas imágenes de mi mente y las lágrimas que amenazaban con salir. «Tranquila ________, tranquila» me dije mentalmente. Todo está bien. La muerte de Ethan ha quedado saldada. Ya no le debes nada a nadie y no tienes que cobrarle nada a nadie.
Todo está bien. Ahora todo está bien...
Pero al fin de cuentas, yo sabía que no.
Eso de la venganza solo trae más venganza. Eso lo aprendí con el paso del tiempo.

Justin tenía su mano derecha recargada en mi pierna, mientras que con la izquierda dirigía el volante del coche. Yo acariciaba sus brazo mientras el daba leves golpecitos con sus dedos en mi muslo.

—Te amo —le dije de la nada.

Rápidamente giro a verme, pero después volvió su vista a la carretera.
Lo escuche sonreír. —Yo también te amo.

—De verdad, Justin, te amo.

—De verdad, ______, te amo.

Me inclino un poco y le doy un beso en la mejilla.

— ¿Estas bien, ______? Actúas más cariñosa de lo normal. —bromea él.

—Tonto —le digo riendo

—Sí, pero soy tu tonto. —levanta su mano de mi pierna y busca la mía. Entrelaza nuestros dedos, juntando ambas palmas, después la sube a la altura de sus labios y besa el dorso de mi mano.

—Irnos a Roma —digo de repente —. ¿Te parece bien?

— ¿A qué viene esto? —me pregunta viéndome directamente a los ojos. El semáforo marca alto, así que puede hacerlo con comodidad.

—Tengo miedo de que alguien ajeno se altere de lo de Akira.

—_______ todo saldrá bien.

—Eso espero...

Lo único que se escuchó después de mis palabras fue el rechinido de las llantas contra la acera.
Justin no dijo nada más después de eso. Pensé que iríamos a casa. Reaccione cuando vi que el letrero de identificación de las carreteras marcaba una interestatal completamente diferente a la que debíamos de tomar.

— ¿A dónde vamos? —le pregunte a Justin

—A San Diego.

— ¿Por qué?

—Esa es solo una parada _____, a partir de ahora viviremos en Las Vegas

¡¿Qué?! ¿En Las Vegas? ¿Cuándo decidió eso?

— ¿Por qué no me lo dijiste antes, Justin? Esto es muy repentino

—Yo tampoco lo sabía _______. Steffan me dijo hoy, antes de que el golpe iniciara.

— ¿Pero qué? ¿Por qué? Justin...

—Shawty. Lamento que esto tenga que ser así, y no tomemos en cuenta tu opinión.

— ¿Tomemos? ¿Me estas queriendo decir que tú ya sabias de esto?

Asiente. Noto como su mandíbula se tensa.

— ¿Desde cuándo?

—Lo estábamos planeando desde hace tiempo. Cuando tus hermanos supieron que tu fase estafadora estaba cerca, dijeron que tal vez Las Vegas sería el mejor lugar...

— ¿Para qué? ¿Para estafar a la gente?

—En parte si...

— ¿En parte? ¿Cuál es el resto de la historia?

—Akira tenía muchas acciones en un casino de Las Vegas. El plan de tus hermanos es que vayas., juegues y los lleve a la quiebra.

—Justin, yo no quiero ser ese tipo de personas. Ya no más.

—Lo sé, lo lamento. —me dice buscando mi mano. Cuando ha dado con ella, la aparto.

—Si lo lamentaras, no hubieses secundado esta idea estúpida de mis hermanos.

Se detiene para cambiar la carretera en la que vamos. En un movimiento rápido, me quito el cinturón de seguridad y bajo del coche. Solo bastaron segundos para escuchar la puerta de Justin cerrarse y escuchar sus pasos detrás de los míos.

—Vuelve al coche.

—No.

—_______, entra al coche.

—No, Justin. No quiero seguir recibiendo órdenes. ¡No! ¡Ya no más!

Dejo de correr. Siento mis pulmones arder por el esfuerzo. Siento que el aire no me alcanza y no he podido respirar lo suficiente.

Justin me rodea y se para delante de mí.

—Lo siento ________. De verdad lo siento.

Con sus pulgares me limpia las lágrimas que han comenzado a bajar de mis mejillas.
Lo abrazo con fuerza.

—Te amo. Perdón.

Me beso en los labios. Después la frente.

—Vamos al coche. —volvió a pedirme. Esta vez accedí.  


Je ne regrette rienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora