— Ha venido a verte, ¿no es así? —preguntó César mientras que acomodábamos mi cama para poder dormir.
Después de ver a Oliver, cuando volví a subir todos estaban jugando a un juego de cantar. Descubrí que a Eva se le daba genial y como si no hubiese pasado nada, me acople y jugué con ellos.
— Sí —respondí fría.
Ambos nos acostamos y dejamos un considerable espacio entre los dos.
— Le sigues amando.
— Creo que sí —le di la espalda y espere a su respuesta.
— ¿Eso significa que no tengo oportunidad contigo? —volvió a preguntar.
— No lo sé, aún no lo sé —cerré los ojos con fuerza.
Le estaba haciendo daño y mucho. Pero no sabía qué hacer.
— Buenas noches Sarah —note cómo se movía.
— Buenas noches.
Dejando de apretar los ojos, me dejé llevar por el sueño de Morfeo.
***
— ¡Sarah! ¡Papi! —gritó la niña dando saltos en mi cama.
Estire los brazos y abrí los ojos.
Eva llevaba en la mano un micrófono de Pepa Pig y una Barbie princesa.
— ¡Qué increíble lo que te ha traído Papá Noel! —sonreí y cogí a la niña en brazos.
Ella me enseñó su nueva muñeca mientras que yo observaba sus facciones.
La pequeña era eso, pequeña. No me dejaba de decir que iba a cambiarla de vestidos y le iba a presentar a sus otros muñecos.
Entonces César despertó y miró a su hija. Ella saltó hacia él.
— ¡Papi! ¡Mira lo que me ha traído Papá Noel! —exclamó emocionada. El joven miró los regalos con atención y miró a su hija.
— ¿Era esto lo que querías? —preguntó. Ella asintió. Él la abrazó y le dio un gran beso en su mejilla.
— ¡Ya está el desayuno! —gritó mi hermana desde la sala de estar.
Eva salió corriendo de la habitación y César tras ella. Yo me volví a tumbar en la cama y suspire.
Cuando entré en el salón, vi a todos en la mesa tomando chocolate caliente con churros.
Me senté en una silla y comencé a desayunar.
— Vale, ahora toca los regalos de los adultos —dijo Lauren emocionada.
Cogió dos cajas y una se la entregó a César y otra a mí.
Observé por un momento el envoltorio y luego lo abrí. Dentro había un colgante de oro con mi nombre. Lo saqué con delicadeza y me lo puse. Me acerqué a mi hermana y la abracé con fuerza.
— Me encanta, lo llevaré siempre —dije evitando que me salieran más lágrimas. Corriendo me la limpié y miré el regalo de César: un bolígrafo de marca con su nombre puesto.
— Muchísimas gracias, Lauren —dijo él, agradecido.
— Es mi turno —dije. Entonces, saqué de la bolsa que llevaba una caja y un sobre.— Toma, Lauren —le entregué la cajita. Ella me sonrió y la abrió. Empezó a llorar y sacó la pulsera de perlas con dos muñequitos.— Está soy yo y este tú futuro bebé.
— Te quiero —me abrazó tan fuerte que reparó todos mis males.
— Y esto es para ti —me senté encima de Cesar y le entregué el sobre. Sorprendido, leyó lo que contenía.
— ¿Me tengo que ir de viaje? —preguntó algo sorprendido.
— Con quién quieras y a dónde quieras —afirme con una pequeña sonrisa en el rostro.
Él se acercó a mí y me abrazó fuertemente.
— Gracias, Sarah.
Después se separó y fue a la habitación. Volvió con una bolsa y una caja.
La bolsa se la dio a Lauren que se sorprendió al ver un pañuelo de su marca favorita, Chanel.
Luego vino hasta mí y se sentó en una silla. Me cogió del brazo y eso provocó que me sentará encima de él.
— Lo que contiene está caja —empezó a explicar.— Es muy importante para mí. Sé que apenas nos conocemos y que todavía necesitas pensar en muchas cosas, pero realmente has conseguido ser una buena causa en mi vida y en la de mi hija Eva —la niña sonrió.— Pienso que es pronto para que te decidas, pero no puedo esperar más y siendo honesto conmigo mismo, creo que eres la mujer de mi vida. Esa mujer con la que soñé en otras vidas. Sarah White, ¿quieres casarte conmigo? Prometo cuidarte así cómo tú me lo permitas y formar una bonita familia juntos.
Mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar todo eso.
Era lo más bonito que me habían dicho en estos últimos meses.
Él cogió mi mano y me puso el anillo. Lo miré un instante y sin saber qué decir, le di un pequeño beso en los labiso.
— Gracias César —dije sonriendo. Él me cogió en brazos y me abrazó. Sin esperar eso, grité de sorpresa.
— ¡Sarah será mi mamá! —dijo Eva. Mi hermana sonrió y la cogió en brazos. César acercó su cara a mi oído y lo beso.
— Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo —dijo y yo sonreí tímida aunque en realidad, tenía mucho miedo.
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Mi Historia
Teen FictionTodo no es blanco o negro. A veces solo es un tono gris que sabe cómo manterse en el sitio correcto. Descubre la historia de Sarah White, una adolescente que proviene de una familia destruida y como su paso por la universidad le cambia la vida. Más...