Capítulo 21

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Febrero. Todo había pasado muy rápido.

Después de fin de año me mudé con Oliver a la casa de sus padres.

Mi relación con él era como una montaña rusa. A veces teníamos nuestros momentos y era un poco angustioso vivir con una persona que tenía un temperamento parecido al tuyo. Pero estaba segura de que a pesar de todas nuestras diversidades, nos amábamos muchísimo.

América y mi hermana se quedaron en mi casa. Les iba genial. Mi hermana decidió trasladar su trabajo aquí y sabía iba a tener gemelos: Diana y Lillian.

César ya no volvió a aparecer por mi vida y más sabiendo que tendría un hijo con un chico que no era él.

La universidad se enteró de mi estado y me propusieron hacer los exámenes finales si estudiaba en casa mientras que reposaba para poder graduarme.

Mi pequeño bebé ya tenía dos meses y medio. Iba creciendo a un ritmo normal y ya se notaba un bulto en la tripa.

— ¡Sarah! —me llamó Oliver desde el piso de abajo.— Tenemos que irnos, sino no vamos a llegar a la cita.

Hoy teníamos visita con el doctor Jonson.

Al principio a Oliver no le cayó muy bien y pidió que nos cambiasen a otro ginecólogo, pero luego se acabaron llevando muy bien.

Bajé agarrándome de la barandilla con cuidado de no tropezar y caer.

Cogí mi abrigo del perchero y me lo puse.

Apareció Roy en la sala y sonrió muy alegremente.

— Si hoy podéis saber el sexo del bebé, haremos una fiesta en honor a mi primer nieto —dijo muy entusiasmado.

Cuando se enteró de que iba a ser abuelo, se le saltaron las lágrimas y luego le echó una pequeña charla a Oliver de porqué no se había puestro protección.

— Haremos lo que quieras, papá —contestó Oliver.

Me cogió de la mano y luego salimos al frío día.

***

Entramos al hospital y directamente nos dirigimos a la planta de maternidad.

Allí, en recepción, anuncié nuestra llegada.

Después nos sentamos en la sala de espera.

Vi que Oliver no podía dejar de mover la pierna. Entonces le cogí de la mano y le dediqué una dulce sonrisa.

— ¿Cómo llamaremos al bebé si es niño? —preguntó con cierta emoción.

— Me gustaría llamarlo Christian como mi hermano. Es muy especial para mí —contesté nostálgica.

Oliver me acercó a él y me besó en el pelo.

— Me parece perfecto. Y si es niña, se llamará Charlotte como mi abuela —mi sonrisa volvió a mi rostro.

De repente, la puerta de la consulta de mi doctor se abrió.

Un hombre rubio y de ojos verdes salió. Todas las mujeres de la sala, que eran pocas, pusieron toda su atención en él. Tenía que admitir que era bastante atractivo.

— Sarah White —levanté la mano y él me sonrió.— Pasen, por favor.

Oliver me cogió de la mano y nos metimos en el mundo de nuestro bebé.

El doctor Jonson me obligó a tumbarme en la camilla, ya que veríamos qué tal iba nuestro pequeño garbanzo.

Oliver se puso a mi lado y me volvió a coger la mano, pero esta vez apretándola muy fuerte.

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