Capítulo 2

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Corriendo, llamé a la puerta del aula. Mi primer día y ya llegaba tarde a mi segunda clase.

Jackson y yo nos confundimos de área, y tuvimos que correr hacía la otra punta de la universidad.

Al entrar, todo el mundo estaba atento a la gigante pantalla dónde había un documental. Nadie se inmutó en girar el cuello, cosa que me alegró.

Rápidamente me senté en uno de los asientos que había atrás y escuché el documental.

Cuando ya quedaba media hora de documental, me empezaron a llegar papelitos.

Miré a mi alrededor, intentando ver quién me estaba mirando y quién no.

Me sorprendí al ver que era Oliver.

¿Él en esta clase? Me descolocó por completo. Intentaba dar una imagen que no era la correspondiente. Puse los ojos en blanco.

Entonces, me percaté de que se acercaba. Me puse tensa al instante. ¿Se volvería a meter conmigo? Seguramente, ya no lo dudaba.

Se sentó a mí lado y me empezó a mirar. Después me dedicó una sonrisa totalmente falsa.

— Con que a la niñita mal hablada le gusta la literatura... Sinceramente, no me lo esperaba —comentó.

— Yo tampoco me lo esperaba de ti y tengo nombre —contesté poniendo los ojos en blanco.

— Creo que no nos esperamos nada el uno del otro —empezó a decir con un tono de diversión.— Prefiero llamarte a mi manera.

— ¿Por qué te dé la gana? Ni de coña.

— Bueno, bueno, ya empiezas a soltarte —dijo entre carcajadas.

Levanté la mirada en busca del profesor y vi que seguía atentamente la grabación que había puesto.

— Llámame Sarah y punto —le respondí secante.

— Sarah, que nombre más interesante. ¿Te gustaría venir a una fiesta está noche? —dijo con un tono menos elevado.

— ¿Por qué tendría que ir a una fiesta contigo? Ni si quiera te conozco.

— Te gustará conocerme, y seguramente acabemos llevándonos bien —me respondió muy confiado.

Lo miré fijamente. La verdad es que sus ojos azules y su pelo castaño eran la combinación perfecta de lo que cualquier chica querría tener cómo amigo.

— ¿Dónde es la fiesta? —le pregunté. Él me miro extrañado. No sé esperaba mi respuesta. Me daba la sensación de que me estaba desafiando.

— En la casa de la fraternidad de los tíos que juegan al fútbol americano —contestó.

En ese mismo instante sonó el timbre.

— Supongo que nos veremos allí —le dije mientras que me levantaba.

Después salí de clase y mi dirigí hacia el Mini de Mare.

Al llegar, vi que estaba esperándome en el coche. Parecía muy contenta.

Saludé a mi mejor amiga y me monté en el coche.

— Hoy tengo una fiesta, no me esperes despierta —le dije con un poco de temor.

— Yo tengo una cita y creo que me va a ir bien.

— Te deseo mucha suerte, amiga —ella arrancó el coche y nos embarcamos en un viaje hasta nuestro piso.

***

La alarma de mi móvil me despertó.
Eran las ocho y media.

Me levanté y corriendo me vestí; me puse un vestido negro ajustado de tubo con mis tacones blancos. Después me solté el pelo y me pinté los ojos junto con los labios de un color rojizo.

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