Cada cosa en el mundo tiene su lógica. Las calles tienen su lógica propia. Los tomates y los gatos también. Mi lógica es un poco gris, un poco nocturna. Es una lógica con techos, lluvia, una lata vacía de cerveza trip trip trip, qué cosa tan seria y un poco de soledad y whisky. En el fondo toda lógica es solitaria y sobre todo la de los gatos. En realidad un gato no vive su propia vida. Un gato vive la vida de la ciudad. La lógica del gatos es de la calle, de la sangre, de la basura y la mierda trip trip trip. Una lógica jodida, puta mierda. Para ser gato hay primero que comprender la lógica de los árboles, que si es un árbol triste o un árbol alegre, que si es un árbol donde se mean los perros o donde se besan un hombre y una mujer. De todos modos es un asunto complejo. La lógica, mi lógica, la de Pink Tomate es salir en las noches y decir mierda el mundo lo hago yo, yo soy el rey de la noche, yo puedo andar por encima de toda la mierda de las calles y al mismo tiempo comer mierda. Mi lógica es vagabundear por los techos y decir trip trip trip soy el dueño de mi pequeña soledad alquilada, qué cosa tan seria, es sentir la lluvia en mi rostro, es ser la lluvia, ser la desolación, ser el viento nocturno, ser la contaminación, ser una botella de whisky, ser las nueve de la noche, ser un árbol, un pez, un plato de arroz, el humo azul de un cigarrillo, ser el olor de esas mujeres que van a los bares y dicen vamos o no vamos, ser su boca, sus dientes, sus nalgas, sus manos trip trip trip, vamos o no vamos.
Whisky
Mierda. La lógica del whisky es cosa seria. Ante todo hay que tener un estado de ánimo de desolación. Los gatos no sentimos con el corazón. Sentimos con el hígado. Le digo a Lerner que nosotros los gatos somos puro hígado y Lerner me responde, claro Pink, los gatos somos puro hígado. Hígado es un día de lluvia. Hígado es la lluvia que moja las calles. Hígado es el sonido de la lluvia sobre los techos de los autos. Hígado es tener en el cuerpo la sensación de una pistola que dispara palabras tristes de aquí para allá trip trip trip, de los bigotes a las patas, de las patas a los ojos, de los ojos a la espuma sucia de los días, qué cosa tan jodida. Por eso para soportar el hígado lo mejor es el whisky. Whisky es la ciudad vuelta mierda. Whisky es no saber dónde uno se muere, tal vez en un techo, en un bote de la basura, en medio de una balacera en la puerta de un bar, debajo de un puente. Whisky es no saber si se muere envenenado por el olor de la ciudad, por el olor de las mujeres, de los árboles, de los autos, de las botellas, de la mierda trip trip trip. Whisky es morir una noche con un poco de alcohol en la sangre, con un poco de lluvia entre las manos, con un poco de silencio. Morir con dinamita en la sangre. En los ojos, en las palabras. Whisky es saber que los días se apagan debajo de la lluvia, debajo de las hojas secas y no hay nada que nosotros podamos hacer, puta mierda trip trip trip. Whisky es ahogarse en los sudores de la ciudad en una noche violenta y caliente. Ahogarse en las luces de neón, en las vitrinas que exhiben los últimos cucos rosados en promoción con estampados de maripositas perfecticas, en la música que sale de los bares, be happy no worry trip trip trip, qué cosa tan seria, en el fragor de las peleas de los bares, su madre, la suya guevón, mierda. Whisky es pasar los días con un poco de flores diminutas que se marchitan en la mitad del jardín sangriento que llevamos sembrado en la mitad de los huesos, be happy no worry, qué cosa tan jodida trip trip trip, vamos o no vamos.
Vodka
Un asiento negro. Un ventilador. Un cenicero. Humo azul. Vodka. Qué cosa tan jodida. Una pistola recién cargada. Hielo. El vodka está en otra parte. El mundo está en otra parte. La tristeza no está aquí. La tristeza está en la copa de los árboles. Por eso todas las mañanas subimos con Lerner y bebemos el veneno de los días en las copas de los árboles y nos embriagamos y entonces le digo a Lerner puta vida Pink vamos trip trip trip. El silencio está en otra parte. Se encuentra debajo de los vasos llenos de vodka, debajo del humo azul, debajo de los labios rojos, rotos, carnosos y animales que fabrican palabritas que salen una por una y caen sobre la mesa vamos o no vamos trip trip, qué cosa tan seria, debajo de las nalgas, de las tetas, de las manos vamos o no vamos, debajo de la noche. Vodka. Lluvia. Vamos o no vamos. Lluvia. Vodka. Vamos o no vamos, tú dices sí, yo digo no trip trip trip. La misma situación. El vodka está en otra parte. Tú dices vodka, yo digo vodka. Vamos o no vamos trip trip trip, qué cosa tan jodida.
Cerveza
Tres de la tarde. Cuatro de la tarde. Cinco de la tarde. Tarde. Sol trip trip trip vamos o no vamos. Un litro de cerveza para pasar la tarde, para simular la espuma de los días con la espuma que se escurre por el vaso, por los dedos, por la mesa, la calle, los labios de las mujeres, por las paredes, las ventanas y las puertas y las nubes. La cerveza es el olor, ese olor que se pega a las horas, tres de la tarde, cuatro de la tarde, cinco de la tarde, tarde, el olor de la tarde trip trip trip vamos o no vamos, qué cosa tan seria. Cielo azul. Cielo limpio. Cielo. Edificios. Cuerpos que pasan abaleados por la espuma negra de los días. Cuerpos que se diluyen en un sorbo de luz. Cuerpos que pasan uno tras otro con su olor a hierba seca, a cigarrillo rubio, a yegua, a parque lleno de hojas secas. Cuerpos. Cerveza. Cuerpos con pequeñas lluviecitas diseminadas un poco en las nalgas, un poco en las tetas, un poco en los pies. Cuerpos que pasan uno tras otro con la tarde, tres de la tarde, cuatro de la tarde, cinco de la tarde. Nubes, palomas. Mayo. Junio, un semáforo en amarillo y un plato de arroz y una cerveza vamos o no vamos trip trip trip, qué cosa tan jodida.