CAPÍTULO 01

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 - La corte declara al acusado culpable. De prostitución a menores de dieciocho y menores de treinta - dijo el juez mientras el acusado entraba en pánico. Lo percibía en sus ojos - Será condenado a cadena perpetua - dijo una vez más sentenciando toda su vida a la cárcel al padre de mi mejor amigo Henry Strait, el que me secuestró y me mantuvo como una prostituta en las calles más oscuras de París y así fue cómo sonó el martillo de madera sobre la mesa y sentí el alma volver a mi cuerpo. Una sensación de alegría, paz y tranquilidad invadió mi cuerpo profundamente.

Lágrimas de alegría recorrían mis mejillas mientras saltaba del banco y abrazaba a Henry fuertemente y él también lloraba de alegría y felicidad junto a mí. Su padre lo obligó a hacer el mismo trabajo que yo, sólo que administraba a todas las chicas que se metían con desconocidos en su cama y cobrara él mismo. Entonces, él sentía el mismo dolor que yo sentía cada vez que un hombre me tocaba.

Salimos de la corte y todas las chicas se abrazaban junto a sus familias y llegaron todas a abrazarme mientras los sollozos y lágrimas se hicieron presentes formando un coro de felicidad.

- No sabes cuánto te lo agradecemos - dijo Shopia, una chica de cabellos oscuros - Te debemos la vida por esto - vino y me abrazó fuertemente mientras las demás se unían a nuestro abrazo.

Los padres se acercaban a mí con el mismo rostro de tranquilidad de volver a tener a sus hijas de vuelta a casa y yo estaba tan desesperada por llegar a la mía, lo bueno es que será una sorpresa. Nadie lo sabe, nadie sabía de mi durante... Tres años.

Que son los tres años más largos, como un infierno interminable, como un callejón sin salida un poco donde me hundía y me ahogaba. Pero busqué la solución y estoy viva y soy... Libre por fin.

 Reconstruiré mi vida con mi familia y mis amigos... Y sobre todo con Kendall. Un retorcijo en mi estómago me invadió y mi lengua empezaba a picar de la emoción y una sonrisa inesperada invadió mi rostro. Lo volvería a ver, a Kendall... Al amor de mi vida.

Mis ojos se invadieron de lágrimas cuando llegamos junto a Henry al aeropuerto de París. Y él me miró con la misma expresión que yo... Por fin somos libres, libres de andar por las calles y reír como cualquier persona normal y no sólo estar con el corazón en la garganta esperando a otra persona que esté en tu cama.

Recuerdo todos los días de tortura y cuándo el hombre salía y pagaba Henry entraba corriendo a mi habitación y me consolaba mientras yo lloraba de pánico y angustia. Él ahora me conocía más que nunca, me conocía de pies a cabeza, mis expresiones y mis enojos. Y fue mi ángel que me salvó en toda la tortura.

Él rodeo su brazo en mi hombro cómo solía hacerlo siempre y fuimos a las taquillas para sacar el boleto... El boleto de ida a California.

- Hola - dije a la asistente que se encontraba frente a la computadora - Dos boletos para California por favor - dije mientras las manos me temblaban de felicidad y ansiedad. Ella solo tardó unos tres minutos y le entregué mi tarjeta de crédito. Hice todos los trámites y por fin me dio esos boletos que esperé durante tres años completos.

- Es hora - dijo mientras apretaba mi hombro - ¿Estás segura de que valla contigo? - lo miré incrédula.

- Irás conmigo aunque no quieras Henry Strait - dije segura - Tú me salvaste de todo esto y no sabes cuánto te lo agradezco. No sé cómo agradecerte - mis ojos se empañaban en lágrimas mientras él me abrazaba con sus fuertes brazos y clavaron un beso en mi cabeza.

- Y tú me salvaste a mí ______ - el abrazo no se rompía - Y no sabes cuánto te agradezco de que estuvieras conmigo...

- Pasajeros. El vuelo para California está por salir en la cabina número ochenta y ocho - mi corazón empezó a palpitar fuertemente mientras Henry ponía su brazo en mi hombro nuevamente y nos dirigíamos a nuestro vuelo. A nuestra salida de la tortura. Abordamos el avión y Henry tenía una sonrisa que no se la borraba nadie, luego siguió un bostezo y en menos de unos minutos quedé dormida en los brazos de Henry mientras él se quedaba dormido y me abrazaba.

Remember Me (Kendall Schmidt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora