Remember Me (Kendall Schmidt)

CAPÍTULO 08

   

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Paró su motocicleta mientras a duras penas despegaba mis brazos de su cintura, pero traté de ocultar todos los sentimientos que se esparcían en mi interior desesperadamente, como un remolino de sensaciones de tristeza, dolor, angustia pero lo más raro es que participaba la felicidad. ¿La felicidad? Sí, la felicidad de estar con él justo en este momento, y la nostalgia y el sufrimiento de que tenga novia a la que supuestamente ama.

Me ayudó a bajar y su mirada chocó con la mía haciendo que mirara hacia el suelo y que mis mejillas se calentaran. Pude sentir su sonrisa en su rostro.

- ¿No te hice daño? ¿Te encuentras bien? – cuestiono.

Su preocupación era notable en su voz mientras evaluaba mis piernas que parecían que tener unos pequeños raspones y me salió una voz vacilante en respuesta.

- Sí, estoy bien – respondí.

Me limité a responder y sin decir más entramos al lugar rustico de pizzas, nos sentamos en una mesa con un mantel a cuadros y se acercó la joven mesera que miraba con mucha atención a Kendall y se ruborizaba cuando la miraba. Agh repugnante.

Al instante me reproché de mis celos inoportunos, ya que él y yo no éramos... Nada. Kendall la seguí mirando y le enseñó su sonrisa "Rompecorazones", puse mis ojos en blanco y con una voz autoritaria me dirigí a la zorr* que quería comerse con la mirada a Kendall, lo hacía por mis celos. Pero lo cubriría por la plástica de su novia como excusa.

- Queremos una pizza grande de queso fundido y tomate, con queso extra. Dos coca-cola con mucho hielo, unos palillos y servilletas - ordene.

Mi voz sonó ronca y con un poco de frustración en la misma, la chica rompió su hechizo y me miró avergonzada. Le disparé una sonrisa totalmente falsa y ella prácticamente se fue corriendo hacia la cocina para que nos traigan la pizza.

- ¿Qué fue eso ______? ¿Una escena de celos? – pregunto.

Sus cejas bajaron y subieron rápidamente mientras levantaba mis cejas y bufaba de frustración.

- No lo sé, ¿habría que recordarte que tienes novia en estos momentos y ella no está aquí? – respondí.

Él me miró atento tratando de descifrar en mi mirada mientras analizaba mi mirada. Rogaba a Dios que no lo descubriera a mis celos que se escondían en lo profundo de mis ojos.

- No será necesario... - dijo.

Su voz sonaba algo cansada recordando algo que sólo él puede saber. Al cabo de unos pocos minutos la mesera no miró a ninguno de los dos y dejó lo que pedimos en la mesa de madera junto a nuestras coca-colas y servilletas a nuestros costados. Y sin decir nada más la chica se fue.

La cena había salido estupenda, todo fue tranquilidad y paz. Él me llevó a mi casa de vuelta en su motocicleta y cuando me dejó en la acera de mi casa me miró fijamente a los ojos. Por un segundo me sentí atrapada por su penetrante mirada tratando de entrar en mí. Pero rompí el contacto visual, que hacía que mis entrañas se revolvieran de tan solo verlo y mi corazón se desenfrenara amenazando en salirse de mi pecho.

- Gracias por invitar la cena Kendall- fue lo único que pude decir.

Jugaba con mis dedos nerviosa, sintiéndome como una niña pequeña. Él sonrió y se acercó a mí.

- Te mereces todo ______ - dijo.

Su comentario hizo que los vasos sanguíneos de mis poros se dilataran haciéndome ruborizar y de seguro que mis mejillas tomaran un color carmín, y sin decir más se acercó y plantó un beso duradero en la comisura de mis labios.

Entré a mi casa sintiéndome una pequeña niña de diez años con mariposas en el estómago y sus mejillas a punto de estallar del color, reí como una tonta y luego de eso, me deslicé en la puerta hasta quedar sentada mientras esa sonrisa no se borraba de mi cara. Por más de que tenga una novia, él me iba a seguir gustando tal como es.

Miré el reloj y eran la una de la mañana pasadas. Y decidí ir a la cama a dormir después de media hora ya que Henry no llegaba de "las copas" con sus amigos.

Bufé del cansancio mientras iba al baño y me echaba agua fría en la cara, acomodé nuevamente el moño puse mi pijama improvisado, una remera gigante y me fui a dormir tranquila y con la felicidad que se expandía en mi cuerpo...