Piloto

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Derek se despierta jadeando en plena oscuridad. No despierta por un mal sueño, tampoco uno bueno... despierta por el dolor que ha aparecido repentinamente por todo su cuerpo. Nota que sus huesos chirrían e incluso se quiebran. Intenta levantarse pero cae al suelo jadeando tras escuchar un "crack" que tras comprobar con la mirada, vio que era de uno de sus fémures. Aulló del dolor y miró a su alrededor aturdido y también aterrado. Pero no había nada. Ni nadie. ¿Entonces quién le estaba atacando?

Comenzó a arrastrarse por el suelo para llegar a la mesita y coger el teléfono. Su piel comenzó a arder y un intenso dolor en la cabeza hizo que volviera a gritar atormentado. Notó cómo su mandíbula se resquebrajaba y cambiaba de forma y cuando alzó la mano para coger su móvil vio con horror cómo su piel desaparecía para cubrirse de pelo y los huesos de su mano disminuían de tamaño con terribles dolores.

Volvió a gritar, y su voz terminó siendo un aullido lastimero y aterrorizado. Después, todo se volvió negro y oscuridad.

***

Unos ojos verdes se abrieron de golpe. Pero esos ojos eran distintos, eran completamente animales. Miraron alrededor asustados, encontrándose con la luz del amanecer colándose por el gran ventanal del loft en el que vivía. Un suspiro de alivio se dejó escuchar entre esas paredes de cemento descubierto, pero cuando miraron hacia abajo, se encontraron con unas patas completamente cubiertas de pelaje negro, en forma de patas animales.

El animal corrió hacia el espejo del salón y gimoteó como un perro herido y asustado al ver su reflejo. Un lobo completo le devolvía la mirada. Estaba completamente transformado, y no lograba entender nada. Pensó con todas sus fuerzas en su cuerpo humano, intentando así recuperarlo, pero nada cambió cuando volvió a mirar su reflejo. Volvió de nuevo hacia su cama, para coger el teléfono que durante la noche no había logrado llegar a coger, pero cuando ya lo tenía delante, se quedó parado sin saber siquiera como desbloquearlo con sus zarpas completamente animales.

Gimoteó antes de decidirse a salir de su casa a buscar a su alfa. Metió el hocico entre la puerta y la pared y no sin esfuerzo, logro abrir la puerta corredera lo suficiente como para salir. Corrió escaleras abajo, corrió por las calles que aún despertaban de Beacon Hills. Era demasiado pronto en la mañana y ni siquiera había tráfico de la gente que iba a trabajar, por lo que no tuvo siquiera que esconderse. Corrió hasta la urbanización en la que vivía Scott y miró la ventana de la habitación de su alfa. ¿Cómo demonios llegaría hasta allí?

Fue entonces cuando, tras sopesar la idea de trepar por el árbol más cercano, escuchó las ruedas del coche de Melissa McCall aparcar a la entrada. Corrió hacia allí y la mujer, al ver tal animal, gritó de puro pavor.

Derek abrió la boca para explicarse, pero en cambio solo pudo emitir gruñidos, a lo que la mujer contestó golpeándole repetidas veces con el bolso para volver a meterse en el coche. La puerta de la entrada se abrió de golpe con un Scott en alerta y solo el pantalón de pijama en el marco.

─¡Scott! ¡¡Quítame este perro!! ¡Aléjalo!

Scott rió divertido al ver a su madre tan asustada dentro del coche. Se acercó completamente tranquilo al "perro" y le habló con voz tranquila.

─Vamos, perrito, vete... o le dará un infarto. ─dijo aún entre risas.

De nuevo, Derek intentó hablar, emitiendo un gruñido quedo. Scott abrió los ojos sorprendido y olfateó en dirección al animal.

─¿Qué demonios? ¡¡ÉCHALO!! ─gritó su madre desde el coche.

─Mamá, sal... es... ¿Derek? ─dijo tendiéndole una mano al lobo, que se acercó y le tocó con el hocico, emitiendo un suave gemido.

PenitenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora