Capítulo 10

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Ethan se ofreció a llevar en moto a Derek hasta su loft, pero Derek declinó la oferta, diciendo que daría una carrera hasta su casa. Ethan se fue sin estar muy convencido, pero al final se fue sabiendo que el lobo de ojos verdes no cambiaría de idea.

De hecho, Derek no tenía ninguna intención de ir a su casa, sino que iría hasta la casa de los Stilinski. Sabía que Stiles se había hecho daño en la mano, y el hecho de que hubiera sido por un arranque de celos, hizo que el lobo sonriera. Stiles estaba celoso porque otro le había besado.

Con esa idea, comenzó a correr por el bosque, atravesándolo sin problemas, esquivando árboles y ramas rápidamente. De repente, un pinchazo acudió a su espalda, haciéndolo caer. Miró alrededor pensando que alguien le había atacado, pues el dolor era parecido a cuando los cazadores lograban acertar con sus balas o flechas. No había nadie cerca, ningún olor, ninguna esencia... fue entonces cuando un intenso dolor le atravesó por completo, haciendo que aullara. El dolor era insoportable, y sólo pudo recordar un dolor semejante: cuando se había transformado en plena noche en un lobo completo.

Entonces lo comprendió, recordó a su madre. Ella era una loba normal, en realidad una alfa, que tenía el don de convertirse en una loba completa. Siempre había creído que esa habilidad la había adquirido al ser alfa, pero su madre ya había nacido con los ojos rojos. Tal vez... tal vez fuera algo que se heredaba. Sí, tenía que ser eso.

Porque sin duda no era la "Penitencia", ya que en esos momentos se estaba sintiendo más humano que nadie. Suspiró intentando alejar el dolor de su mente y se intentó relajar, dejarse abrazar por la transformación de su cuerpo.

***

Stiles estaba en la cocina, viendo cómo su padre llegaba de Oregón. El sheriff saludó con una sonrisa a su hijo y dejó su chaqueta, la placa y la pistola sobre la mesa auxiliar el salón. Cuando volvió a la cocina, notó algo extraño.

─¿Qué pasa, hijo? ─preguntó alarmado. Miró alrededor y no encontró al animal. ─¿Dónde está Hell?

Stiles miró a su padre con intensidad. ¿Cómo demonios le diría aquello? Se tendría que inventar una excusa absurda que justificara la inminente desaparición del "perro" que habían acogido. Pero... ¿Cuál?

En ese momento, escuchó el sonido de unas zarpas contra la madera de la puerta de la cocina que daba al patio trasero. El sheriff corrió hacia la puerta y vio cómo Hell entraba rápidamente.

─¿Le has dejado fuera? ─preguntó con las cejas alzadas a su hijo, que miraba boquiabierto al lobo. ─¿Y qué hace sin su collar? ─dijo agachándose para acariciar al lobo, que no dejaba de mirar a Stiles, aún en estado de shock.

─Yo... ehm... pues... ¿sí? ─fue lo único que fue capaz de decir.

El padre negó con la cabeza con un suspiro y fue a buscar el collar de Hell. Cuando los dejó solos, Stiles se arrodilló frente a Derek, que le lamió la cara moviendo la cola, intentando decirle que todo estaba bien.

─¿Qué demonios te ha pasado? ¿Por qué vuelves a ser un lobo? ¿Por qué...?

─¿Qué haces susurrando al perro, Stiles? ─preguntó divertido el padre, que apareció con el collar.

─Es que... ¿nos estamos haciendo amigos?

─Eres raro, hijo... ─dijo poniéndo el collar de Hell sobre la encimera. ─Y bien, ¿qué hay de cenar? ─completó con una sonrisa mirando la olla sobre la cocina.

***

Una vez los tres hubieron terminado de cenar, el sheriff se fue a la cama, pues estaba agotado del viaje y del caso en Oregón y Stiles y Derek se fueron al salón. En cuanto escuchó la puerta del cuarto de su padre cerrarse, el muchacho se abalanzó sobre el lobo con gesto preocupado.

PenitenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora