Capítulo 1

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Stiles entró por la puerta de su casa llevando a Derek con la correa, al pasar la puerta, el animal comenzó a golpearse contra las paredes intentando zafarse de la correa y el collar.

─¡¡Ya va, ya va!! No te cargues los muebles, por dios. ─dijo desenganchando la correa. ─El collar te lo quedas puesto. ¡No me mires así! Vale que mi padre me deje un perro en casa si Deaton intercede, pero jamás dejará que Derek Hale en forma de lobo viva con nosotros. Y por eso tienes que fingir ser un puto perro y no dar más por saco. ¿Entiendes? Espero que ese gruñido sea un sí.

Stiles se incorporó y dejó la correa colgada del pomo de la puerta. Se estiró y subió a su cuarto a terminar de hacer un trabajo, dejando que Derek campara a sus anchas por la casa, investigando los recovecos hasta que se cansó y subió al cuarto de Stiles, que se giró a mirarlo cuando entró y se quedó en medio del cuarto, sentado sobre sus patas traseras sin apartar sus ojos verdes de él.

─¿Quieres algo? ¿Agua? ¿Comer? ¿Dormir? ─preguntó recibiendo una mirada completamente inexpresiva. ─¿Jugar? Vale... no tengo ni idea de lo que quieres, pero deja de mirarme así. Da yuyu.

El lobo expulsó aire por la nariz, parecería una risita. Se levantó, caminó hacia él y comenzó a morder los bajos de su pantalón.

─¡Eh! ─el lobo paró y lo miró de nuevo. ─¿Quieres que te siga?

Como toda contestación, el lobo se dio la vuelta y salió del cuarto, por lo que Stiles lo siguió hasta la cocina y vio cómo el animal se sentaba delante de la nevera.

─Tienes hambre. ─dijo rascándose la cabeza. ─Bien... pues... ¿Te hago una ensalada? Por esa mueca intuyo que no. ¡Oh! ¡Creo que hay salchi...! Mierda, mi padre se las ha acabado. Hay macarrones de ayer. ─le dijo enseñándole un tupper, a lo que el lobo hizo una mueca. ─¿Qué? Tienen carne picada.

El lobo le enseñó los dientes en gesto de disgusto y Stiles lanzó el tupper de nuevo en la nevera. Suspiró y se puso la chaqueta.

─Ven, Canuto.

Derek hizo su aparición gruñendo por haberle llamado de esa manera tan absurda y erizó el pelaje del lomo al ver de nuevo la dichosa correa.

─¡Deja de gruñir! ─dijo Stiles acercándose y enganchándole la correa a su collar. ─Vamos a por comida para su Alteza lobuna de gusto exquisito. ─dijo haciendo una reverencia burlona. ─Y a comprarte un collar. Ese es horrible. Me gusta negro con tachuelas metálicas... pero como eres negro, casi no se vería. Tal vez de piel de serpiente. Verde. ¡Y te llamaría Kánima! ─dijo riendo y saliendo de la casa.

Caminaron hacia la tienda y Stiles dejó a Derek/Canuto/Kánima a la entrada mientras él fue a por algo que le pudiera gustar a un lobo. Cuando salió, supo que había acertado con la comida, pues el lobo se puso a dos patas para meter el hocico en la bolsa.

─¡Eh! ¡Espérate a llegar a casa!

─¿Stiles? ─escuchó una voz a sus espaldas. Cuando este se giró se encontró con Parrish, el compañero de trabajo de su padre.

─¡Hey!

─Ya me ha contado tu padre que tendríais un perro durante un tiempo. ¡Pero vaya! Es precioso... ¡mira qué pelaje! ─dijo agachándose con una sonrisa radiante y admirando el pelaje negro y brillante del lobo, que miró a Stiles. ─Si hasta parece un lobo. ─dijo sonriendo a Stiles e incorporándose de nuevo.

─Sí... es lo que más me gustó. Por eso lo adopté.

─¿Cómo se llama?

─Canuto o Kánima. Aún no lo he decidido. Pero a él no le gustan esos nombres.

PenitenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora