Capítulo 3

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A la mañana siguiente, Stiles se despertó con un peso sobre el pecho. Miró y se encontró la cabeza del lobo sobre él, durmiendo tranquilamente. Su cabeza peluda daba muchísimo calor, pero su pelaje era suave y agradable al tacto, por lo que distraídamente comenzó a acariciarle la cabeza y bordear con los dedos las orejas del lobo, que acabó abriendo los ojos poco después. El lobo levantó la cabeza y clavó sus ojos en Stiles. Soltó un bufido y volvió a apoyarse contra su pecho.

─Venga, levanta. Tienes que salir a hacer pis. ─dijo empujándole suavemente. El lobo levantó la cabeza para acomodarse mejor y volvió a acurrucarse. Stiles le zarandeó y Hell cogió una de sus muñecas con sus fauces, en gesto de "me estás incordiando, déjame dormir" pero no apretó ni un poco. ─Oye en serio, Hell. ¡Venga!

El lobo soltó su muñeca, se levantó y se estiró para después mirar al adolescente y gruñir molesto. Bajó de la cama ofendido y Stiles lo llevó al patio trasero para que hiciera sus necesidades. Se calentó su café y vio entrar al lobo al rato. Le lanzó una rebanada de pan y se sentó en la encimera.

─¿Qué quieres hacer hoy

─¿Hablando con el perro? ─dijo Lydia entrando con una sonrisa por la puerta trasera que había dejado abierta para Hell. Ella venía con un vestido de flores y su perrita en brazos. ─Hola Derek.

─Hell.

─Hell, es cierto. Te pega mucho, ¿sabes? ─sonrió Lydia posando a su perrita en el suelo.

─¿Crees que sea buena idea? ─dijo señalando a su perrita.

─¿Qué? ¡Oh, si se llevan muy bien! Bueno, en realidad, Luna da vueltas a su alrededor y él se queda sentado con cara molesta.

─¿Desde cuándo...?

─El otro día Hell estaba con tu padre en el parque. Y allí se conocieron.

Stiles asintió y miró cómo, en efecto, Luna se ponía a brincar y corretear alrededor de Hell mientras que él seguía sentado, muy orgulloso, sin prestarle atención. Era gracioso que la perrita de Lydia se llamara Luna. Sonrió ante eso y le lanzó otra rebanada de pan al lobo, que cogió sin problemas. Las bocas de Stiles y Lydia se abrieron de golpe cuando vieron que el lobo partía un cacho y dejaba que Luna se lo comiera.

─¡Vaya Hell! ─dijo Lydia sonriendo.

─No solo se porta mejor con mi padre, también con los demás perros. Creo que sólo me odia menos que al hurón de Fruster. ─dijo Stiles amargamente. Lydia se rió y se sentó al lado de Stiles.

─¿Cómo va la investigación?

─Nada de nada. Sólo encuentro información acerca de la penitencia religiosa y oraciones para hacer que Dios te perdone los pecados. Y evidentemente, dudo que en esa forma pueda confesarse con un cura para después rezar, así que... me estoy dejando los ojos para nada.

─Pues estamos todos así. ─se lamentó ella.

─Y tú... ¿no notas nada? Ya sabes... banshee... ─ella le miró y tras poner una mueca de desesperación negó la cabeza agitando su larga melena.

─No. Me he estado esforzando, meditando y todo, pero... nada. Tan sólo logro escuchar cosas... pero...

─¿Qué cosas?

─Sospecho que son las cosas por las que fue perdiendo su humanidad. ─dijo ella mirando al lobo, que observaba el "baile" que hacía Luna a su alrededor. ─Ya sabes... el incendio, Kate, el darach... pero nada que sea útil para devolverle a su forma humana.

─Genial. ─dijo amargamente. Suspiró y tras un rato en silencio prosiguió. ─Empiezo a creer que Deaton tenía razón y es algo irreversible. ─al decir eso, el lobo gimoteó mirándole. ─No me mires así, Derek, llevamos semanas intentando saber algo y nada... ni siquiera leyendas, nada. E incluso mi padre ─dijo mirando a Lydia de nuevo ─sospecha que algo ha pasado con Derek. Los vecinos han hablado con la policía y les han comentado que lleva sin aparecer por casa por mucho tiempo y que se encontraron la casa abierta.

PenitenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora