Su regreso

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Aléndri dormía triste en la mañana del sábado 1 de mayo, hacía tan solo quince horas había estado sentada en la costa, el acantilado Doomsday era su lugar preferido para ir a dejar todas sus penas, aunque hubiese necesitado más de un siglo para dejar cada una, enterrarlas en las frías y mojadas rocas con desgracia, para luego escribir en sus lápidas "Aquí yacen mis esperanzas de ser un demonio normal", ya no había otro tipo de modo de volver todo a la normalidad, con un corazón en el interior, no en las manos de un ser que podía hacer con él lo que quisiera, menos destruirlo, podía golpearlo, quemarlo y pisotearlo, esas torturas le dolían más de lo que cualquiera se pudiera imaginar, le dejaban cicatrices enormes que se curaban al momento, Aléndri no creía ser "normal" solo por no tener su corazón, aléndri ya no era más el títere de Adam (Lucifer), ya había dejado de servirle de una vez por todas, aunque no pudo recuperar su corazón, pero un día en algún determinado momento lo iba a hacer.

No solamente eso la había estado agobiando al extremo, si no también la ausencia de Damián, el amor que habían compartido pareció evaporarse por completo, haber estado "sola por 20 días" ya era mucho tiempo, no lo veía desde el día de su cumpleaños, ¿Qué tipo de novio falta al cumpleaños 16 de su novia?, uno que es un despiadado demonio que tiene que ir a ganar una guerra al infierno, sí, ese tipo de novios eran los que siempre estaban ausentes, pero Aléndri ya no quería sentirse triste por culpa de él, a menos que volviese y le pidiera perdón de rodillas, solo así podía perdonarle esas 480 horas que estuvo sin su presencia, horas que no tuvo placer, pasión, diversión y amor, este último no era una de sus cualidades principales, pero con aléndri había sido la excepción.

Al despertar abrió los ojos lentamente mientras movía un poco la pierna derecha, esperó ver el otro lado de la cama vacío, como muchos días atrás, la suave tela rosada lisa y fría, pero se llevó una gran y cómoda sorpresa, lo primero que vió fueron los ojos rosados brillantes mas hermosos, ahí estaba él, viéndola sin parpadear un solo segundo, Aléndri reaccionó con una sonrisa que decía más de mil palabras, su inesperada presencia le alivió la mañana, ó por lo menos las pocas horas que apenas comenzaban, ese alivio no solo era para alegrarle el infernal estilo de vida que había estado llevando, si no también para darle la pequeña pero balcánica sorpresa que le tenía preparada, damián llegó justo a tiempo, el día correcto en la hora correcta, justo en el momento preciso.

—Te veo —dijo Aléndri sonriendo con tranquilidad, sus ojos azulados encendidos reflejaban la felicidad que sintió al verlo de nuevo, y mejor aún verlo ahí en su cama.

—También te veo— repitió Damián en seguida, acarició su rostro con suavidad, Aléndri cerró los ojos buscando el calor de su mano, ese toque le estaba haciendo mucha falta.

—Creí que no ibas a regresar— Aléndri buscó un primer dialecto, eran palabras casi inapropiadas pero ciertas.

—Sabes que no podría vivir sin el alimento de tu ser —Damián estaba vestido con una camisa negra lisa, jeans azules ajustados, y unas vans negras.

—Debes de saber que gané la segunda guerra de los tres hermanos, otra vez, no lo hubiera logrado sin el poder que me daba tu recuerdo —Damián supo que Aléndri fué el factor más importante que le ayudó en la guerra, no le prestó el poder que le pidió, pero con solo saber que ella existía era más que suficiente.

—Que bién que existo entonces —los dos rieron al mismo tiempo, Aléndri vestía su clasica minifalda, con una licra Hory ajustada bajo esta, y una blusa de tirantes fusia con un top negro por debajo.

—Hay una cosa que tienes que saber Damián —dijo Aléndri viéndolo con una mirada sexy.

—¿Cual es esa cosa? —preguntó Damián, esperaba un nuevo poder que ella había descubierto, ó una forma de acabar con la humanidad de una manera más rápida y dolorosa.

Alexa DartkenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora