El Libro de la rosa esmeralda

La Fiesta de la Cosecha

  Y con un suspiro de cansancio y alivio expresamos los tres nuestra alegría de haber podido terminar de arreglar todo, cuando dejamos caer nuestros cuerpos en el sofá de la sala.  

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Ya al día siguiente veo que mis padres parecen preocupados, así que me acerco a ver porque ellos están así.

- Hola papá, hola mamá buenos días, ¿qué pasa ocurre algo malo?, los saludó pero un poco preocupada.

Al ellos darse cuenta de mi presencia se ponen un poco más tensos.

- Hola hija mía ven a comer, dormiste bien en tu nuevo cuarto?, me dice mi padre para desviarse del tema un poco nervioso.

- Si padre logré dormir bien, le respondo un poco confundida por la actitud que tomo él.

- Bueno sea lo que sea, quiten esas caras si es algo malo ya pasará, les digo con una sonrisa.

-Tienes razón mi niña ahora ven a comer, me dice mi madre con una voz más tranquila.

Después de comer pensé que saldríamos a ver la aldea mejor, pero a decir verdad ninguno quería salir ya que habíamos hecho un largo viaje, así que decidimos quedarnos en casa todo el día y leer.

Cuando iba a la cocina pude ver por una ventana, que kira estaba sentada en una banca frente a su casa viendo hacia la mía, como si esperara a que saliera para jugar.

Al llegar la tarde tocan la puerta, así que me levanto ha abrir y ver que era la anciana Nireal quien tocaba.

- Hola linda Miral están tus padres, pregunta con una sonrisa muy agradable que inspiraba confianza.

- Si señora ya los llamo para usted, le digo con un poco de pena ya que tenía poca confianza.

- Madre, padre la señora nireal está aquí, les digo a mis padres que se encuentran en la sala leyendo.

- Ya vamos, contesta mi padre.

A lo que mi madre se posa detrás de la puerta y mi padre habla con la anciana.

- Buenas tardes anciana nireal, dice mi padre amablemente, ¿qué le trae por aquí?.

- Bueno la verdad es que los esperábamos, para mostrarles la aldea junto con algunos amigos, dice la señora.

- Bueno mis disculpas pero decidimos esperar a eso y quedarnos en casa leyendo por el viaje que tuvimos, no teníamos ánimos de salir, dice mi padre con la sencillez que le caracteriza.

-Bueno eso ya no importa, dice la anciana, les quería invitar a que participaran hoy en la noche en la fiesta de la cosecha en la plaza central.

- Por supuesto que estaremos ahí, dice mi madre.

- Excelente les esperamos a la noche hasta luego, se despide la anciana nireal y se marcha.

Al llegar la noche salgo con mis padres y notamos que la aldea esta llena de luces y las personas muy alegres que se dirigían todos en la misma dirección.

Esta aldea es muy movida de día y muy callada de noche, pero esta noche todo era festejar los frutos de la cosecha.

Me sentía un poco fuera de lugar ya que nuestras vestimentas eran muy diferentes a las de los demás, luego veo a Kira muy contenta que viene hacia nosotros y nos habla.

- Hola ,dice kira, ¿cómo a la están pasando?.

- Hola linda estamos muy bien, le contesta mi madre, mientras yo me escondo un poco es el brazo de mi padre.

- Miral, ¿no la vas a saludar?, me dice mi madre.

- Hola kira, le digo mientras la saludo extendiendo mi mano, mientras con la otra tomo el brazo de mi padre.

A lo que ella me responde con una gran sonrisa.

Ya que era muy tímida para conocer gente nueva, ella tomó más confianza se sentó en nuestra mesa, era una niña muy amable y muy alegre.

Mis padre estaban ambos con un libro mientras yo comía, a lo que kira reacciono preguntando.

- ¿A ustedes les gusta leer mucho?, dijo kira con una curiosidad natural.

Ya que éramos los únicos que lo hacían en la fiesta, porque los demás aldeanos estaban cantando y celebrando todos felices.

- Así es Kira, le responde mi padre, es lo que más nos gusta hacer.

- Que bien, responde kira, ¿y usted a qué se dedica señor Garden?, también pregunta ella.

- Mi padre es un investigador aventurero, le respondo con el entusiasmo que me invade al hablar de su profesión , él a tenido muchas aventuras y escribe sobre ellas, a mí me encantan leer de sus aventuras aunque mi padre no las publica, es hasta que las da por terminada.

Luego un grupo de niños pasan corriendo y jugando cerca de nuestra mesa, a lo que uno de ellos un poco más pequeño se acerca para invitarnos a jugar.

- Oigan, ¿no quieren venir a jugar con nosotros?, nos pregunta muy animado.

A lo cual ambas respondemos negando nos con la cabeza, al darnos cuenta que lo hicimos al mismo tiempo nos echamos a reír.

Me sentía muy feliz de encontrar a una amiga, que tuviera las mismas afinidades que yo, así que nos quedamos hablando el resto de la noche.