La joven no cabía de asombro.
-S-ssi tanto...tiempo-balbuceó,ligeramente nerviosa,desviando la vista hacia un costado,lejos de la penetrante y escrutadora mirada de aquel joven.
-Dime,¿qué haces en Omashu?-intentó descifrar el por qué de su viaje y repentina aparición.
¿Sería por distracción o político?
Sea como fuere,allí estaba frente a ella.No debía de darle muchas vueltas al asunto.-Un poco de ambos pero más aún por--sus palabras se vieron ligeramente interrumpidas por una niña saliendo de detrás de él que jalaba con suavidad sus elaboradas prendas.
-Entonces...¿es ella,padre?-dijo la niña con cierta timidez.
Un momento...¿Padre?¿Entonces zuko era su...?
-Así es-fue la respuesta para ambas y luego prosiguió-Su nombre es Hizaru y es mi hija-los ojos de Katara se abrieron de par en par ante la noticia.
-No lo sabía-susurró como respuesta,volviendo a mirar a la pequeña.Era una niña preciosa con los ojos grandes y azules como zafiros,con el cabello negro azabache sujeto en dos coletas bajas con flores y un amplio rodete con bellas horquillas incrustadas con zafiros tallados.Su piel era blanca como la porcelana, teñida ahora por un leve rubor.
Era menuda y pequeña.
La misma se ocultó nuevamente detrás de él
al volver la mirada hacia ella.-Katara,tengo un favor importante que pedirte-regresó a la realidad cuando oyó su nombre en los labios de zuko.
-Dime-la morena frunció el ceño con seriedad,atenta a sus palabras.
-Como podrás observar,mi joven hija-dijo envolviéndola en un semiabrazo-no es muy buena para relacionarse-continuó y acarició su cabello con gentileza-además...-la observó desde arriba y la pequeña asintió como si se tratara de una orden silenciosa.
Apartándose un poco de su protector abrazo ,la niña caminó y se paró frente a Katara.
Cerró sus ojos con suavidad y al abrirlos nuevamente,no tenían brillo alguno y su intenso color azul había desaparecido,siendo ahora reemplazado por una tonalidad gris.Pero aquel trance en el que Hizaru se encontraba,sería lo que menos la sorprendería.
A continuación hizo movimientos como si se tratase de una danza,única,magnífica y lo que de la misma surgió sí la sorprendió.Dos aros rodearon su cuerpo y lo conformaban los elementos más poderosos:agua y fuego.
Katara no comprendía.Era increíble.La niña era un prodigio y algo que hacia siglos no se veía.
Una maestra Hinomizu.
Los hinomizu habían sido hace mucho tiempo una tribu muy poderosa de personas que
que manejaban con destreza los dos elementos.
Pero fueron aniquilados por la nación del fuego al igual que los nómadas aire.-Ése es su poder,es algo maravilloso pero al mismo tiempo es inestable y no puede controlarlo-cuando zuko se acercó a ella los aros que la protegían se desvanecieron,permitiéndole ingresar a su zona segura.
Sujetó su brazo y descubriéndoselo, le enseñó unas poderosas marcas.
Katara las observó preocupada.
-Son las consecuencias de su poder-dijo con frustración y la pequeña al volver en sí,las cubrió apenada.-¿Puedes ayudarla a controlar su inmenso poder?-preguntó con firmeza y por como katara lo conocía,sabía que en el fondo,estaba preocupado.
Katara haría lo que fuera para ayudarla,todo cuanto estuviera a su alcance.
Comprendía mejor que nadie que cargar con un gran poder,también conllevaría una gran responsabilidad.Ella era igual a ellos.Katara,Zuko y la pequeña Hizaru no eran tan distintos.Pensó en que le iba a costar manejar su inmenso poder, sumado a que la pequeña le costaba interactuar con otros...no podría enseñarle con libertad en aquel establecimiento.Ella y zuko intercambiaron miradas y sabía que el pelinegro lo comprendía y que opinaba lo mismo que ella.
-Bien,tan sólo dime cuando partiremos-afirmó con voz calma,acercándose a ambos.
-Cuanto antes y,de ser posible,esta noche-sonrió amablemente-.Tengo un coche esparándonos fuera,pero si necesitas un poco más de tiempo...
Katara negó hacia ambos lados con dulzura.
-No...así está bien-devolviéndole la sonrisa.
Pues katara sabía mejor que nadie,que tenía todo cuanto necesitaba allí mismo con ella.
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·~♡HeartBeats♡~·
FanfictionAmbos se sentían en la distancia y se pensaban en la lejanía.La distancia no fue impedimento para que sus corazones siguieran unidos por un invisible hilo rojo que podía estirarse y contraerse,pero jamás,romperse. Sellados por un amor dulce y fervor...