La noche había pasado rápido y los exquisitos recuerdos de la misma ocuparían un lugar agridulce en su corazón de ahora en más.
A lo lejos pudo ver su cabello azabache resaltar entre la multitud de la gente del palacio.
Miraba a todos lados como si buscase a alguien.
Su corazón comenzó a latir fuerte y sus mejillas adquirieron un agradable tono rosáceo al saber que ése alguien,era ella.
Respiró hondo un par de veces y fue hasta su encuentro procurando recuperar la cordura sintiendo aún extraño su estómago.¿Por qué su corazón se sentía tan inquieto?
¿Por qué no podía quedarse tranquila al igual que en un comienzo con tan sólo observarlo?
A katara también le gustaba el reino fuego.Sabía que sólo habían pasado tres semanas pero podía verse quedándose allí después de la próxima primavera en vez de regresar al reino tierra.
Zuko y ella habían estado llevándose bien,aunque el pelinegro solía ausentarse por algunos días por asuntos políticos.
De no ser por eso,podía apostar que él se quedaría a su lado el mayor tiempo posible.Katara sonrió internamente sintiéndose finalmente como si hubiera encontrado su lugar.
-¿Katara?-él la miró con esos ojos ambarinos que veían demasiado.
-Perdón - se disculpó la morena - el entrenamiento y técnicas de algún modo están pesando demasiado en mi mente en éstos días--¿Entonces el entrenamiento y las tácticas te dan ésa ruborizada mirada?-
La había descubierto.Katara suspiró derrotada y zuko rió y cruzó sus brazos sobre su ancho pecho.Luego le brindó una mirada de consideración.
-Lo has tenido difícil últimamente.Te mereces un descanso.- Si katara no tenía cuidado su cariño y genuina preocupación la iban a hacer llorar.
-Estoy bien.Nada que con meditación no pueda arreglar - dijo con fingida seguridad mientras anclaba las manos en sus caderas.
Zuko se acercó a ella y,alargando su mano,acarició su rostro con el dorso,en un gesto calmante.-Tengo que hablar contigo a solas.¿Podremos ir a un lugar más tranquilo?-.
La morena se tensó ante ésas palabras y sentimientos contradictorios la inundaron.
¿Y si no la necesitaba más?
Ella se sacudió ése pensamiento y al notarlo,el azabache tomó sus hombros en un gesto amable.-Es importante.¿Me acompañas?-preguntó con dulce insistencia.
Katara prefería no hacerlo pero por el contrario,asintió,sonriendo débilmente.
-Sígueme-
Era imposible resistirse y ella lo siguió cercanamente y a través de un pasillo con las paredes doradas pero con
la delicada luz del día bañándolas dándole una sensación acogedora.
Luego se encerró en una habitación al final.Rojo.Calmante con pinturas en blanco y negro adornando las paredes y las salpicaduras con forma de flores de seda le conferían a la misma un aspecto cálido pero solemne.El tono final de sinónimo de simple elegancia.
La amplia habitación parecía ser un cuarto de lectura.Zuko sostuvo la ancha puerta y luego la cerró tras de él una vez la maestro agua estuvo dentro.
El pelinegro ladeó la cabeza,escuchando el silencio crujiente.-Entonces,¿cómo te encuentras?-fue su pregunta.
-Oh,muy bien - la sonrisa de ella iluminó su rostro y toda la habitación.-¿Y tú?-él rodó sus ojos.
-Locamente ocupado.Estar en el trono es en ocasiones tan difícil.Pero todavía estoy aprendiendo.De todos modos,me alegro de que estés aquí.-hizo una pausa,levantó la cabeza y la contempló con esos,ahora fríos,ojos ambarinos.Katara y el azabache estaban solos.Finalmente.
Zuko se tomó un momento para pensar.Se convenció de que debería ser más sincero pero era otro tema mucho mayor y con más peso el que lo apremiaba.Mordiéndose el labio,echó a andar a tan sólo escasos pasos de ella.
Algo cambió en su rostro.
El cuerpo de la morena se tensó cuando su mirada oscurecida se deslizó lejos.[Paciencia] se advirtió ella misma.
El corazón del maestro fuego tartamudeó.-Pronto...comenzará una guerra-.Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería,zuko se acercó y metió la mano dentro del bolsillo de su chaqueta.
Bajo la ténue luz de los faroles de la habitación la nota que ahora ella sostenía entre sus manos hizo que la impresión que sentía se transformara rápidamente en furia fundida.-¿Cómo?¿Por qué?-exigió la maestro agua que retrocedió apoyándose sobre su pecho y él la tranquilizó con las palmas ahuecadas en sus hombros.-No puede ser cierto - dijo con un suspiro tembloroso-¿Quién haría algo tan despreciable como esto?-su voz vibraba de rabia.
Zuko le echó una mirada cautelosa sobre el hombro.--Sólo hay una persona lo suficientemente astuta - el pelinegro la giró para afrontarla y apretó su mandíbula.
-¿Quién?-su tono la desconcertó.
-Azula-
La hermana del maestro fuego.Una digna rival e ingeniosa estratega.Fría, astuta y con una afilada lengua ponzoñosa.Que irónicamente, cayó a manos de katara en la última pelea y por quien zuko resultó gravemente herido al anteponerse y recibir un rayo que iba destinado a ella.
Escuchar ése nombre sólo la enfurecía más.Aún así ella no tenía miedo,y él temía por todo.Por su reino,por su pequeña hija y por ella.-¿Qué dijeron tus consejeros y los maestros de guerra?-quiso saber.
-¿Ellos?-él sacudió la cabeza - que es sólo el comienzo de una guerra y hay que estar preparados para lo que sea-
-¿Es por el trono?-katara en el fondo lo intuía.Azula no podía darse por vencida tan fácilmente con ello pues siempre se consideró la más apta para la sucesión del mismo.La morena había oído de su asombrosa e increíble huida hace algunos, años en una conversación que había mantenido con otros refugiados en el reino tierra.Y aunque nadie sabía cómo lo había logrado,sorprendía el hecho de que tampoco pudieran localizarla ni dar con ella en todo ése tiempo,hasta ahora.Quizás lo más ilógico de todo ése asunto, era que ahora había logrado hacerse con poderosos aliados y rebeldes,aún enemigos de la nación del fuego.
Ella lo miró con incredulidad mientras él sostenía con cierto pesar su mirada.-Sea del modo que sea,mandaré a nuestros espías a investigar.Redoblaré la seguridad en guardias y en escoltas - zuko vaciló y luego su voz se suavizó.-Katara,tú preocupación es muy dulce,pero...estaremos preparados - ella palideció y maldijo en voz muy baja,aunque el pelinegro alcanzó a oírla.Tenía que hacerse con el control de su temperamento.
Pero aquella alarma la tenía al borde.
Con los puños apretados,zuko ansió una posibilidad de revancha con su desquiciada hermana y poder patearle su no real trasero.
Katara suspiró y tras unos segundos volvía a verse apacible y reservada,como si el hecho anterior no la hubiera afectado en lo absoluto,a pesar del hecho de estar al tanto de todo ello.
Una sonrisa asomó en la esquina de su boca y de una cosa estaba segura y era de que no permitiría que nada ni nadie se acercaría,amenazaría o dañaría,jamás a quienes ahora,consideraba su familia.
De pequeña y por su propia vulnerabilidad,su madre, había pagado un innecesario precio por protegerla.
Pero ahora todo era diferente.Ahora era fuerte y muy capaz.Con una voluntad y inquebrantable.Ahora poseía el conocimiento y poder para protegerse a sí misma y a los que amaba.
Y al igual que en aquel entonces,no se perdonaría una falla similar.-Daré todo de mí para entrenar y cuidar a tú hija,zuko.Daré mi vida si es preciso para cuidarlos a ambos.Ya no permitiré que me arrebaten a nadie querido de mi lado nunca más...-dijo llevando una de sus manos sobre su pecho y estrujándola con fuerza y determinación - Por eso,a cambio,déjame formar parte de tú escolta personal-
Sabía que lo que pedía era elevado.Que no cualquiera estaría a la altura de quiénes hoy día formaban parte de la protección cotidiana del maestro fuego.Pero katara confiaba en sus habilidades.Y zuko, al parecer, también.
-Concedido- dijo el pelinegro con una amplia y segura sonrisa que le iluminó el rostro a la contraria.Aquella sonrisa era lo único capaz de derribar,arremetiendo con mayor fuerza que antes,todas sus estables y arraigadas defensas.
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·~♡HeartBeats♡~·
FanficAmbos se sentían en la distancia y se pensaban en la lejanía.La distancia no fue impedimento para que sus corazones siguieran unidos por un invisible hilo rojo que podía estirarse y contraerse,pero jamás,romperse. Sellados por un amor dulce y fervor...