Sobreviviendo a Axel

Capítulo 2: Disculpa a quien le dijiste idiota?

Salimos de la biblioteca al terminar nuestros ensayos para el temible profesor Díaz, uff, me sentía realmente cansada, sin pensar que todavía nos faltaba ir al súper mercado y por ser el día que más odiaba de la semana me tocaba hacer la cena.

- Porque a mí, DIOS!- grite en el oído de Sam que iba a mi lado mientras caminábamos al súper, quien me empujó con toda su fuerza separándome de ella.

- Y a ti loca que te paso ahora?

- No estoy loca- le dije haciendo un puchero

- Porque me gritas en el oído entonces? - me dijo bastante molesta

- Acabo de recordar que tengo que hacer la cena- me gusta cocinar no me mal interpreten, pero de verdad, deseaba irme directo a la cama- y estoy tan cansada que no sé cómo sigo caminando

- Te pasas de dramática- soltó un suspiro frustrada- camina que entre más rápido lleguemos más rápido me cocinas la cena- dijo burlándose de mí.

- QUE INSENSIBLE ERES- volví a gritar poniendo cara de furiosa, claro que no demoró mucho ya que solté una risita al ver el rostro de espanto que tenía mi amiga.

Ya estaba acostada en mi cama después de comprar los víveres y hacer la cena, me encontraba admirando mi hermoso cuarto, al fin tengo una habitación para mi sola, la he decorado a mi gusto, les digo, amo a mi familia, pero eso de ser criada solo por mi madre ha traído para nosotros bastantes restricciones en lo económico, vivíamos en un pequeño apartamento con 3 habitaciones muy pequeñas, por lo tanto tenía que compartir con Lu, mi hermana mayor, pero ahora me encontraba en un cuarto con las paredes pintadas de un hermoso púrpura, con líneas blancas, en el medio mi cama con sabanas morado oscuro y una cantidad exagerada de cojines, a la derecha mi escritorio sobre el mi laptop y muchas fotos regadas que pienso organizar luego, a un lado un estante blanco donde están todos los libros que traje de casa, a la izquierda una ventana que lleva al pequeño balcón, mi parte favorita del lugar; me encanta salir por las noches y ver el panorama que se observa desde el séptimo piso donde estamos, me da una especie de paz.

Sentí unos toquecitos en mi puerta y le grite a Sam que pasara, ambas nos sentamos viendo las luces de la ciudad hasta que decidió romper el tranquilo silencio

- Que fue todo eso en la cafetería?, te pusiste súper extraña, antes te habías metido en tu cabeza, pero esta vez estabas que babeabas, ni siquiera parpadeabas, solo estabas ahí como hipnotizada- preguntó con preocupación sincera en el rostro.

- Hipnotizada por tanta belleza y NO ESTABA BABEANDOOOO- replique y le golpeé el brazo

- Auchhh- se lamentó sobándose- si estaba lindo pero no para estar perdida en el tanto tiempo, no sabía ni que hacer ya que mi amiga ni me determinaba.

- Pudiste hablar con Josh, tenías al pobre ahí sentado sin poder conversar, que te traes con él?- pregunté aunque ya sabía la respuesta, quería solo ver su reacción y fue justo la que había imaginado, su cara se puso roja de inmediato, apartando la vista

- Nada, son imaginaciones tuyas, no todos tenemos tu habilidad de socializar y de decirle mascota a cualquiera, por cierto no crees que te pasaste con eso?- estallé en carcajadas al recordar la cara de Josh ante mi apodo.

- No pareció molestarle tanto después de todo- logré decir cuando calme un poco mi respiración, nos quedamos ahí sentadas hasta que un bostezo se salió de su boca- hasta mañana Mel que descanses- se despidió y fue a su cuarto.

Me desperté al escuchar el sonido infernal de la alarma, gruñí de cansancio, me levante de la cama y fui al baño, al salir me sentía un poco mejor y es que el agua había hecho maravillas relajando mis músculos, estaba lista para un nuevo día, me puse unos Jeans desgastados en las rodillas, ajustados pero muy bonitos, una blusa cuello tortuga blanca y encima una chaqueta verde, los acompañé con mis botines color miel, me maquillé justo como ayer y volví a dejar mi cabello suelto. Salí del cuarto y saludé a Mel.