La casa

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Camine por la casa hasta que vi a una pequeña niña rubia. Ella estaba llorando

-¿Te encuentras bien?-

La niña movió la cabeza en señal de afirmación. Ella no parecía tener mas de 6 años.

-Hay alguien más en esta casa?-

La niña movió la cabeza en señal de negación.

Me pareció extraño que me dijera que no había nadie más en la casa, cuando se suponía que tenía que quitarle la sangre a alguien para el huevo.

-Ven que te voy a sacar de aquí- le di mi mano, la cual ella agarro y caminamos hasta la puerta

Fernando estaba afuera de la casa, lo podía ver porque la puerta estaba abierta.

-He encontrado a esta niña aquí y me dijo que no había nadie más-

-Es cierto, solo están ustedes dos dentro de la casa-

-Entonces a quien se supones que quieres que mate- entonces fue cuando entendí- como quieres que le haga daño a esta niña- le grite.

-Recuerda que tienes hasta el anochecer-me dijo con seriedad y yo empecé a caminar hacia el- no intentes salir que la casa esta hechizada para que nadie salga, para así evitar que si no pasas la prueba , el monstro del huevo salga a matar a todo aquel que se encuentre serca-

-Pero no puedo hacerlo- Grite desesperada.

Como era posible que Fernando pueda ser capaz de mandar a matar a una pobre niña solo porque si.

-Te lo pondré de esta forma, si no alimentas al huevo el monstruo que salga de este las matara a ambas, asi que tu decides o muere solo ella o las dos, es mejor sacrificar una vida que perder dos-

-Esta niña no debería de tener que pagar con su vida solo para saber si soy ese princesas que tanto buscas- lo mire a los ojo- ¿Qué pensaría tu princesa de esta situación? ¿Realmente ella aprobaría que alguien inocente perdiera la vida?- le grite con desesperación.

-Yo sé lo que hago Zafiro-

-Por favor no me hagas esto- rogué

-Nos vemos luego- Fernando se dio la vuelta y se marcho en su vehículo.

¿Que se supone que voy a hacer?

Mire a la niña, se veía asusta y yo no sabía qué hacer. Me acerque a la puerta que estaba abierta e intente atravesarla, pero se sentía como si una pared invisible estuviera impidiéndome el pasa. Me aleje de esta y corrí lo más rápido que pude para chocar contra la pared invisible pero esta seguía hay. Jale mi pelo en señal de frustración y miré a la niña que se veía asustada.

Me senté al lado de la niña y la abrace. Buscaría una forma de salir de esta situación.

Pasaron las horas y nada se me ocurría. Intente atravesar una ventana y también estaba bloqueada con una pared invisible e incluso hice un hoyo en la pared y aun así no podíamos salir, por ese estúpido hechizo.

El sol estaba a punto de esconderse. Agarre el huevo que estaba en el piso, no sabía qué hacer. El huevo empezó a moverse en mi mano.

¿Qué hago ahora?¿qué pasa si lo que sale de este huevo es peor que los hombres lobo?

Mire el huevo, que se movió tanto que se cayó al piso desde mi mano. El sol ya se había ocultado y el huevo empezó a crecer, sin pensarlo dos veces agarre el cuchillo que Fernando me había dado y lo clave sin miedo en mi mano y vi como de esta salía la sangre.

Saque el cuchillo y con mi mano herida agarre el huevo. Tenía miedo de lo que podía pasar al haberle dado sangre mía al huevo envés de la de la niña.

Sentí como el huevo subsionaba mi sangre y como me debilitaba. El huevo se volvió color carmesí y creció hasta llegar a la altura de mi hombro. Yo estaba asustada y podía ver que la niña también.

-Tranquila- le dije a la niña mientras me ponía entre el huevo y ella.

El huevo empezó a brillar con tal fuerzo que no me permitía ver. Puse mis brazos frente a mis ojos, tratando de que la luz no me segara.

En un instante sentí como algo se lanzo sombre mi. Sentía como dos patas me pisaban las muñecas de mis brazos logrando evitar que yo las moviera. Era realmente pesado, sentía que en cualquier momento me rompería los brazos a causa de su peso.

La luz me había dejado siega y no sabía que estaba encima de mí.

-Ahh- escuche como la niña grito.

Levante mi pecho y le gruñí a lo que estaba encima de mí, mostrando mis colmillos, mientras forcejaba tratando de salir de su agarre. Pero lo único que con seguí fue que lo que estaba encima de mi me mordiera con fuerzas.

Los colmillos de esa bestia eran realmente grandes y se aberraban a mi hombro con fuerza mientras sentía como succionaba mi sangre.

Escuche los gritos de miedo de la niña mientras mi cuerpo se debilitaba, hasta que me quede inconsciente.

Bienvenida a la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora