Capítulo 26: Trouble.

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Toda la habitación parece desequilibrarse en minutos, o tal vez segundos. No sé exactamente en dónde estoy, ni me interesa saberlo. Tan solo quiero que los mareos pasen y la sensación de nauseas terminen.

Mi garganta arde e incluso puedo sentir el sabor amargo de la bilis subir hasta mi paladar. Trago con fuerza para poder contrarrestar en cierta forma el malestar. Esto resulta realmente asqueroso.

Es el cuarto de alguien, puedo darme cuenta de eso por las fotos familiares que cuelgan de las paredes y por la forma en que están distribuidas las cosas en el espacio; pero sé que no es el de Sam. He estado innumerables veces en su habitación y sé que esta cama y estos muebles no son los de ella. Llego rápidamente a la conclusión de que es el cuarto de su hermanastro Ander. El tío buenón que se aparece una vez al mes a hacer acto de presencia.

A Sam le agrada en la medida de lo posible, pero estoy segura que no estaría dispuesta a morir por él. Creo que solo traga su presencia por su padre, y por su madre, que a pesar de no tener ningún vínculo sanguíneo con el tío, ha llegado a apreciarlo.

Tomo asiento en la cama para estabilizarme, llevo las manos a mis sienes e intento dar unos masajes circulares para que el remolino que se está formando en mi visión desaparezca por completo.

Oh, esto es una mierda.

Una tremenda bola de mierda que no sé cómo parar.

—Muy bien, qué lindo espectáculo el de hoy —murmuro—. ¿Así que la mejor fiesta del año? ¡Va, qué estupidez!

Reniego conmigo misma. Necesito descargar la sensación de querer matar a alguien por joderme la noche.

Irina, oh esa pequeña arpía. ¿Qué haré con ella? Bueno, podría excluirla del grupo o ignorarla hasta que se canse y termine renunciando. Debería encargarme de ella que ha sido la que más dolores de cabeza me ha traído esta noche.

¿Y todo por quién? Stefan.

Yo no quiero nada con el chico. Ni siquiera es mi tipo, pero ella parece no entenderlo.

Me planteo un par de opciones antes de salir nuevamente a la fiesta. Seguramente ellos aún siguen divirtiéndose, mientras yo me rebano los sesos intentando hallar una excusa para cuando tenga que volver.

¿Por qué me tuve que ir tan inesperadamente? Debí afrontarlo, debí quedarme allí y darles la cara, pero no. Terminé huyendo como la cobarde que soy.

Si quería que ellos no se enteraran del beso que tuvimos Harry y yo, pues mi huida debió confirmarlo todo. Es más, ellos deben tener una idea diferente de nosotros ahora.

***

La puerta se abre por completo dejándome ver a una silueta posada en el marco de madera. Al principio resulta un poco escalofriante y aterrador, pero cuando el hombre se va acercando y la luz se cierne en su rostro me doy cuenta que es Harry.

Está un poco sudado y tiene los ojos abiertos al tope.

—Joder, te he buscado en cada habitación de esta casa. ¡Madre mía, no sabes lo que se está montando en los cuartos contiguos! ¡Vaya sorpresa! —musita, cerrando la puerta con seguro para luego acercarse unos cuantos pasos. Cuando está posicionado enfrente mío, él cambia su expresión por una más sería—. ¿Qué coño ha sucedido ahí? —inquiere—. ¿Por qué me han preguntado eso, y por qué has salido corriendo?

Mi cerebro reacciona cuando encuentro el sentido de sus palabras. ¿Me está reclamando? ¿En verdad lo está haciendo?

—¿Disculpa? Y qué querías que hiciera, eh. Estaba harta de todas esas preguntas estúpidas, pensé que salir de ahí era una buena opción.

STORM |H.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora