Capítulo 27: Se han ido.

382 36 11
                                    


Creo totalmente en que las fiestas están hechas para divertirse y no para permanecer en una habitación frustrándote más en cada minuto que pasa. Llevo encerrada en el cuarto del hermanastro de Sam alrededor de media hora. Pero no estoy sola, Harry aún se encuentra conmigo.

Conversamos de algunas cosas triviales, pero también de cómo voy a explicar el hecho de haber abandonado tan de repente la sala de estar. Harry repite constantemente que todo va a ir bien, que ellos no pueden ser tan carroñeros como parecen; y aunque sus palabras me reconfortan un poco, no puedo estar completamente segura de que será de esa manera.

Una parte de mi mente intenta creer en ello.

—Apostaría cincuenta dólares a que la tal Irina mantiene un idilio oculto con Stefan —me dice—. Y apostaría cincuenta más a que está absolutamente celosa de ti.

—Yo no apostaría nada —mi mano viaja a la tiara en mi cabeza mientras trato de acomodarla—. Se me da muy mal ese tipo de cosas.

Él frunce los labios.

—Pero no vas a negar los celos de la rubia.

—Lo que le suceda a Irina no es mi asunto —musito—. Si ella cree que entre Stefan y yo pasa algo, pues es su rollo. Yo sé mi verdad.

—Ella lo ama, Asamy. Es comprensible que se sienta de esa manera.

—¿Y desde cuándo tú eres defensor de las rubias sin cerebro? —le increpo. Hecho un vistazo a su rostro, luce un poco trastocado. Hasta me atrevería a decir que lo he dejado helado—. Ni siquiera la conoces.

—No necesito hacerlo para darme cuenta de tremenda obviedad... Yo no intento defenderla, vale. Solo creo que no es agradable para ella enterarse de sus llegadas en las mañanas al instituto —me dice.

Cruzo los brazos sobre mi pecho mostrando cierta inconformidad con sus palabras.

—No es mi asunto, deberías de entender eso —le repito, haciendo hincapié en lo primero.

Estoy muy molesta con ella en estos momentos, tan molesta que podría simplemente ligar con Stefan solo para cabrearla un poco. La idea suena un poco tentadora, hasta el momento en que lo pienso bien y todo se va tan rápido como vino.

¿Ligar con Stefan? Qué tienes en la cabeza, Asamy. Ni en tus sueños más salvajes, y mira que has tenido sueños muy salvajes, me digo. Río por eso último.

—Vale... —alarga, Harry. Observa con cierta preocupación su reloj en la muñeca y se ríe—. Tal vez sería un buen momento para volver —me dice—. No quiero ser mete cizaña, pero como que nos estamos tardando un buen rato, y eso no se toma de muy buena forma.

—¿Qué intentas decir? —pregunto. Mis brazos están cruzados sobre mi pecho y no puedo evitar acercarme unos cuantos centímetros a él.

—Que si no vamos hacer nada acá es mejor que volvamos con los lobos —musita, sonriendo y colocando una expresión que no mataría ni a una mosca.

Mi expresión debe ser todo un poema porque su risa es tan grande que no tarda en convertirse en carcajadas.

—Eres un estúpido —le digo, golpeo su brazo tan fuerte como puedo.

—Tú realmente no crees eso —me dice. Su sonrisa aún no desaparece y está a punto de contagiarme ese gesto.

—A veces me haces creerlo —farfullo—. Como ahora, por ejemplo. No dejas de decir payasadas.

—Ah, vale. Soy como tu bufón personal —su expresión no cambia, por el contrario, parece que le hace gracia todo lo que le digo. Es eso o tiene una muy buena coraza protectora anti "me llega a los huevos lo que me digas."

STORM |H.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora