Capítulo 9: Detenciones y notas.

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La maestra ingresa en el aula, el silencio retumba por todos los rincones y solo atinamos a prestarle atención. Ella tiene la fama de castigar alumnos por cualquier razón, por más ridícula que sea, ella siempre estará posando un ojo en ti.

Le doy una repasada a mi cuaderno por si decide hacer orales o preguntar al azar sobre el tema de la semana pasada, supongo que debí practicar antes de llegar pero no tuve tiempo suficiente en mi casa, más aun por el estado de Zayn.

Me río por las palabras ridículas que mi hermano dijo ayer, “¿Te gusta?” Obviamente no, para nada. Es imposible pensar que entre nosotros podría surgir algo, tal vez solo una amistad, pero no más.

—¡No quiero ver ninguna hoja encima de la carpeta, todos derechos en sus asientos! —grita, se arregla las gafas y coge una tiza blanca de trazo grueso—. Detesto la idea de ver alumnos encorvados, no son el jorobado de Notre Dame, jóvenes.

Escribe el título del tema en la pizarra verde, “Corrientes psicológicas” se lee. Vale, odio este curso. Es como estar sentada enfrente de alguien que habla y habla pero al final de cuentas no entiendes la gran mayoría de la clase y aunque sabes que va a venir en el examen, simplemente no puedes captar la idea que trata de transmitir.

—Comenzaremos con un par de preguntas. ¿Algún voluntario? —cuestiona en general, nadie responde y lo sé porque la mayoría no entiende su clase. Tal vez no hay algo malo con nosotros, sino con ella—. ¿Nadie? Bien, será por dedocracia —completa, cierra los ojos y apunta al azar con su dedo. Rezo porque no me toque a mí, comenzaría mal el día si el índice se posara en mi persona —¡Samanta! Eres la afortunada —le dice.

Sam expande los ojos y traga saliva, todos la miran y puedo sentir sus nervios fluir. A nadie le gusta que le pregunten sobre un tema de la semana pasada, creo que es uno de los principales terrores de los estudiantes.

—Dígame como se divide la psicología aplicada —le dice, Sam me mira y yo niego. No sé la respuesta, solo recuerdo a la Psicología organizacional pero de las otros dos he olvidado el nombre—. No está permitido soplar, sino todos salen al frente  —farfulla, se ha dado cuenta que Sam me ha mirado y eso no le ha agradado para nada.

—No sé la respuesta, maestra —murmura mi No-amiga resignada a su suerte.

—Cómo es posible, lo que estoy preguntando es algo básico  —brama, hace ademanes con los dedos y se decide a terminar—. ¿Alguien sabe la respuesta?

Un chico de adelante alza la mano derecha para intervenir, la maestra le sede la palabra y él con todo y su nerviosismo trata de responder:

—Se divide en tres partes; Psicología educativa, clínica y organizacional —termina, vuelve a tomar asiento y todos lo abuchean. Recibe uno que otro golpe suave en la espalda y la cabeza pero no dice nada.

—¡Se calman todos! —grita—. Tomen un bolígrafo y escriban —murmura. La mayoría hace caso, mientras que algunos no y solo se ponen a mirar al frente—. La psicología Gestalt se encarga de estudiar las percepciones del ser humano, su máximo representante es Max Wertheimer.

Solo se escucha el sonido del boli contra el papel, eso hasta que la puerta suena un par de veces. A la profesora no le gusta ser interrumpida y esa es la razón por la cual gran parte de los estudiantes hacen un esfuerzo por llegar temprano a su clase, es de esperarse que eche a aquel iluso que ha osado interrumpir su labor. 

No me emociono en lo absoluto cuando me doy cuenta que ese iluso es Harry, yace parado en la puerta, con las manos en los bolsillos y ese par de hoyuelos revoloteando por su rostro. Desde mi punto puedo ver que le da una de las mejores sonrisas que carga en el semblante, pero la maestra no se inmuta en lo absoluto. Le ha impuesto una papeleta y lo ha mandado a detención, pobre.

STORM |H.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora