Capítulo 5: En el bar de Walker.

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El bar está en una calle oscura, desierta y mal oliente, tiene un letrero de luces intermitentes y de neón que señalan el lugar. Solo con la pinta me da miedo entrar. Perrie se adhiere a mi lado y entrelaza su brazo con el mío, tomamos una respiración profunda cuando nos armamos de valor para empujar la puerta.

Adentro es igual a como lo esperaba, una fina capa de humo cubre la parte superior del local y hay una barra con un hombre robusto sirviendo bebidas. Más al fondo veo dos mesas de billar, la luz amarilla es un poco escasa pero trato de identificar a los hombres que están jugando. Ninguno se parece a Zayn.

—No está aquí —me susurra, Perrie.

—Lo sé. Pero preguntémosle a él —le digo, señalando al hombre robusto que sirve las bebidas. Ella asiente.

—Disculpe —le digo, tratando de llamar su atención—. Señor —él ni me mira —¡Oiga! —grito.

El hombre de apariencia desdeñosa nos observa y sonríe, se acerca a nosotras.

—¿Qué hacen señoritas tan lindas como ustedes acá? —pregunta, puedo oler el tufo en su aliento al hablar.

—Busco a mi hermano, usted quizás lo ha visto. Es alto, delgado, cabello negro y porte de BadBoy.

—¿Porte de qué? —cuestiona, mirándome de arriba a abajo y deteniéndose un mini segundo en mis pechos. ¡Hombre asqueroso!

—De chico malo —digo, gruñendo cuando suelto las palabras.

—Hmmm. No lo sé, por acá pasan demasiadas personas, bonita. Se me es muy difícil recordarlos a todos.

—Él es cliente de aquí así que debe conocerlo.

—No lo creo, pero un incentivo puede hacer que mi memoria vuelva —el hombre me sonríe y puedo ver que le falta un par de dientes. Se me hace muy grotesco mirarlo así que volteo la cabeza.

Hasta ahora Perrie no ha hablado, esto seguramente la asusta.

—Le doy diez dólares si me dice dónde puedo encontrarlo —ofrezco. Prácticamente es todo el dinero que llevo encima.

—No es suficiente —me dice.

Miro el reloj que está en mi mano y lo pienso dos veces antes de ofrecerlo, pero es Zayn. Es mi hermano. Suelto un suspiro.

—Diez dólares y un reloj. Es lo único que tengo —le digo. El hombre me vuelve a sonreír y niega.

—Yo quiero otro tipo de pago —murmura. Él toma mi mano que está en la barra y la masajea, yo la retiro inmediatamente—. Anímate, la vamos a pasar muy bien —me dice.

—¡Váyase a la mierda! —grita, Perrie en un gesto protector—. Vámonos Asamy, acá no conseguiremos absolutamente nada.

Perrie me empieza a jalar hacia la puerta pero otro hombre nos detiene. Es más alto que nosotras y nos supera en peso enormemente.

—Ustedes no se van —dice, el hombre que intento hacerme esa propuesta obscena—. Tráelas acá Steven —agrega. Steven, nos lleva a la fuerza hasta el robusto y maloliente hombre.

—Aquí las tienes Walker.

Así que él es Walker, el dueño del bar.

—¿Por qué se van tan temprano he? Apenas llegan.

—Eso no le incumbe, viejo repulsivo. Déjenos salir —dice, Perrie mientras forcejea con el agarre de Steven.

—Te equivocas rubia, hay que animar la noche —suelta el hombre, él sale de su lugar de barman y viene hacia nosotras.

STORM |H.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora