Capítulo 8: Hogar, dulce hogar.

1.1K 69 6
                                    

Volvemos al cuarto en el que Zayn está hospitalizado, lleva una gran sonrisa estampada en su rostro y a la rubia a un costado. Ella tiene el cabello un poco desordenado y no hay que ser adivino para darse cuenta que es lo que ha pasado mientras no he estado. Reprimo un quejido de frustración cuando mi mente empieza a imaginar cosas muy subidas de tono.

Miro a Harry a mi lado, él también lleva una sonrisa de lado y los ojos centellantes.

—Creo que es mucho por hoy. ¿Ya nos podemos ir? —pregunto a Zayn. Él sonríe, como si sus perlas blancas fueran suficientes para calmar la reciente ira que está empezando a surgir en mi interior.

—Sí, solo deja que me cambie —responde. Perrie se apresura por correr una pequeña cortina blanca, me sonríe afrentada mientras suelta una risilla de nerviosismo.

—Como si no te la hubiera visto —murmuro. Por un momento olvido que Harry está a mi costado y al siguiente me siento terriblemente avergonzada, aún más cuando el suelta una carcajada mirándome a sobremanera. Vale, no debí decir eso, creo que ni lo debí pensar. Noto a Perrie estupefacta por mi comentario, una suficiencia empieza a crecer en mi interior y dejo la vergüenza a un lado.

—Éramos niños, Asamy. Eso no cuenta, el amiguito cambia —me dice, su voz traspasando las cortinas.

Ruedo los ojos y no respondo más. No sé cómo haya reaccionado a mis palabras, no le veo la cara pero el tono de su voz me dice que no está muy contento que digamos.

Cuando sale con la ropa puesta, le pongo los ojos de borreguito que tanto lo conmueven. Él sabe que no soy muy buena lamentándome por los errores que salen de mi boca así que esto es lo mejor que puedo dar en estos momentos. Zayn me sonríe y extiende su mano para darme un abrazo, correspondo a sus caricias, nunca estuve tan complacida de tenerlas presentes como ahora.

—Vayámonos de acá —susurra. Asiento y le sonrío. Salimos por la puerta para dirigirnos al ascensor.

—¿No tienes que firmar tu acta de salida? —pregunto.

—Ya lo hice, la enfermera llego antes de ustedes diciéndome que me podía ir.

Al llegar a la primera planta veo a imitación observarnos. Sigue teniendo la misma mirada vacía y plástica que poseía hace un par de horas. Se fija en Harry, que nos sigue unos cuantos pasos atrás. Vale, no me gusta que lo mire. No es que tenga una mínima cantidad de celos pero el que ella lo desee me hace querer agarrarla de los pelos.

Camino lo más rápido que puedo para traspasar la puerta de cristal y no pensar en las señas que le hace para despedirse. El viento fuerte se estampa contra mi cuerpo y retrocedo un par de pasos. Zayn me toma de la cintura, un poco consternado por mi actuación.

—No me agrada, no dejaba que pasará a verte —murmuro. Es la verdad, aunque haya omitido un par de sucesos.

El viaje resulta de lo más ameno, Zayn le ha hecho un par de preguntas a Harry, incluyendo las clásicas como; ¿De dónde se conocen? Y ¿Cuántos años tienes?

Creo que han congeniado bien, o al menos eso parece desde mi punto de vista. Perrie y yo hemos estado hablando de otros asuntos, como querer ahorcar a imitación por posar los ojos en Zayn. Eso sí no, si hubiera querido con mi hermano la hubiera estrangulado yo misma en pleno hospital.

El taxi nos deja en la puerta de mi casa, todos bajamos y nos apresuramos por entrar adentro, incluido Harry.

—Hogar, dulce hogar —musita Zayn cuando se hecha en el sofá—. ¿Por qué hay helado derretido encima de la mesa? —pregunta.

—Mi culpa —murmuro, él sonríe y niega un par de veces. Palmea el asiento libre a su lado para que Perrie se acurruque junto a él. Miro el otro sofá y tomo asiento en el, Harry me observa un poco perturbado desde un rincón.

—¿Esperas una invitación o algo así? —pregunto, levantando una ceja y mirándolo con una sonrisa burlona. Él entre abre los labios y camina lentamente hasta tomar asiento a mi costado.

Es insólito, no estoy acostumbrada a invitar a desconocidos dentro de mi casa porque este es mi lugar privado, mi zona de confort, y que alguien invada este espacio me hace sentir extrañada; aún más si ese alguien es Harry.

Observo como inspecciona el lugar, deteniéndose en algunos cuadros en los que estamos Zayn y yo. Le presta más atención a un dibujo que está pegado en la pared, un garabato que por cosas del destino nunca quise arrancar. Es de crayolas multicolor, con trazos mal hechos y dibujos muy mal pintados, pero más que nada, este bosquejo tiene un gran significado para mí. Es el primero que hice por el cumpleaños de mamá.

—¿Cómo fue que dieron conmigo? —pregunta mi hermano, la rubia rodeándole el brazo y aferrándose a él. Perrie se adelanta en responder.

—Fuimos a buscarte a un bar nauseabundo con olor a orina y colillas de cigarros, pero nos pasó algo terrible —murmura, ampliando sus ojos azules y mordiéndose el labio superior—. Cuando intentamos salir, un tipo repugnante nos impidió el paso. Casi ultrajan a Asamy ahí adentro —chilla, exasperada. Noto a Zayn alterarse y tratar de levantarse—. Tranquilo, las cosas no pasaron a mayores porque Harry estuvo ahí para ayudarnos. Le debemos mucho.

—¿Qué? ¿Quién fue, Asamy? —pregunta, sus ojos cargados de furia.

—Walker —murmuro—. Pero ya pasó, no hagas alboroto por nada.

—¿Alboroto por nada? No, esto no se va a quedar así —farfulla. Me altero un poco, no me gustan los problemas, no me agrada que mi nombre esté embarrado en cualquier asunto que tenga que ver con personas repulsivas.

—Sosegate, Zayn. Agradece que Harry haya estado ahí —le dice Perrie. Apremio mentalmente el que me esté tratando de ayudar. Mi hermano respira sutilmente y asiente un par de veces.

—Harry, te debo mucho —le dice—. Si tú no hubieras estado en el momento preciso no sé qué habría pasado, es probable que ahora mismo estaría lamentándome por salir sin decir a donde. Si requieres algo, algún favor. Puedes contar conmigo para lo que necesites.

Harry le presta toda la atención del mundo a Zayn, sonríe mostrando ese par de hoyuelos que estoy empezando a creer lindos.

—Lo hice con gusto, Asamy es mi amiga. Era mi deber —responde, sin quitar la sonrisa de su rostro y mandándome una mirada que me enternece el alma.

Un silencio para nada incómodo se extiende. Miro el reloj que cuelga en la pared de enfrente, va a ser media noche y no puedo creer que haya pasado la mayor parte del día junto a Harry. No el sentido del que un par de amigos disfrutarían, sino de una forma más indirecta y sutil. A decir verdad, creo que en otras circunstancias él y yo podríamos ser amigos. No estoy negando que ahora lo seamos, pero no de los mejores.

Una sonrisa aparece en mi rostro y no me atrevo a pensar en el porqué, no deseo admitirlo en estos momentos ni en los próximos que vengan.

—Ya es tarde —farfulla Perrie—. Creo que es hora de irme —concluye. Se levanta de su asiento y mira a Zayn que aún sigue recostado.

—Yo también tengo que descansar, mañana hay clases —dice Harry, asiento y me levanto de mi lugar, dispuesta a abrirles la puerta.

Los cuatro vamos juntos hacia afuera, Zayn despide a Perrie con muchos mimos y luego la embarca en un taxi confiable. Miro a Harry a mi lado, me sonríe y noto como en sus ojos se forman algunas líneas. Vale, creo que se ve bien ahora mismo.

—¿Nos vemos mañana? —pregunta coqueto y mostrando un solo hoyuelo. No sé si lo muestra porque le sale natural o es una mueca para agradar a las chicas, sin embargo detesto admitir que funciona.

—Supongo —susurro. Él asiente, juntando sus labios y haciendo algo que no esperaba.

Me abraza, y aunque me tenso un segundo y trato de resistirme al contacto, se me es imposible. Le correspondo pasando mis brazos por su espalda y dejándome llevar por el momento, teniendo en cuenta el que Zayn me está observando y analizando.

Creo que mi orgullo se esfumo el día en el que comencé a tomarle importancia a este raro y no me arrepiento de haberlo hecho. No me lamento para nada.

STORM |H.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora