El Final de Un Mal Día

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CAPÍTULO 6

EL FINAL DE UN MAL DÍA

Por fin terminé las clases. Ahora Antonio y yo vamos casi corriendo hasta el hotel.

-Apúrate, que si llegamos tarde nos corren.- me dice.

-Sí, ya sé.-

Luego de una corrida de muerte, tomando en cuenta mi condición física, llegamos un poco tarde. Para seguir mejorando mi día el gerente estaba en la recepción, esperándonos.

-Llegan tarde, otra vez.- nos dice enojado. -Es la última que les acepto. Una más y se van.-

-Sí señor.- le respondo.

Corro hasta el cuarto de servicio los más rápido que puedo y me pongo el uniforme.

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¡No puede ser que haya tanta gente hoy! He llevado como 15 personas a sus cuartos y lo peor de todo es que son unos tacaños. 100 dólares me he ganado.

-Ay mijo, estoy cansada.- le digo a Antonio cuando llego a la recepción

-Yo también. No sé porqué hay tanta gente. ¡Parece feria!-

-Definitivamente. Y lo peor es que ahora pasamos vigilados por ese gerente más amargado que mi abuela. ¿Qué hora es?-

-Las 5.-

-Ay, no sé a que hora es la reunión. Sólo sé que es en la noche...-

-¿Cuál reunión?-

-La de la discográfica de Jorge.-

-Ahhh, ¿Sabías que la tal Solange seguía aquí?- me dice Antonio.

-¡Qué! ¡No! Pensé que ya se había ido.-

-Pues no. Hace un rato la vi por acá. Parece que se quedó haciendo más cosas.-

-Uch. Ojalá no la vuelva a ver. Es raro que no la hubiera visto. Supongo que hay mucha gente en el hotel.-

-Eso sí. Oye, ¿Cómo le vas a hacer con la reunión de Jorge? Con tanto huésped no creo que te dejen tener una reunión.-

-Ya sé. Le dije a Cecilia que cambiaramos. Cómo a las 6 me voy al restaurante, pero a ella le toca el área de la piscina así que voy a llevar a Jorge ahí.-

-Hey, ustedes dos. Dejen de hablar.- nos dice el gerente, todo enojado.

Antonio y yo dejamos de hablar y nos vamos a atender más huéspedes.

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-Dale Ceci, gracias.

Salgo del baño con el uniforme del restaurante. Camino hasta la cocina para ver los pedidos que me dijo Cecilia que había dejado para llevar a las mesas.

Cuándo ya tengo unos listos, los llevo al área de la piscina para entregarlos. Cuándo termino veo a una alta, rubia, patas de jirafa, sentándose en una mesa. ¿Es en serio esto?

Busco a Joaquin, el otro mesero, para ver si él la puede atender pero está muy ocupado en su área. Ni modo, me va a tocar a mi atenderla. Camino hasta su mesa y me preparo mentalmente para lo que viene.

-Buenas noches.- le digo agarrando su copa para servirle agua.

-Vaya, vaya. Miren a quien tenemos aquí. Mi botonas favorita.- me dice mirándome mal.

-Jeje sí. ¿Qué va a comer?- le digo sería.

-Espera, ¿No quieres hablar un rato? ¿Cómo está Jorge?-

Mi Vida Con Jorge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora