Todo Bajo Control

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CAPÍTULO 18

TODO BAJO CONTROL

Limpio la lágrima que corre por mi mejilla

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Limpio la lágrima que corre por mi mejilla. Tonto Ridge, ¡Siempre me hace llorar! Sydney y él son tan lindos. Cierro el libro y me acomodo más en el asiento del avión. No sé por qué razón Jorge no ha venido. Tal vez no encontró taxi. O tal vez le pasó algo, no. Tal vez se sentó en otro asiento, pero el asiento a mi lado sigue vacío.

-Señor, por favor ocupe su asiento.- oigo que dicen adelante.

-¿No habrá otro asiento? Es que tengo que ir al lado de alguien que no quiere que yo vaya a su lado.-

¿Ah sí? ¿Ahora va a ser mi culpa, no? Como siempre. Yo soy la mala de la película.

-No señor, todo el avión está lleno, tome asiento por favor.-

-Está bien, está bien.-

Miro hacia la señora que está a mi lado que está muy tranquila leyendo una revista. Vamos en la fila de en medio, de cuatro asientos. La señora, yo, Jorge, y luego otro señor que ya está durmiendo. Miro a la azafata llegar y señalarle a Jorge su asiento.

-Pase, por favor.-

-Gracias.- le dice, bastante molesto, por lo que veo.

Se quita a Juanita, su guitarra, y la acomoda en el maletero. Luego mira al señor durmiendo y lo toca para pedirle permiso, pero el señor ya no está en este mundo.

-Señor, ¿Hola? Me da permiso, por favor.- le dice tocándole el brazo. Me aguanto la risa porque el señor ni reacciona, pero Jorge me mira. -¿Y tú de qué te ríes?- me pregunta

-De nada, de nada.- levanto las manos inocentemente pero esto me hace reir más. Jorge pone una mano en el asiento de adelante y la otra en nuestros asientos, supongo que va a saltar encima del bello durmiente.

Lo dicho, se suspende con los manos pero no mide bien las distancias y se da un golpe en la cabeza con el maletero. No me aguanto y empiezo a reírme a carcajadas.

-Jajajajajaja ¿Te dolió?-

-Nah. Y deberías de preocuparte porque tu Cliente se lastime.- me dice sentándose a mi lado

-¿Por qué?-

-Porque pierdes dinero.-

-Bah, no me interesa, yo estoy acá porque tú no me dejaste renunciar.-

Solo me voltea a ver enojado y se pone el cinturón de seguridad.

-¿Por qué tardaste tanto?- pregunto por pura curiosidad, nada más.

-Porque intenté cambiar de vuelo y así no incomodarte.-

Ay.... ¡Claro!

-Y no pudiste...-

-Obviemente no. Entonces, traté de cambiar de asiento...-

-Y tampoco pudiste. No respondas, ya me di cuenta que no.-

Mi Vida Con Jorge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora