Capítulo 41

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Al otro día...

GRACE

Siento como todo da vueltas a mí alrededor y ni siquiera abrí los ojos.

Me duele todo y siento que un líquido rojo y pegajoso recorre mis brazos y mi espalda.

Intento incorporarme pero mis músculos no responden.

Así que sólo me quedo allí, quieta, intentando conectar correctamente las ideas.

Escucho pasos, y, después el grito de James:

-¡¿Grace?!-

Intento articular algún sonido, pero se me hace imposible.

-Aquí estás-susurra, se arrodilla junto a mí- ¿Necesitas ayuda?

Abro un poco los ojos y asiento lentamente.

-Déjame ayudarte-dice, mientras me levanta un poco y me ayuda a sentarme-¿Cómo te sientes?

-Horrible - respondo en un susurro.

-Vamos a la enfermería- Me dice, mientras me sujeta de los brazos, pero no aguanto de pie ni cinco segundos, creo que me esguince un tobillo.

-¿Qué pasa?-me pregunta James.

-Mi tobillo- Es lo único que alcanzo a decir.

Él asiente y me ayuda a levantarme otra vez, sólo que ahora no me suelta, caminamos muy despacio por los terrenos de Hogwarts, bajo el cálido sol matutino.

-¿Esto será así todo el tiempo?-pregunto cuando vamos a medio camino.

Él se encoje de hombros y murmura:

-Aprenderás a controlarlo, conforme pase el tiempo, supongo-

Asiento.

-¿Cómo van las cosas con Lily?-pregunto rompiendo el silencio, lo mejor que puedo hacer en estos momentos es distraerme del dolor punzante en mi tobillo y el ardor en mis brazos y espalda.

-Mal, creo que no quiere ni verme-responde con tristeza.

-Tal vez, ella no quiere estar contigo porque tiene miedo- digo, después de pensarlo unos segundos.

-¿Miedo?-pregunta sorprendido- ¿De qué?-pregunta confundido.

-James, Lily sabe que te has acostado con la mayoría de las chicas de Hogwarts, quizá si le gustes, pero tiene miedo de no ser lo suficientemente buena y la termines engañando-

James se quedo pensado, sorprendido, pero sé que comprendió todo y le quedó clarísimo.

-Yo no le haría algo así, no le haría algo así a ella-dice mirándome a los ojos.

-Lo sé, pero tienes que hacer que ella se dé cuenta.

Él asintió y susurró un "gracias" casi inaudible.

Seguimos caminando hasta el castillo en silencio.

Llegamos a la enfermería y yo me siento en una de las camas, James se despide y me dice en un susurró:

-Tendré en cuenta lo que me has dicho-Y luego se va rápidamente.

Yo asiente con una mini sonrisa y me recuesto. La enfermera llega unos segundos más tarde con un montón de pociones que saben horrible y vendas que queman cuando tocan tus heridas.

Cuando termina se aleja y cierra las cortinas que rodean mi cama, haciendo que la poca luz que se colaba por las ventanas desaparezca y quede casi totalmente a oscuras a excepción de los reflejos de luz que se cuelan por debajo y arriba de las cortinas.

Y si los Merodeadores hubiesen...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora