4. TERRIBLEMENTE PERVERTIDO

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  4. TERRIBLEMENTE PERVERTIDO

Comencemos con una cuestión, ¿qué es la realidad?.
Según wikipedia es "la percepción abstracta de lo denominado real",
¿Un poco raro de entender no?
Si navegamos un poco por internet, podremos encontrarnos cualquier significado de "realidad" sin llegar a ser ninguna lo completamente cierto y bien estructurado como para entenderlo sin problemas. Pero, no obstante, vamos a plantearnos:
¿Todos visualizamos la misma realidad?
¿Es real la realidad?
Lo curioso es que hay personas que opinan que la realidad no existe, vivimos en unas ilusiones ópticas en las cuales solo varias cosas compartimos en común.
Como por ejemplo, las leyes, las normas, la educación, etc...
pero las opiniones, los pensamientos, las ideas, la conciencia en general.
No se define como real.
Un asesino no ve el mundo y la realidad como una persona normal
Un asesino ve en la realidad, la propia normalidad en descuartizar cuerpos, en ahogarlos, en enterrarlos y luego seguir con su vida.
Mientras, que alguien normal se aterroriza de tal locura.
Un escritor aficionado no ve la realidad como la ve una persona egocéntrica y egoísta.
Un escritor ve la realidad como un mar lleno de tiburones en el cual una pequeña manada de delfines intenta sobrevivir a ellos, a sobrevivir de la sociedad, del optimismo maligno, de la envidia y de los terribles celos.
Mientras que una persona orgullosa y egocéntrica lo ve como la puerta abierta a la diversión, la belleza y la seducción.
La realidad puede ser real, al igual que no lo puede ser, ese es un caso sin resolver.
Pero... ¿Cómo ve una prostituta o una víctima de tráfico de blancas la realidad?
La respuesta más correcta sería el propio sentimiento de cólera y angustia que sienten hacia la propia vida, esa tan injusta que las hace hacer cosas tan repugnantes y dolorosas, para conseguir unos cuantos billetes al día.
¿Es eso justo? ¿Hacer algo en contra de tu voluntad, todo por sobrevivir en una realidad tan injusta, asquerosa y odiosa?
No lo creo.
Por esa misma razón estoy dudando ahora mismo en si debo entrar o no a la casa de un desconocido (el cuál no para de mirarme con ganas de desnudarme y empotrarme en el primer muro que encuentre) no es una decisión bastante sencilla de tomar, requiere su tiempo. Y sobre todo, un gran estudio de posibles pros y contras de la situación. Pongamos un ejemplo, si entro cabe la posibilidad de que me viole o me mate, o quizás me viole y luego me mate. Pero si al contrario, digo que no, lo más probable es que acabe de nuevo en aquel cuchitril siendo vendida a algún viejo rastrero con pasta.
Y ninguna de las dos me acaba gustando ni una pizca.
Pero cabe la probabilidad de que si entro, Dom sea lo suficientemente bueno como para ser amable conmigo.

El chico tatuado se encuentra en la puerta, expectante, en espera de que entre de una vez. Su ceja enarcada hace que inconscientemente me haga sonreír tímidamente pero desde que su expresión cambia a una de admiración, vuelvo a la inexpresividad de siempre.

-¿sabes una cosa? Me pones más cachondo cuando eres adorable y tierna, tu sequedad y frialdad me recuerdan a Rusia, me haces pasar un frío de cojones por momentos.
Pero sigues siendo ardientemente hermosa y lo más importante, me sigues poniendo baby.- el guiño tan confiado que me dedica cuando termina de hablar hace que estalle en una carcajada tan escandalosa que por un momento temí que desde el pub mi padre me alcanzara a oír, pero en ese instante me olvidé de mi pasado, de mis problemas y de mi horrenda vida, por unos segundos olvidé que era una persona enferma.
Y me gustaba sentirme sana, quería más y si Dom era la solución a mis problemas, pensaba aferrarme a él como una garrapata.
Así que le sonreí tímidamente y me adentré en su casa, una simple casa hogareña, encantadora y acogedora.
Nada más entrar, me empezó a dar un tour express por toda la casa, la cocina, la sala de estar, el baño, la sala de estudio, su dormitorio (que al pasar junto a él, Dom dio a destacar el territorio de dominación y de excitación que se emprendía en el, además de asegurarme el olor a innumerables e impresionantes orgasmos que se habían dado en ese cacho de metros cuadrados)
Hasta que llegamos a una puerta que se encontraba al final del pasillo, era blanca y bueno... era una puerta, no le voy a pedir más.
Al entrar un olor a lavanda y a libertad impregnó mis orificios nasales haciéndome volar hacia las nubes y tumbarme en ellas, era totalmente maravilloso.
La habitación era sencilla pero a su vez hermosa y elegante, paredes grises, mobiliario color perla y unas cortinas blancas y casi transparentes que le daban a la habitación un color amarillento hermoso, lumínico.
Estaba alucinada con aquella habitación, sin duda era la mejor de la casa y mi cara de "me cagó en todo, ¿quién creó esta belleza?" Se pudo reflejar perfectamente en mis ojos y noté como Dom también se daba cuenta.

Dominic [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora