1. La llamada

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Capítulo 1: La llamada.

Tengo seis personas delante de mí haciendo cola, en espera de que les sirvan su bandeja con el almuerzo. Estoy hambrienta y la lentitud no ayuda para nada, poco a poco la fila va avanzando hasta llegar a mi.
Gertrudis, la cocinera, toma mi plato y lo llena de ensalada hasta arriba junto con un zumo de naranja, sin dirigir la mirada hacia mí tan siquiera me devuelve el plato, al principio lo hacía y me hablaba, pero con el paso del tiempo dejó de hacerlo ya que de mi no salía ni un suspiro. Cojo mi plato de vuelta y me giro completamente hacia la salida del comedor, hace unos días convencí al doctor flinn para que me dejara comer en el césped bajo su vigilancia a cambio de conversar con él mediante papelitos, cosa que me incomoda demasiado, al igual que estar muy cerca de el o en un lugar privado estando ambos solos.
Camino hacia la salida y como esperaba, al pasar el umbral localizó a Flinn cerca del viejo árbol sentado en la sombra con un libro entre sus manos mientras que su bandeja descansa en su regazo. Como si tuviera un radar en su cabeza alza la vista para mirarme y hacer un hueco a su lado para mi, pero rechazo su oferta y me pongo unos metros más lejos de él para tener mi propio espacio.
Flinn me da un pizarra magnética junto con un rotulador azul.

-Buenas tardes Charlie, ¿Como a sido tu día hoy?

Dejo mi bandeja sobre el césped y tomo la pizarra junto con el rotulador, garabateo un "hambriento" y lo giro para enseñárselo, y bueno, se carcajeó de mi, en mi cara. Idiota.

- pues que no se hable más, a comer Charlie. Buen provecho.

Tomo mi comida y empiezo a devorar el pasto que tengo por almuerzo a toda prisa, pero la carcajada de Flinn me hizo levantar la vista y mirarlo con el ceño fruncido.

-debí creerte cuando dijiste que estabas hambrienta, pero no es bueno comer rápido, podrías atragantarte y hacerte daño en el estómago.

Su regañona me hizo reflexionar y bajar mi velocidad de engullimiento, tomo mi zumo y le meto unos tragos largos antes de acabarme la ensalada y dejar el plato con los cubiertos de plástico sobre el césped.
El doctor Flinn todavía iba por la mitad de su plato pero el me hablaba mientras almorzaba para ir ahorrando tiempo.

-no tienes la más mínima intención de participar en las terapias de grupo. ¿Por qué Charleen?

"No me gusta la gente"

-de eso ya me eh dado cuenta, pero con ellas te puedes desahogar con tus compañeras hasta incluso conseguir hablar otra vez.

"no me interesa contarle mis problemas a nadie"

-todos tenemos una segunda, una tercera y una cuarta oportunidad Charlie, este es tu momento para recuperarte y volver a empezar tu vida de cero.

"No, usted no lo entiende. Si salgo de aquí, no seré nadie"

-claro que serás alguien, puedes ser independiente, tener tu casa, tu trabajo, tu pareja, ¿acaso no quieres eso?

"¿Crees que no sé los planes que traía mi padre entre manos para cuando tenga 18? ¿Acaso tú los sabes? ¿Verdad que no doctor Flinn?"

-si no quieres recuperarte Charleen, no tendré más remedio que expulsarte de la residencia.

"Mierda. No. No. No. No. No puede hacerme eso, no puede."


-oh... claro que puedo, ahora mismo si lo desea.

"Usted no lo entiende, usted no lo entiende"

-¿Qué debo entender? Explícate.

"Si me echa de aquí ellos me encontrarán y me llevaran de vuelta a ese espantoso lugar"

-¿quienes y qué lugar?

"Mi padre Flinn, mi padre! El tiene unos planes entre manos y te aseguro que los cumplirá. Si me echa acabaré en una casa de prostitutas, ¿entiende lo que conllevaría salir de aquí?

- Lo siento, pero si no muestras intereses en recuperarte.... no podré hacer nada por ti.

¿Qué? No me puede estar diciendo esto, no, joder, no.
Lagrimas caen de mis ojos mientras él se levanta y se lleva nuestras cosas hacia La Cocina.
Antes de irse se giró hacia mí y me llamó.

-Charleen, piensa en una decisión. Recuperarte o acabar en una casa de prostitutas.

Pero qué decisión iba a tomar si todas me llevaban a lo mismo, si me recuperaba me darían de alta y me llevarían de vuelta con mi padre y si me negaba me echarán y me devolverán con mi padre.
Todas llevan a el y eso es lo que intento evitar, no quiero acabar como Silvia, ni como Ekiza, ni como las demás, vendiendo su cuerpo por obligación.

La sirena del descanso suena abriendo una avalancha en el patio, las chicas se pelean por él columpios que hay en un trozo de tierra mientras que los chicos caminan hacia otra área apartada de nosotras.
Observo cómo se divierten, Madeline juega con sus muñecas, en su rostro se ve la adoración y el amor que siente hacia ellas y en como se las ingenia para que el vestido le entre, mientras que Cloe juega a las cartas con Rossie, no sé quién irá ganando pero podría decir que Cloe va perdiendo por su cara de fastidio, sin embargo, Marie solo se limita a observar, como lo hago yo y puede que nuestras miradas llegasen a encontrarse en algún momento de todos estos meses pero ahora mismo están entrelazadas, ella no aparta su vista de la mía y yo tan solo le sigo la corriente, no pestañea, no gesticula nada, hasta que nuestro juego de miradas termina cuando llega Kathy a mi lado, entonces Marie desvía su mirada hacia Denise, la obesa, que no para de dibujar hamburguesas en su papel, y yo hacía Kathy que me observa de manera despreciable.

-al teléfono, es para ti.

La miro extrañada, ¿a mi? No me han llamado nunca en los tres meses que llevo aquí dentro, y, ¿lo harán ahora?
Me levanto del césped y camino hacia el otro lado del patio con lentitud, se que algo bueno no se aproxima y aquí estoy yo, la estúpida Charlie, metiendo su cabeza en la boca del lobo.
Me acerco a las cabinas y la encargada me indica que tengo que apretar la línea cinco.
Tomo el teléfono con manos temblorosas y me lo llevo a las orejas y respiro en señal de respuesta.

-oh...Charleen Charleen, cuánto tiempo, que alegría poder volver a hablar contigo.
Pronto estarás de vuelta querida, tienes muchas cosas que aprender, pero no te preocupes, de pequeña eras muy zorrita y la chupabas muy bien, todo será coser y cantar para ti ja ja ja ja.

Y Cortó la línea.

Caí de rodillas al suelo.
Lleve mis manos a mi cara controlando mis sollozos.
Ya sé lo que me espera, y no es nada bueno.

Dominic [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora