15 de febrero 2016

28 0 0
                                    

Hoy comenzó la tortura y se vino con todo, voy a contarte lo que pasó más o menos para que tengas una idea de mi estado de ánimo en este momento.

Me desperté, bajé a desayunar, me bañé, me vestí, etc. (todas esas cosas que hace la gente normal, creo).

Nick me llamó por teléfono para avisarme que me pasaría a buscar en su auto, asi que debía esperarla en la entrada; me colgué mi mochila al hombro y tomé del perchero, antes de salir por la puerta, un enorme sombrero negro que según yo me mantendría fuera de las miradas del mundo entero.

Saludé a mi mejor amiga con un abrazo y ella no tardó en hacer algún comentario sobre mi vestimenta del día..


- ¿y ese sombrero?, no me digas que la suprema te aceptó en el aquelarre.


No contesté y preferí unicamente calzarme las gafas de sol oscuras y abrir la puerta del coche.

El camino fue bastante tranquilo, pusimos a todo volumen la radio más ruidosa que encontramos y cuando conocíamos alguna canción comenzábamos a entonarla casi que gritando. Nick no paró de hablar sobre cómo este año más que nunca deseaba encontrar un novio y de que esperaba que hubiera chicos nuevos en la escuela.

La verdad es que a mi el tema del novio , los hombres y todo eso  no era mi mayor preocupación.

El amor definitivamente no es una de mis prioridades.

Luego de unos 10 minutos de tráfico llegamos a una entrada de madera blanca con un enorme letrero, que haciendo juego con la gama de colores, anunciaba en letras doradas "ACADEMIA GIVESTONE".

He aquí la secundaria más pretenciosa y mediocre de toda la ciudad. Una escuela donde lo más importante era el dinero que tus padres tenían, que en el caso de Nick era bastante; pero por mi lado, cuando tienes una beca de por medio, parece que toda la escuela conspira contra ti. Como si supieran de antemano que soy diferente, que no cuadro junto a ellos.

Llegamos al estacionamiento del instituto, Nick apagó el motor y ambas nos miramos con extrañeza, ¿estabamos listas para esto?, mi amiga parecía leer mis pensamientos porque de repente dijo:

- claro que podemos con esto, siempre que nos tengamos la una a la otra, nada puede pasarnos.

Estas palabras hicieron que me sintiera mejor, respiré hondo y bajé del coche...














Las horas de clase transcurrieron de una forma rápida, tengo recuerdos fugaces del día, pero nada concreto; Nick y yo estábamos en algunas clases juntas pero no en la mayoría ya que el grupo se había agrandado un poco este año y fue dividido en dos para que fuera más cómodo para profesores y maestros dar la clase.

Bastó dar un paso dentro de la academia para que las burlas comenzaran, la verdad ya estaba acostumbrada así que intenté no darle mucha importancia.

Por más de que tratara de ocultarme de la realidad, no podía dejar de notar como todos me miraban, como todos me juzgaban.

A veces no soporto que hablen a mis espaldas, ¿porque no pueden ser directos?, saben, a mi me importa lo que piensen de mi y mucho.

Siempre he sido cuidadosa con lo que digo y hago, de no ir por ahí haciendo escándalo. Es meramente un problema de seguridad, o tal vez de confianza. Camino por las calles con miedo de caer, con miedo de que mi blusa se manche, con miedo de que la gente me observe demasiado. Cada vez que debo hablar tengo miedo de no decir lo adecuado o de decir de más.

Hay veces que no se cuando callar y otras donde no se que decir. Continuamente doy explicaciones de porque hago o digo esto como si necesitara la aprobación de cada persona del mundo.

Me gustaría no ser así, pero no puedo evitarlo.

Me importa y mucho.



Diario de almas perdidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora