26 de febrero 2016

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El reloj despertador sonó a las 6.00 am... me desperté un poco aturdida ya que la noche anterior me había quedado despierta para terminar un trabajo para historia y definitivamente no pude dormir lo suficiente.

Me vestí rápidamente y bajé a desayunar. Mi madre se encontraba en la cocina con una taza de café en una mano y el teléfono en la otra, discutiendo sobre algo que parecía inentendible para mis oídos, que además de no saber absolutamente nada sobre finanzas, que era el campo donde se desarrollaba el trabajo de mamá, estaba recién levantada por lo que tampoco se les puede pedir mucho.

Al verme entrar en la cocina, me sirvió una taza de café sin dejar de hablar por teléfono.

- ¿Pero estás seguro que nadie más puede hacerlo...?- la cara de enojo de mi madre era evidente- si, si lo comprendo; veré que puedo hacer - dijo, y colgó.

- ¿Algún problema ma'?, no me digas que tu jefe todavía quiere que te mudes a la oficina- dije para apaciguar un poco el ambiente.

- La compañía perdió una gran suma de dinero y necesitan que viaje a Estados Unidos para poder arreglarlo con el cliente.

- Pero eso va a tomar varios días- dije un poco molesta.

- Si, lo sé hija, pero, ¿qué puedo hacer? - noté que su expresión pasó del enojo a la tristeza en solo un segundo. - A veces desearía que tu padre volviera; para mi hacer esto sola es muy difícil.- Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

- Tranquila, todo está bien, estamos juntas en esto, lo sabes- dije abrazándola. - Además puedo pedirle a Nick que se quede unos días conmigo.

- Quiero que me llames todas las noches, me has entendido? - respondió enjuagándose las lágrimas con la manga del saco.

- Sí señora-capitana! - grité con todas mis fuerzas. Y después de acabarme todo el café de un sorbo subí a mi habitación para buscar mi mochila y mi celular; le envié un mensaje a Nick:

    " Emergencia de llanto!!!, te necesito aquí para... antes de ayer,  dime... por Dios y la virgen santísima que por un milagro astral estás despierta a esta hora... sino juro que moriré". Presione "enviar".

    Al cabo de 15 minutos ya me había rendido, esperando una respuesta que no llegaría pasadas las 7:15 de la mañana; tomé mi mochila y un suéter de mi armario porque parecía que afuera estaba frío; tomé los audífonos y puse la primera canción que apareció en mi reproductor a todo volumen... bajé las escaleras y salí por la puerta principal hacia la calle.

    Estaba decidida a caminar, no estaba segura de llegar hasta el Instituto pero por lo menos me acercaría lo más posible, aguardando que en algún momento Nick respondiera mi mensaje de emergencia y acudiera en mi auxilio. Bajé los escalones de la entrada y me detuve a apreciar el paisaje... era un día soleado pero hacía bastante frío para ser verano, las flores se extendían por todo el césped y el rocío matinal parecía congelarlo todo; era sencillamente hermoso.


    Comencé a caminar siguiendo la ruta que solemos hacer en el auto de Nick para llegar a la Academia, la ciudad apenas comenzaba a despertarse; los ruidos de motores y voces se iban haciendo cada vez más notorios a medida que avanzaba pero yo iba en mi mundo, en mi propio concierto imaginario, cantando y soñando despierta; mis pies parecían danzar en lugar de caminar, me sentía más liviana, más libre, cuando de pronto vi un reflejo del sol y un auto negro casi me pasa por arriba básicamente.

    Caí al piso al mismo tiempo que me saqué los audífonos y logré escuchar una voz que gritaba - que carajo??? ....- había sido mi culpa porque al venir flotando también ignoré un semáforo con una luz roja gigante. Una sombra bajó del auto y entonces lo vi, era  Nate que se acercaba a mi con cara de enojo - estás loca? - dijo.

- Perdón, iba dormida... es demasiado temprano, admítelo! - respondí.

- Si, supongo. ¿Tú amiga no pasó por ti hoy? ya casi que extraño la bocina de su auto.

- En realidad fue un problema de horarios, resulta que yo me desperté una hora antes, así que decidí caminar.

- Una chica guapa como tú no debería caminar, ¿quieres qué te lleve? - me dijo, y me extendió la mano para que pudiera levantarme del suelo.

- ¿Estás seguro? - pregunté. -No quiero incomodar.

- Tú eres la que huye de mí, recuerdas?.

Creo que me puse roja como un tomate pero traté de disimular y comencé a caminar hacia el auto para que no pudiera verme, se me aceleró el corazón, no estaba segura de que me llevara, ¿sería una buena idea? ¿y... si no lo era?.

- Voy al Instituto...- dije nerviosa.

- Lo sé, también yo!. Te vi la semana pasada ahí - interrumpió.

- ¿Tú también...

- Sí, voy una vez a la semana para aprobar Matemática, odio la matemática!. Simplemente es imposible. Mi profesora me odia, yo la odio, no entiendo para que me sigo haciendo esto. A veces solo desearía desaparecer, ya sabes, fugarme; arrancar este auto, acelerar y nunca pisar el freno.

- si... el instituto está bien para mi, si quieres solo me bajaré aquí...

- ja ja, ¿piensas que te voy a secuestrar o algo?. No, a mi me gusta que las chicas me deseen.

- ¿Acaso insinúas qué yo te deseo o algo así?, porque déjame decirte que... - el auto frenó en la mitad del estacionamiento y Nate bajó rápidamente para abrirme la puerta. El estacionamiento estaba repleto de personas sobresaltadas por la llegada de aquel auto y ya observándolo todo. Entonces él abre la puerta de mi lado, toma mi mano y me dice algo así como que "no lo insinúo, estoy seguro de ello". Me ayudó a bajar del auto y luego se despidió besándome la frente lo que fue un poco extraño.

    Estaba entrando al Instituto cuando vi unos ojos conocidos, era Chris, que desviaba la mirada y seguía su camino.

    No me habló en todo el día, me la pasé con Nick, le conté lo de la frase épica en la clase de Literatura, que mi vecino que casi me mata, y hasta alcanzamos a terminar su trabajo de Química.

Definitivamente hoy fue un día extraño.


Diario de almas perdidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora