Diario de almas perdidas.

23 de febrero 2016

Hoy me levanté mejor. Decidí darme una ducha antes de ir al instituto porque mi aspecto de recién levantada, la verdad, daba asco. Al cabo de 15 minutos ya me había puesto el uniforme y también ya me había peinado (o algo así).

Bajé las escaleras y le di un beso en la mejilla a mamá.

- Perdón por lo de ayer - dije susurrando en su oído.

Mi madre me entendía o más bien intentaba entenderme, ella sabía que yo no era de las "populares" y siempre repetía que iba a cambiarme de instituto pero... ¿por qué mentirnos? tuve demasiado suerte de que me dieran esa beca, se supone que la Academia Givestone es una de las mejores de la ciudad, por lo que a veces creía que mi madre solo intentaba apaciguar las cosas.

Ella no respondió solo me miró y me dio un pequeño beso en la frente.

- Deberías llamar a Nicole, ayer te estuvo llamando todo el día a la casa, me contó lo que pasó... no sabía cómo habías llegado. Le dije que te tomaste un autobús y que estabas bien, pero supongo que quiere hablar contigo. - dijo mientras se levantaba de la silla y servía otra taza de café. Me la tendió y la tomé con una sonrisa.

- La voy a llamar ahora mismo.

Subí la escalera tan rápido que casi se me cae la taza de café de la mano. Tomé mi celular que había tirado bajo la cama la noche anterior y lo encendí. Tenía  20 llamadas perdidas y algunos mensajes de Nick preguntándome si estaba bien, si había llegado a casa o si me habían violado. Marqué su número, que claro, conozco de memoria y luego de dos tonos escuche su voz.

- Dime que eres tú y no un violador que te secuestró y mató - dijo ella casi gritando.

- ja. Ya quisieras que esté muerta para quedarte con mis cosas.

- eso dices tú. Aunque el otro día vi un vestido negro en tu armario que me encantó tanto como para quedármelo.

- Es todo tuyo si lo quieres, es un regalo de la abuela, cree que debería vestirme más femenina.

- y no es la única que lo cree querida.

- ya cállate!

- solo decía... no crees que ella se enoje si me lo prestas para una fiesta el sábado.

-¿una fiesta?

- sí, ya sabes, alcohol, drogas, chicos guapos, música... ese tipo de cosas.

- ja ja - dije burlándome - no me digas...

- si te lo juro... sé que parece mentira pero no lo es.

Me quedé en silencio por un momento. La extrañaba mucho, me hubiera encantado estar con ella en ese mismo momento para abrazarla y decirle que era la mejor. Nick siempre me ponía de buen humor, a veces sentía que ella le daba sentido a mi vida, que le ponía color.

- hey! no te duermas... ¿Necesitas un aventón? - dijo, haciéndome volver a la tierra.

- claro.

- genial.  Porque no quería conducir hasta aquí para nada.

De repente escuché un bocinazo, que parecía salir del teléfono y a la vez rebotar en cada pared de la casa. Me tomó unos segundos darme cuenta de que era Nick que me esperaba afuera.

- ¿estas aquí?

- siempre que me necesites voy a estar aquí y lo sabes!, ahora ábreme la puerta que necesito algo de comer!!!!!!! - gritó y la llamada se cortó.

Corrí hasta la puerta y la abrí, Nick estaba ahí, radiante como siempre, tenía puesto el uniforme del instituto y se había atado el cabello en una coleta. Estaba simplemente bellísima. La abracé, tuve un enorme impulso de hacerlo.