La princesa y el caballero [Rin x Len]

Volver a casa: Granero mental

  La muerte es mi felicidad, lo se muy bien
hoy voy a considerarlo una vez más, y más que ayer

Tanto tiempo he malgastado aquí
sin tener nada que hacer
si tu me devuelves lo que dí
ya no habrá que preocuparse para ser feliz  

Los Bunkers - Llueve sobre la ciudad

Pasaron los tres mortales días y aún así Lenka parecía feliz, le di todo lo que pude darle todo lo que necesitó, cumplí todos sus deseos. Pero hoy es el día.

Hoy Lenka estaba como todos los demás, jugaba con "Tigger", el gato que le había dado. Se llamaba así porque según Lenka parecía un tigre, era naranjo con líneas amarillas.

- Oye Len, ven aquí.- me llamó.

Me acerque donde se encontraban mascota y dueña y cuando llegue Tigger se froto contra mi.

- ¿No haz sentido nada fuera de lo común?.- pregunte mientraa acariciaba al animalito.

- Nada, Len no te preocupes.- me sonrió tratando de calmarme.- quizás me equiboque y dure unos días más.

Pero si te quedarás para siempre sería lo ideal, pensé.

- Espero a que si.

- Ahora dejando de lado la tristesa.- se limpió la falda y se levanto.- Tengo muy buenas noticias.

- ¿Cuáles?-. Por un momento me ilusione.

- Se como hacerte volver.

Eso me tomo desprevenido, me esperaba cualquier cosa menos eso.

- Gracias, no gracias.- negué.

- ¿Que?.- exclamó con la mandíbula desencajada.- ¡¿ESTAS DEMENTE?!, ¡¿SE COMO HACERTE VOLVER Y TU LO RECHAZAS?!

Estaba furiosa y se le notaba.

- Me quedaré todo el tiempo que sea necesario mientras tu estés.

- Y si te digo que te mentí.

- ¿Que?.-comencé a temer lo peor.

- Len, el tiempo no corre de la misma manera aquí que allá.- se sentó en el césped.- Un día aquí podría significar meses allá.

- No me importa.

- Len, perderás tiempo de tu vida.

- Y tu vida llegará a tu fin por mi culpa, ¿Que son unos meses comparado con eso?, te lo diré.- me acerqué a ella y le coloque una mano en el hombro.- no son nada.

Lenka guardo silencio.

- Len, por favor, deves irte.- su mirada se ensombrecio, se quitó los guantes con los que andaba y quede rigido, sus manos se estaban transparentando.

- Maldición...- musipe.

- Ahora entiendes, si yo desparesco no sabrás como salir de aquí y te quedarás en coma para siempre.

Bufe despreocupado, pero en realidad estaba muy asustado.

- Está bien, vamos.

Lenka me sonrió y me abrazó...

- Len, prometeme algo.- dijo colgada a mi cuello.

- Lo que sea.

- cuando me desvanesca... no quiero que llores.

- Los hombres no lloramos.

- Lo dice el que a los 8 años dormía con mantita y lloraba llamando a su mamá cada vez que se caía.