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Bianca.

No paraba de pegarle cada vez más fuerte a la bolsa, estaba entrenando para el gran programa que se venía hoy de boxeo y  lo más irónico es que sería entre un chico y una chica bueno se preguntaran como inicio esto, Paio, es mi peor enemigo o al menos cuando es de día, es muy extraño  pero es la realidad y al tonto se le ha ocurrido hacer una lucha de boxeo para demostrar que es mejor que cualquier chica, que tonto.

Mis manos dolían y empezaba a sudar como chico, estaba cansada pero esto valía la pena, tenía que cerrarle la boca a este estúpido.

En cuanto terminé de practicar por tantas horas caí en el suelo sintiéndo como mis manos empezaban a moverse nerviosamente, me saqué los guantes viendo el rojizo de mis manos, estaban súper rojas pero sabía que todo tendría su recompensa.

En cuanto estuve lista me puse nuevamente los guantes y salí para así subir al ring, aún Pablo no había llegado así que seguramente estaba arreglándose así que aproveche para arreglar mejor mis guantes.

— Recuerdalo bien, Bian. Si de pronto te hace alguno de sus trucos intenta resistir y por nada del mundo toques dos veces el suelo del ring con la mano. —Me decía el entrenador varias veces, no confiaba en mi y no lo culpaba, Pablo era uno de los boxeadores más conocidos de Miami pero le demostraría que las mujeres somos mejores que ellos.

En cuanto terminé de arreglarme me dedique a esperarlo, este chico tardaba más que una chica a menos de que se haya arrepentido y me este sacando ganadora.

Y no fue como quería ya que apareció con su sonrisa formaba en sus labios y su cabello teñido de rojo bastante mojado, era guapo y tenía que admitirlo pero era la persona más creída cuando estabamos aquí.

— Bien, terminemos con esto. —Subió al ring y se coloco los guantes en cuanto lo hizo la campana sonó y era hora de empezar, tragué en seco en cuanto lo vi correr hacía mí y de pronto sus guantes fueron directo a mi abdomen y empezo a golpear allí, pero yo no me quedaba atrás ya que también hacía lo mismo con sus pies aplastando de estos.

Me tiro hacía el suelo y se coloco arriba de mí para así doblar mis piernas y aquello no era boxeo, el dolor no lo aguantaba así que rápidamente toqué el suelo del ring.

— ¡Soy el ganador, como siempre! —Sonrió levantando uno de sus brazos en forma de campeón.

— Has hecho trampa, me has aplastado y casi rompes mis piernas. —

— Es boxeo, todo se vale mientras sea boxeo libre. —Se encogió de hombros y se fue de allí lanzandome un beso, estúpido.

El quería jugar, bien. Un juego no es un juego si no son dos los que lo juegan.





Blank Space || biancaio | TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora