7.

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Paio pov.

El fuerte ruido de la música no me dejaba ni siquiera dormir, llevaba más de dos horas intentando reconciliar el sueño y no pasaba nada, mis papas habían hecho una fiesta y desde esa fiesta estoy seguro que la mitad del vecindario no había podido dormir.

Ya enojado conmigo mismo y con la jodida fiesta me levante de mi cama soltando varias palabras que si mis padres escuchaban en este momento me habrían enviado a una escuela de monjos, claro si es que existe algo así.

Sin importarme estar en boxer salí de mi habitación y bajé las escaleras empujando todo lo que había a mi alrededor hasta a las personas, llegue hasta el reproductor de música y lo apagué.

Quizás tendría problemas con mi padre pero eso era lo que menos me importaba, mañana iba a tener clases y encima también boxeo así que ahora necesitaba dormir como sea.

— Pablo, nadie te ha dicho que apagarás la puta música. —Su olor a alcohol me llegaba hasta aquí, lo odiaba, era un asco de persona así como un asco de padre.

— Quiero dormir, si quieren hacer una jodida fiesta se largan de mi casa los dos. —Hice una mueca y me dedique a subir hacía mi habitación pero sus palabras me detuvieron.

— Tú aquí no me haces menos a mi, yo fui el que te trajo al mundo mal agradecido. —Se acercó más de lo normal a mi y no era que me diera miedo, el problema era que sabía lo que se venía.

— Te puedo hacer menos que nadie porque está es mi casa, sin mi dinero tu estarías en la calle con la tonta de Lucía. —Remarqué el nombre de mi mamá, hasta asco me daba llamarla mamá. Ambos eran lo mismo, vivían para el alcohol y para ser mal agradecidos conmigo.

— Me tienes que empezar a respetar. —Sentí el fuerte golpe en mi mejilla y abdomen, caí al suelo y me dolía pero no haría nada, no era tan mierda como el, no le pegaría. 

Su puño le dió un fuerte golpe a mi nariz haciendo que sangrara, sentí mi labio sangrar mientras Lucía lo intentaba parar yo lo único que hice fue empujarlo y salir corriendo hacía mi habitación.

Me encerré en ella y entré al baño para limpiar los restos de sangre que habían en mi rostro, lo odiaba y de una manera fuerte. Si eso volvía a pasar para la próxima ese hombre estaría muerto.

(....)

— No sabe ni siquiera defenderse, es una niña. Aunque creo que una niña habría sido mejor hijo que esa basura que tenemos de hijo. —Escuché nuevamente los gritos de papá y los "lloriqueos" de mamá, si entre comillas porque yo no le creía nada. Quería hacer el papel de madre buena y no le salía lamentablemente.

— Es que tienes que entenderle, es un niño y si tu le pegas a estás alturas terminarás matandolo. —

— ¡Tu y el no me pondrán menos que nadie, deja de defenderle porque si sigues así se va a acostumbrar y saldrá igual de maricón que su hermano! —Escuché algo caerse, hacía mi mayor esfuerzo por no hacer ruido y apretaba mis puños para no entrar a esa habitación y sacarlo a patadas de mi casa.

Intentaba no hacer nada, sabía que le estaba pegando. Sabía que le estaba tirando todo lo que veía a su alrededor encima así que sin decir palabra alguna me levanté de la cama y ya decidido empuje la puerta casi tirandola, ambos se quedaron mirandome. Me acerqué hasta debajo de la cama de ambos y saqué la maleta de ese señor que ya ni se merecía el nombre de padre.

— ¡Largo de mi casa, no quiero que vuelvas aquí por ningún motivo y menos que le levantes la mano a Lucía! —Tragué en seco, era más alto que yo y en este momento estaba frente a mi, lo empujé. 

No iba a dejar que ensuciara aún más mi casa. Hice lo mismo que el había hecho la noche anterior, golpegarme y hacer que me fuera hacía mi habitación. Lo saqué de la casa a patadas y no me arrepentía.

Estaba donde tenía que estar, en la calle.

Le hice una mueca de asco a Lucía y agarré mi mochila la cual estaba en el sillón, salí de casa y le pasé por encima al borracho ese.

(...)

Solté otro fuerte suspiro, estabamos en el recreo y Micaela estaba sentada en una de mis piernas sin dejar de darme besos en la mejilla, no sé si ella creía que por una noche que estuvimos juntos ya eramos marido y mujer pero eso no me importaba hora. No podía parar de mirarlos, Bianca estaba con Bruno y le estaba sonriendo, sus hoyuelos se marcaban.

Esto era tan jodidamente injusto, era conmigo con el único chico con el que se le marcaban sus hoyuelos y sonreía de esa forma. Intenté calmarme y concentrarme en la rubia que estaba sentada en mi pierna pero no podía así que no lo pense dos veces y me acerqué a ellos. Me senté en medio de ambos para "hablar" con Bruno. 

— Largo de aquí, enana. Quiero hablar con Bruno. —Escuché como gruñía y apretaba sus puños pero aquello no me había importado, se fue y yo me quede sólo con Bruno.

Los celos me estaban matando y sabía que luego me iba arrepentir de esto pero lo haría.

— No te recomiendo que salgas con ella, es igual a todas. Busca eso y luego te deja de lado y como tu eres mi amigo me siento con la obligación de decirtelo. —Fingí tristeza viendo como la expresión de Bruno cambiaba a una expresión seria.

— ¿Qué te pasó en el labio? —Cambió de tema y justo en eso decidí irme hacía donde estaba antes, había conseguido lo que quería y no podía estar tan satisfecho.

Vi como "peleaba" con Bianca, ella me miro y se mordió el labio inferior. ¿La habre cagado nuevamente?  

(....)

232 lecturas, estoy muy feliz. Muchisimas gracias a esas personas que leen mi historia, sin ustedes esto no sería posible. MUCHAS GRACIAS.Prometo seguir la novela en unos minutos, muchas gracias. Por cierto, el capítulo es un poco fuerte pero así es la vida de Paio.

   



Blank Space || biancaio | TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora