2.

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Bianca.

Claro, haciendo trampa todo el mundo gana y con esto me demostro que el no sirve para esto. Sabe que soy mejor que el y por eso lo ha hecho, claro es por eso.

Respiré profundo para calmarme aún más y agaché mi cabeza para así atar mis cordones, me iría a casa sin despedirme de nadie porque encima de que me dolían las piernas todos estaban festejando con ese, desde ahora le llamare ese porque no merece que de mis labios salga su nombre.

  — Sabes, te ves muy bonita atando tus cordones. Me haces acordar a cuando estabas pequeña que siempre lo hacías antes de irte. —Escuché su voz detrás de mi, no le iba a responder no lo haría.

— Quizás te hayas enojado y no te culpo porque no es de hombre hacer lo que yo hice. Por eso te he traído a señor Bubby. —Coloco un peluche frente a mi, no pude evitar reír y agradeci que el no haya visto eso.

— No te enojes, sabes que es difícil para mi hacer esto pero lo haré. Perdón por la forma en la cual he peleado contigo creo que demostre ser un tonto sin corazón pero tú y yo sabemos que las cosas no son así, si quieres para demostrartelo te podría llevar a tu casa. —Se sento en uno de los sillones agarrando mi mandíbula para así hacer que yo lo mirara cosa que no duro mucho, me incomodaba verlo de frente. 

— Si tanto ruegas, no me queda de otra que aceptar. — 

  — Iré por mi mochila y nos vamos. —Dejo un corto beso en mi frente antes de irse.

Esto era extraño, muy extraño porque siempre era lo mismo. Me trataba mal y cuando la noche se acercaba me trataba como si fuera una muñeca que no valía la pena pero aún así me gustaba esto porque no me trataba como me trataban todos, tenía su forma especial de hacerlo.

Escuché sus pasos así que me coloque la mochila en los hombros y ambos salimos del estadio de boxeo. Ambos entramos a su auto y el camino fue bastante callado por cierto, eso no me molesto.

(...) 

Cuando llegamos a casa se despidió con un beso en mi frente como casi siempre le era costumbre y me dejo el peluche el cual le había puesto de nombre Bubby. Entré a casa y como era normal mis papas no estaban pero si estaba mi casi hermano, Gonzalo.

  — Llegas tarde, seguramente has venido con ese tonto chico llamado Paio. —Dijo entre comillas mientras hacía una mueca, si algo era el era bastante posesivo.

— Busca un mapa y piérdete. —Le saqué la lengua antes de correr hacía mi habitación, el también lo hacía pero por suerte yo llegue primero y me encerre en mi habitación.

Dejé la mochila en la cama y me saque la ropa decidida a entrar al baño y darme una bonita ducha ya que la necesitaba y mucho.

Al terminar salí y me coloqué el pijama que consistía en una remera corta y un short, no me gustaba dormir con cosas tan largas a final de cuentas era mi casa y podía estar como quisiera.

Salí de la habitación y entré a la cocina viendo a Gonzalo comiendo Sándwich de milanesa, genial. Agarré uno de los que tenía y me sente viendo como me daba miradas de que me quería matar y con más razón comí más rápido.

  — No quiero que ese idiota te vuelva a traer a casa, desde ahora en adelante te vas y vienes conmigo. —Gruñó tomando un sorbo de su jugo.

— Tú a mi no me dices que tengo que hacer. — 

— Te recuerdo que soy tu hermano mayor y que por ordenes de papá y mamá mientras ellos no esten quien manda aquí son yo. —

— Te recuerdo que yo ya no soy una niña y por lo tanto puedo venir y irme con quién se me da la gana. —Me quise levantar de la silla pero Gonzalo me agarró del brazo haciéndo que me volviera a sentar.

  — Si no me haces caso les diré a papá que entrenas boxeo y no que vas a clases de danza y de modales como tú les dijiste. —Me dio una de aquellas sonrisas que tanto me hacían arder de coraje, lo odiaba y mucho.

— Vete a la mierda. —Me solté de su agarré y volví a comer como antes lo estaba haciendo, no sé hasta que hora se me ocurrió decirle que iba a boxeo y no a danza como papá y mamá pensaban que lo hacía.

Lo peor es que ellos seguían pagando mis clases y aún no sé como no se dan cuenta de que no voy pero de todas formas no le haré caso al tonto este, yo ya era mayor y podía hacer lo que quisiera.

— Por cierto, como casi siempre hoy dormiré contigo porque estan pintando mi habitación y tú sabes que odio el olor a pintura. —En cuanto dijo eso se fue hacía el sillón.

Sabía que sus intenciones eran malas y eso me lo había demostrado desde que entro a está casa siendo el hijo de papá, era una persona bastante irritante y siempre ha querido otras cosas conmigo que no son de hermanos. 

 


Blank Space || biancaio | TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora