Capítulo 9

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-¿De verdad no tienes nada con tu amigo? –su voz suena dura, haciendo que me estremezca un poco. Me apetece fundirme con el ladrillo de la fachada que tengo detrás o convertirme en un camaleón capaz de cambiar de color y así pasar inadvertida.

-No, no hay nada –hago una pausa. Bueno, creo que siempre he tenido un pequeño enamoramiento con él... pero no es correspondido, te lo aseguro. Evidentemente, eso no se lo digo -Sólo somos amigos

-No sé, Elena... ¿sabes eso que dicen de que los hombres muestran exactamente lo que hay? ¿Qué no hay dobles tintas? Las mujeres os empeñáis en creer que todo tiene un mensaje oculto pero, cuando un hombre te dice que te quiere, es de verdad.

-Ya sé que me quiere –le frunzo el ceño- Es mi mejor amigo.

-Sabes a lo que me refiero. Te conozco desde hace tres días y ya te ha llamado dos veces. Nadie se preocupa tanto por su mejor amiga, a no ser que sea porque, en realidad, la considere algo más. –estira ambos brazos a mi alrededor apoyando las palmas en la pared, cerca de mi cabeza, de modo que estoy atrapada en una jaula humana hecha con su cuerpo.

-No, Lucas –niego con la cabeza- Esto no es así. Nosotros... Luis y yo, un día ya nos enrollamos... Pero él paró porque dijo que no podía continuar. ¿No lo entiendes? No le gusto.

-O a lo mejor le gustas tanto que no podía joder contigo cualquier cosa que tuvierais antes de ese día.

-No sé... no. No creo –niego con la cabeza- Lo que ocurre es que para Luis soy alguien con quien se entiende y se divierte sin sentirse en la obligación de llamar al día siguiente, después de haberse acostado. ¿No lo ves?

-No le conozco, Elena, y no sé cómo sois cuando estáis juntos... Pero, joder... –se pasa la mano por el pelo, como rebuscando en su cuero cabelludo algo que esclarezca sus pensamientos- tampoco me siento con el derecho de ponerme celoso... -frunce el ceño- pero, puf... me está costando mucho evitarlo.

-¿Estás celoso? –pregunto extrañada.

-Ya lo creo, joder. –gruñe él- Entiendo que acabo de llegar a tu vida y no puedo exigirte nada... pero te juro que llevo todo el fin de semana pensando en ti, y no te imaginas cuánto tiempo hacía que no me pasaba algo así.

-¿En serio? –madre del amor hermoso. Si es que estoy abocada al fracaso; voy de Guatemala a Guatepeor. ¿Quién me mandará a mí meterme en estos follones? No tengo bastante con tener la cabeza hecha un lío por uno rubio, que ahora me junto al moreno también. Y lo peor de todo es que se me cae la baba al pensar que este tío está celoso porque hablo con mi mejor amigo. ¡Y lleva todo el fin de semana pensando en mí! La hostia puta. Esto es mucho para digerir.

- En serio –susurra mientras los centímetros entre nuestras bocas disminuyen. Siento su aliento fresco y caliente al mismo tiempo sobre mis labios. Su olor, el calor que desprende su cuerpo, todo él me embriaga y cierro los ojos.

El beso es suave al principio, pero se vuelve más violento y pasional con el paso de los segundos. No sé qué me pasa con Lucas, pero me libera. Cuando estoy con él se me olvida que el mundo sigue a nuestro alrededor, que hay nueve planetas y que todos giran siguiendo su órbita en torno a una estrella gigante denominada Sol. Se me olvida que estoy en mitad de la calle de una ciudad pequeña, donde la gente me conoce... En fin, me transformo en un ente con cuerpo de plastilina que solo quiere seguir besando sus labios y ser tocada y moldeada, como si fuera el trozo de barro que utiliza Demi Moore en Ghost, por esas manos tan cuidadas y masculinas.

En un momento determinado, no sé cómo lo consigo, pero recuerdo que mi amiga Candela está sola en el bar, esperando por nosotros y me obligo a mi misma a separarme de él.

Codo con CodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora