ANTONIO
Junior tenía el abdomen muy bien trabajado, sin mencionar cómo se le marcaban los músculos de los brazos cuando me agarraba con fuerza para besarme. El sonrojo se apoderaba de mis mejillas y no supe por qué estaba tan nervioso, por qué tenía tanto miedo con él. Y es que en serio, yo quería gustarle.
Le quité el bóxer con lentitud dejando descubierta su potente erección. Junior la tenia grande, la tenía más grande que cualquiera de mis clientes. Y joder, me dolería.
— ¿Estás bien? —susurró con esa voz que yo tanto conocía, esa voz de deseo, de lujuria, pero había algo mas en ella y no supe descifrar el qué.
—Si —murmuré mirándolo fijamente mientras me subía a horcajadas en sus piernas.
Su espalda estaba apoyada en el respaldo de la cama y mis labios bajaban por su mandíbula y su cuello con el más puro placer. Sabía bien, sabía a limpio...sabía a Junior.
—Antonio —siseó con placer cuando mi mano se posaba sobre su miembro erecto y lo masturbaba despacio, mirando sus ojos pestañeando rápido y su respiración acelerarse. Hizo la cabeza hacia atrás y estuve a punto de ponerme de rodillas delante de él y chupársela, pero entonces él me detuvo y lo miré sorprendido.
Sin decir una palabra y sin quitar sus orbes verdes de mis ojos, me recostó sobre las sabanas parsimoniosamente. Sus labios besaron los míos durante un largo rato, y sentí placer con algo tan mundano como un beso. Luego comenzó a bajar, sus labios húmedos y su lengua se paseaban por mi cuello dejando marcas que seguramente luego se verían rojas, luego mi pecho, mordiendo ligeramente mis pezones haciéndome gemir de placer/dolor. Hice mi cabeza hacia atrás cuando sentí sus labios en mi vientre bajo, amenazando con ir más allá.
—No... —susurré en negación cuando su aliento chocó contra mi entrepierna.
— ¿No? —Preguntó Junior mientras agarraba con sus manos mi miembro y le daba un besito a la punta—. ¿O sí? —preguntó de nuevo cuando un gemido se me escapó de los labios y sentí su lengua enredarse en mi pene.
Jamás había experimentado lo que era que te hicieran sexo oral, jamás me lo habían hecho a mí, pero esto era lo más excitante que me había pasado en mucho tiempo.
La cabeza de Junior subía y bajaba entre mis piernas, devorando mi hombría con frenesí mientras yo me deshacía en gemidos entrecortados y me aferraba a las sabanas, arqueando mi espalda.
—Por favor...detente —le supliqué sintiendo el orgasmo llegar, pero cuando estuve a punto de correrme, él paró.
Se limpió la boca de una manera sensual, sin quitar sus ojos feroces de los míos y aún acariciando con sus manos mí pene.
—No me hagas acabar...quiero...quiero... —jadeé. Junior se apoyó sobre mi cuerpo desnudo y me agarró ambas manos poniéndolas sobre mi cabeza.
—Dime lo que quieres, y prometo dártelo —susurró sensualmente mientras mordía con ligereza el lóbulo de mi oreja.
—Quiero... —y el nerviosismo se apoderó de mi con fuerza, impidiéndome pronunciar palabra. Junior sonrió de lado sensualmente.
— ¿Quieres...? —me apuró.
—Quiero que me folles, quiero que me la metas, quiero que lo hagas conmigo —dije con rapidez, ansioso porque me penetrara, como jamás lo había estado con nadie.
Una sonrisa picara se escapó de los labios de Junior y entonces bajó de nuevo con besos húmedos, hasta llegar a mi entrepierna.
—No me tortures de nuevo, por favor —le supliqué mientras me apoyaba sobre mis codos y lo miraba fijo, pero esta vez él tomó una postura distinta, pasando sus brazos por debajo de mis piernas, como abriéndomelas y levantándolas.
—Solo quiero lubricarte...no quiero que te duela —murmuró y no supe a qué se refería, pero antes de que pudiese preguntar nada, me dejé caer de espaldas a la cama con un gemido más fuerte de lo normal, cuando sentí algo suave, mojado y esponjoso abriendo mi entrada. Su lengua. Me estaba jodiendo con la lengua. Entraba, salía, entraba, salía y yo, estaba al borde de explotar. El liquido pre seminal comenzó a salir de mi miembro despacio y yo sin habla bajo esas caricias jamás experimentadas que me estaba dando aquel tipo casi diez años mayor que yo. Se pronto se separó y aunque no quise que lo hiciera sabía que algo mejor vendría. Se acercó a la mesita de luz de la habitación estirándose solo un poco y abrió el cajón, sacando un potecito de lubricante de frutilla y un condón.
—Junior... —susurré acercándome a él con debilidad, el placer aun recorría mi cuerpo.
— ¿Qué sucede? —murmuró mientras acariciaba mi cuerpo y abría el lubricante y con sus dientes, el condón.
—Puedes no usarlo si quieres —murmuré con mis mejillas sonrojadas sintiéndome un idiota. En verdad deseaba sentirlo, sentirlo en lo más profundo de mi ser sin ningún látex de por medio—. No tengo ninguna enfermedad, ni nada...ya sabes —y bajé mi rostro abochornado.
Vi de repente como volaba el papel del condón con este aún adentro, hacia el suelo y una sonrisa se escapó de mis labios.
— ¿Puedes ponerte en cuatro? —preguntó con algo de miedo y yo le obedecí, acomodándome como me lo había pedido, mirándolo por encima de mi hombro. Junior me miraba insistentemente y el sonrojo comenzó a notárseme con más furia.
—No me mires así.
—Es que...me gusta —murmuró y esa frase más el frío lubricante que me estaba poniendo en la entrada, eran el colmo de lujurioso. Sentí mi pene más duro que nunca y sin aviso un dedo entró en mi interior, dilatándome.
JUNIOR
Antonio estaba muy estrecho, como si fuese su primera vez, pero aun así no estaba llorando de dolor ni nada parecido, más bien lo disfrutaba. Disfrutaba que metiera y sacara mis dedos de su trasero. Tenía tres dentro suyo, moviéndose, encorvándose, abriéndolo, preparándolo para mí.
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Placer Culposo (Gay/Yaoi)©
General FictionAntonio es un niño de diecisiete años. Una vida difícil lo lleva a tomar decisiones erróneas con graves consecuencias. Junior es un tipo de veinticinco años que lleva la típica vida de casado, rutinaria y aburrida. De pronto todo el destino los cruz...