Cap. 7: Amigos

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Pasado un tiempo, dejé de lado las angustias de contarle a Marcelo, aún así algo cambió, pues era imposible ser afectuosa con tanta hipocresía en mi.

Días rutinarios y sin importancia habían concluido ya casi un mes.
Marcelo aseguraba que empezaba con nuevos proyectos y necesitaba acabar las pinturas para una empresa de publicidad que los necesitaba de inmediato, lo cual me dejaba fuera de sus planes y aunque ya debería estar acostumbrada, me causaba un poco de dolor estar lejos de él, pero ello me dio tiempo para poder pensar como decirle lo ocurrido, pero antes de hacerlo necesitaba hablar con Ezel.

No es que esperaba que viniera a verme, pero me ignoraba cada vez que intentaba acercarme para saludarlo. Sus cortinas seguían permaneciendo cerradas y me volvía loca el alto sonido de las diversas bandas de música que escapaban de aquella habitación.

Una tarde me atreví a contar a mi madre que un ex-compañero  de colegio vivía al lado y resultó una pésima idea, pues ese mismo día y de inmediato, acordó con sus padres para invitarlos a cenar.

Y hoy era ese día.

La más emocionada era mi madre y es porque no era común traer a un compañero a la casa y el motivo era que detestaba que vinieran, pero ahora no había excusas, ahora ella invitaba al vecino y no a mi ex-compañero. Y emocionada como estaba, me obligó a vestir de manera elegante para la ocasión. "Es Ezel, ya nadie importante", pensaba pero su emoción era tanta que me era imposible negarle y borrar esa sonrisa que sobresalía de su rostro con cada preparativo que hacia.

La velada era a las 7:30 de la noche y aún siendo las 5:00 de la tarde y la casa lucía de la mejor manera, excepto yo.

— ¿A qué hora vas a decidir ponerte lista, eh? Quién sabe es una familia puntual y llega antes de lo acordado. ¡Tienes que estar lista ya! –dijo haciendo caso a cualquier cosa, menos a mi.

— Mamá, es solo un ex-compañero y sus padres, no le veo la importancia – pero ella no me escuchó y tan sólo atinó a hacer un gesto con la mano y se dirigió rápidamente a la cocina y ya dentro me gritó:

— ¡Sólo ve a alistarte, ¿si?!

No me quedaba de otra. Hizo lo mismo cuando mis mejores amigos llegaron al fin a mi casa.

Recordaba ese momento, pero a diferencia de éste, era que ambas estábamos emocionadas por la llegada de ellos. Yo había preparado la casa para cuando lleguen los cuatro. A amigos de muchos recuerdos y experiencias que jamás olvidaré.

Sergio: un tipo alegre desde que lo conocí, aunque había cambiado mucho desde los 12 años, pues éramos unas bolitas y resultando ser unas molestias, seguía siendo el mejor de todos los amigos. Ahora con una contextura delgada, manos grandes y flacas, lacio con ojos pequeños, tez trigueña, no hablemos de su nariz, larguirucho y delgado; con el mejor de los ánimos cuando lo necesito, sé que siempre estará ahí cuando lo necesite, pero me llena de temor el pensar que él no piense lo mismo; se convirtió en un hermano y sé que me considera parte de su familia al igual que yo, lo cual me hace feliz; de poca demostración de sentimientos, pero eso no significa que no los tenga; con una madre maravillosa, tan noble y sencilla; es él tipo que más sabe de celulares que haya conocido, obsesionado por los iPhone; nada mediocre, conformista ni mucho menos irresponsable; algo obstinado con lo que desea, defiende hasta las últimas con sus posiciones, pero a veces se toma muchas cosas a la ligera; manera de pensar sencilla y a veces complicada; amable con todos y toma confianza de cualquiera rápidamente, un gran amigo y hablaría más de él pero no quiero hacer público todas sus virtudes pues tengo miedo que cambie de mejor amiga.
A total diferencia de él y con algunas similitudes es Angela: una chica pequeña, con un extraña pose al estar de pie; trigueña; cuerpo de contextura media, que lo alimenta bien con alimentos muy seguidos y variados; labios delgados, cejas definidas y unos ojos grandes -enormes- ; con una alegre personalidad y sonrisa franca sin miedo a no gustar a los demás; actitud relajada y sencilla sin darle muchas vueltas a los problemas; apasionada en sus decisiones y terca hasta los huesos. Me divierto mucho con ella utilizando el sarcasmo a menudo, bromas pesadas, risas sin motivos, extroversión al máximo, sin vergüenza en nuestras acciones y hay veces en que siento su fragilidad en sus emociones que tengo miedo que alguien dañe sus sentimientos.
Los dos se merecen lo mejor de lo mejor, pero carajo, entiendo como me tienen a mí como amiga. Tal vez ni merezca compartir sus sonrisas, pero con mi egoísmo, me siento feliz a su lado.
He compartido la mejor parte de mi vida a su lados de ellos dos y fueron tantas cosas que pasé con ellos qué podrían recordarmelo por si me olvidara. Mi relación con Marcelo ha girado en torno de ellos, que mis emociones, penas, peleas, alegrías, aniversarios y más, los eh pasado con ellos. Siento que es una amistad muy particular y única.  Éramos siempre los 5: Sergio, Ángela, Marco, Ezel y yo.
Bueno Marco es el tío más noble que pueda haber conocido; no es tímido total, pero lo es, a veces despistado y debido a su nobleza juegan con él - me incluyo -como centro de burlas que se lo toma de la mejor manera sin resentimientos y sin darle mucha importancia. Lo conosco demasiado pero a veces sus vacíos no sé cómo pueda llenarlos.

Cuando anunciaban hacer grupo, Sergio y yo sólo girábamos algo la cara y nuestros rostros se topaban con la de Ezel y Marco; y si necesitábamos a uno más, indudablemente nuestras miradas recorrían el aula en busca de Angela, aunque la mayoría de los casos ella se sentía comprometida en hacer grupo con unas chicas más, pues también eran sus amigas y nosotros entendíamos, aunque ella pareciese incómodo allí. Si nos faltaba alguien más, buscábamos a chicos que aceptaban fácilmente. Así que en la mayoría de los casos resultaba ser la única mujer en el grupo y no era que me incomodaba, me sentía a gusto compartir tiempo con los chicos y hasta de seguro era la única mujer en el grupo de varones que ellos habían creado.

No estoy hablando de ningún otro. El mismo Ezel con quien compartía amistad, me había terminado gustando; él lo sabía y aún así no decidió alejarse lo cual me extrañaba pues yo si era de alejarme de personas que enteraba que gustaban de mí.
Y Sergio indudablemente también lo sabía, si es que estoy segura que es por él quien se enteró Ezel que me gustaba.
Marco también lo sabía, pero esto sí era mi culpa pues necesitaba un consejo y se lo conté. A enterarse actuó gracioso como si fuera una broma y lo que me dijo fue: "Él no se enamora de nadie"; uno entiende mucho con eso y yo había entendido, lo tenía claro.

Seguíamos siendo todos amigos y yo comparto más cosas con los chicos que con una chica.
Es más fácil pues ellos cuestionan menos y si necesitaba de alguien, Sergio estaba ahí.

Al parecer Angela era la única que no sabía de la situación, pero la intuía y de seguro lo descartaría de inmediato pues conocía como era Ezel conmigo y como yo era con Marcelo. A nadie se le pasaría por la cabeza semejante desfachatez.

Toda ésta situación había afectado en lo mínimo en mi relación con Marcelo a diferencia del problema actual, sí que afectaría en su totalidad nuestra relación y eso me temía.














~ colegio, tareas, problemas y más cosas, por lo que recién público. UwU

Entre Dos Amores  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora