Capitulo 9. Baile de Mascaras

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La música suena a bajo volumen, tenía puesto un disco de Adele y He Wont Go pasaba en este momento mientras regresábamos a casa, ninguno de los dos había dicho una sola palabra desde que subimos a mi carro, yo solo miraba por la ventana pensando en tantas y ninguna cosa. Ese beso que nos dimos fue tan diferente a los otros no sé si fue por el alcohol en las venas, por la adrenalina y diversión que habíamos llevado antes, por la vista o por el ambiente que se había formado en ese pequeño espacio. La verdad era que no sabía en ciencia cierta que había pasado, lo que si sabía es que aunque el mundo viera que eso estaba mal, yo lo había disfrutado tanto que ahora si no me arrepentía.

Tenía apretado el enorme peluche entre mis brazos. Cierro los ojos pero lo único que recuerdo es la sensación de los labios de mi hermanastro sobre los míos, sus brazos rodeando mi cuerpo y su lengua explorando mi boca. Primero fue un beso lento y podría decir que hasta tierno pero cuando sentí su lengua chocar contra la mía todo cambio el beso subió de intensidad, sus manos pasaron de mi cintura a mi espalda aventándome contra él. Mi mano a cabo en su pelo apretándolo con fuerza. Algo se movía en mi estómago y bajaba hasta la parte más íntima de mi cuerpo.

Nos tuvimos que separar cuando Seungri fingió una tosecita. Nos miramos a los ojos y no sé qué sintió el pero yo sentía que flotaba y no me refiero a porque estábamos a metros del piso gracias a la rueda de la fortuna, pero si me sentía volar y esa sensación me hacía feliz. Si es que esa la palabra para describirlo. Jiyong me beso la punta de la nariz y me pego contra su pecho. Seungri y Nelly no dijeron nada mas solo sonreían mientras se mostraban algo en el móvil de ella.

Cuando bajamos del juego, caminamos al estacionamiento y antes de despedirnos de ellos nos hicieron prometer que iríamos a la fiesta de Nelly. Como negarse si me habían caído muy bien. Nos quedamos solos y el silencio reino.

— ¿Quieres cenar? —pregunta Jiyong. Volteo a verlo él está concentrado en la carretera.

—No tengo hambre. Quiero llegar a dormir.

—Ok ­—es lo único que dice.

Regreso mi vista afuera. Dios Lana estás loca, pienso. Recargo mi cabeza en el asiento, aprieto el oso contra mi pecho y lo siguiente que se es que mis ojos se están cerrando. Fue un día agotador.

—Lana…Vamos despierta —unas manos me mueven suavemente.

—No molesten —me giro un poco pero el frio me da en las piernas, las subo un poco y busco con que taparme.

—Anda… Llegamos… —es la voz de mi hermano pero no quiero bajarme, si lo hago el sueño se me espantara. —Levanta perezosa ¿O dormirás aquí? —es buena idea.

—Sí, solo prende la calefacción, hace frio. —el oso ayuda a que no me dé tanto frio. ¿Por dios pues qué hora es que el viento esta helado?

—No seas tonta —pasa una de sus manos por mi espalda y la otra debajo de mis piernas, me alza y ahora si abro los ojos.

— ¿Qué haces? —me echa bien en sus brazos y va a cerrar la puerta del auto con la pierna pero se lo impido. —Mi oso —. Estiro mi mano para alcanzarlo. Me baja un poco y lo atrapo. Recargo mi cabeza en su pecho y escucho su corazón latir rápido. Tal vez es por el esfuerzo que hace al cargarme. Entramos a la casa.

Amor Clandestino 「G-Dragon」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora