Comenzó a sonar el irritante sonido del despertador, seguido de las quejas de Abbi.
— No mamá, no quiero ir, por favor dejame aquí — Pedía aún dormida.
— Abbi, es hora de despertar — Digo utilizando un tono de voz más dulce.
— Abbi no esta disponible — Contesto tapándose la cabeza con la almohada.
Giré los ojos con frustración, es peor que yo, ahora entiendo a mi madre.
— Abbi ya — Comencé a moverla — Es hora de levantarse, debemos ir al instituto — Aviso por si se le había olvidado.
— No vayamos — Contesta acomodándose más en la cama.
— Que conste que tú eres la mala influencia de esta amistad ¿eh? — Bromeó riéndome, pero aún así no despierta, ni se mueve — ¿No te vas a levantar? Esta bien Abigail, no quería hacerlo, tú me llevas a estos extremos — Digo levantándome de la cama y tomando el colchón de la parte de abajo, y con toda la fuerza logré darlo vuelta con Abbi en el.
Logro escuchar un quejido y maldiciones provenientes debajo del colchón.
— Con un simple, Abbi levántate, bastaba — Objeta con molestia.
— Sí, claro.
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Luego de un lapso de tiempo bastante largo, Abbi por fin salió del baño estando lista. Por la demora no alcanzamos hacer mucho con la comida, por lo que cada una saco solo una fruta que sustentaría para el previo desayuno.
Por las maletas en el living supuse que mi mamá y Manuel habían llegado en la madrugada y ahora dormían, decidí no molestar por lo que con Abbi salimos enseguida de la casa con destino la parada de autobús.
— Abbi si por tu culpa no nos dejan pasar por lo tarde que vamos, da por hecho que me enojaré contigo — Le advierto, viendo la hora en mi celular. 07:55 y aún faltaban unos 15 minutos para llegar al instituto.
— Ay Soledad, que exagerada. Vas conmigo, no tienes de que preocuparte — Contesta super tranquila acomodándose más en el asiento. Entrecerré mis ojos mirando en su dirección. — Don't worry, be happy — Canturreo.
Luego del tiempo previsto, llegamos y efectivamente... Lo que pensaba que iba a pasar, paso y ahora nos encontrábamos en la oficina del inspector, esperando a que se desocupara.
— Vas conmigo, no tienes de que preocuparte — La remedo cruzándome de brazos — Me dijiste que tenías todo bajo control — Le reclamo.
— Oye para mi también es raro, si a mi siempre me han dejado pasar aunque llegue tarde... Bueno, es que el inspector es mi tío — Se rio recordando — A no, espera... lo despidieron hace 1 semana — Se quedo pensando y luego me miro mí. — ¿Lo siento? — Me sonrió apenada.
Niego riéndome, no podía enojarme con ella.
Pasado unos segundos entro el inspector, se sentó y comenzó a darnos la charla de porque está mal llegar tarde... Realmente tedioso.
Veía como el inspector movía su boca, pero ni prestaba atención a que nos decía.
— Nunca más — Dice Abbi y me mira a mi, haciéndome seña con la cabeza para que repitiera lo mismo. Enarque una ceja sin entender, hasta que caí en cuenta de que ya era el fin de la charla.
— Nunca más — Secunde, levantándome del asiento.
— Pueden retirarse, entreguen esto a sus profesores para que puedan ingresar a clases — Dijo, entregándonos dos pases.
— Ya no sirven de nada si ya acabo la primera clase — Dice Abbi divertida ya estando afuera, boto su pase a la basura, a lo que imite su acto.
Como de costumbre, caminamos hacia el patio mientras conversábamos sobre porque habían despedido al tío de Abbi, hasta que alguien se puso en frente de nosotras obstruyendo nuestro camino y por alguien, me refiero a Sebas.
— Hola Sole — Me sonríe, mira a Abbi — Hola tú.
— Hola yo — Contesta ella.
— Las vi salir de la oficina del nuevo inspector, ¿Qué les paso? — Pregunta un tanto divertido. uniéndose a nosotras.
— ¿Lo puedes creer? — Dice Abbi indignada — Despidieron al tío Lucho
— Estabamos Pues por culpa de alguien, nos retardamos y no podemos entrar al salón- dije mirando a Abbi que mientras yo hablaba ella estaba remedándome.
- Bueno, ¿y a ti que te pasó?- pregunto Abbi.
- Un consejo chicas, jamás comenten, ni de broma, el físico de un profesor, se molestan bastante - dijo sonriendo, ambas soltamos unas carcajadas- bueno chicas hablamos luego- dijo marchándose en dirección a la oficina.
- ¡Adiós!- dijimos al unísono.
Mientras caminábamos a lo lejos oímos como el director se quejaba cuando Mario entró "¡ay Mario no!, ahora solo falta que entre Zurita y mi día esta arruinado", y como si su mente fuera adivina, paso Juanpa golpeando mi hombro pero a comparación de Mario, él no se disculpó, entró y escuchamos como volvió a gritar el director "¡ay por Dios!, que esto no puede empeorar" ambas reímos y fuimos al patio a esperar que el timbre sonara, ya que quedaban muy pocos minutos, qué más da, para que irnos a aburrir si tenemos 10 minutos para charlar en paz, antes de que todos salieran como verdaderos demonios. Tocó el timbre y a lo lejos vimos a Mario quien venía en dirección a nosotras.
- Hola de nuevo- dijo a unos pasos de nosotras, alzando la mano.
-¿Qué tal Mario? - dije sonriendo.
- Todo bien, chicas me preguntaba ¿si querían salir este sábado?- dijo Mario.
- Por supuesto- sonrío Abbi.
-¿Soledad?- dijo Mario viéndome
- No lo sé - hice una mueca. En realidad no quería ir, no quería estar ahí, estorbando, tocando el violín para la parejita, sería un mal tercio.
- Oh, vamos Soledad, el sábado viene mi prima puedo decirle que te acompañe, si quieres- dijo Mario.
- Esta bien- bufí- al menos tendré compañía- sonreí.
- ¡Si!- dijo Abbi alargando la "i".
Fuimos a la cafetería, nos sentamos en un puesto y así pasamos toda la tarde conversando, riendo de cualquier estupidez. Después de ir a las últimas clases, tocó el timbre y yo tenía que ir a limpiar. Luego de terminar me fui a casa.
Así paso el resto de la semana hasta que ya era sábado, ósea la salida con Abbi, Mario y su prima.