Desperté por esos rayos brillantes que entran por la ventana, pestañee varias veces hasta que ya podia mantener algo los ojos abiertos, me levanté y fui al baño para darme una ducha, luego de acabar me vestí y bajé a desayunar.
- Hola mamá, hola Manuel- hablé besando sus mejillas y dirigiendome a la cocina en busca de una taza.
- Hola hija- habló mamá dulce.
- Hola Sole- habló Manuel de igual modo.
- ¿Qué tal la tarde de amigos?- preguntó mamá.
- Genial, me divertí mucho- me ubique junto a ellos a la mesa.
- No demasiado ¿cierto?- habló alzando una ceja.
- ¡Mamá!- exclamé- yo nunca haría nada que no debiera y tú- la apunté- lo sabes bien.
- Uno nunca sabe, en estos días ya no son solo besos Soledad- habló dirigiendome una mirada acusadora.
- ¿Estás desconfiando de mí?- pregunté ofendida con una mano en el pecho- éste cambio te hizo mal mamá, ya no eres la misma- fingí llorar.
- No hija, no es eso, es que como ya te dije, uno no sabe, como son los jóvenes y sus hormonas- pausó- Un día son solo abrazos y besos y al otro ¡Pum! ya no eres virg...- interrumpí.
- Ok mamá, ya entendí, no te preocupes, sólo fue una excelente y divertida tarde de AMIGOS- recalqué amigos- y nada más.
-Bueno, no te alteres hija, sólo es una charla y ya- habló normal, para luego dar un sorbo a su café.
- Vaya charla- bufé.
Luego de "charlar", subí por mi celular, bajé y me senté en el sillón, busqué entre mis contactos a Abbi e hice la llamada.
- Hola Sole - habló Abbi desde la otra línea.
- Hola Abbi, llamaba para saber si nos vamos a juntar- hablé.
- Claro, ven a mi departamento, podemos ver pelis, hacer palomitas, hacer una mini fiesta, invitamos a Mario- alargo la "o" y quedó pensando.
-¿Abbi?, ¡hey Abbi!, ¡Abigail de las Carmelitas Petronila!- grité dramatica.
- ¡Ah!, ¿qué?, ¿en qué estaba? Ah, si, podemos invitar a Mario- suspiró- y también a Juanp...- interrumpí.
-No te atrevas a nombrarlo- Advertí.
- No me digas que aún lo odias, siendo que él fue todo un caballero ofreciéndose ir a dejarte hasta la puerta de tú casa
- No hubiera sido así, si tú no me hubieras dejado tirada con un cara de simio analfabeta, eres una mala amiga, preferiste ir con el chico guapo de las gorras y no con tu querida amiga, pero lo peor de todo, es que aún tienes la decencia de recordármelo- hablé ofendida- la culpa te seguirá por siempre, hasta el último día de tu vida- exageré.
- No seas exagerada- bufó Abbi.
- ¡¿Yo exagerada?!- grité.
-¡Ah! -se quejó- Mis tímpanos Soledad.
- Ups- reí- lo siento, no fue mi intención.
- Ahora, cambiando totalmente de tema, te veo en tu departamento en- pausé para mirar la hora- 20 minutos.