Descubrir (Adaptación Camren)

Capitulo 27

POV Camila

- ¿Y entonces lo ha tomado bien? – me preguntó Sofía en el desayuno.

- ¡Sí!, sabes cómo es ella, sabía que lo tomaría bien – le dije poniéndole mantequilla a las rebanadas de pan.

– Bueno, no me sorprende con lo abierta que es – dijo sirviéndose jugo. El día pintaba tranquilo, había quedado en salir con Lucy en la tarde para visitar a los chicos.

– Te tengo una sorpresa – entró mi madre a la cocina con una sonrisa picara sentándose en el comedor, Sofí y yo nos miramos, por la forma en la que me miró, supe que estaba igual que yo. – Y bueno, ¿no me vas a preguntar qué es? – dijo sin quitar esta sonrisa que comenzaba asustarme.

-¿Q-que es? – pregunté dudosa, ella se levantó de un brinco dando palmaditas, se dirigió a la sala. Cuando volvió no podía creerlo, era Verónica, se suponía que llegaría el jueves, abrí mis ojos como platos, ella me sonreía como disculpándose.

– Por Dios Camila, ¿qué modales son esos? – se quejó mi madre al ver que no reaccionaba, me levanté y tuve que pestañear un par de veces.

– Yo-yo bueno, pensé que vendría el jueves – balbuceé.

– ¡Vero!, ¿cómo estás? – se levantó mi hermana dándome un pequeño golpe en las costillas para que reaccionara, Sofía abrazo a Vero, mientras mi madre me lanzaba una de esas miradas que no recibía desde hace ya un tiempo.

– Vaya que ha sido una sorpresa ¿eh?, me alegra tenerte aquí – dije mientras le abrazaba y trataba de esconder mi asombro. Mi madre se unió con nosotras al desayuno e invitando a Vero, su vuelo había salido en la madrugada y no había dormido mucho. Al finalizar la lleve a mi cuarto para que descansara un poco, debía de estar muerta.

– Lo siento, traté de inventarle mil excusas a tu mamá, pero sí que es insistente – dijo sentándose en mi cama.

- ¿Qué?, ¡no! no creas que no quiero que estés aquí, enserio lo siento por mi reacción, solo fue la sorpresa del momento – dije dedicándole una sonrisa, ella me sonrió de vuelta. En cierto modo me gustaba la idea de tenerla en mi casa, era mi territorio y me sentía cómoda en el. – Puedes dormir si quieres – le dije señalando mi cama, en donde ella estaba sentada. Giro y la dio unas palmadas al colchón.

– Cómodo, eso explica porque te quejas tanto de tu cama en Chicago – dijo divertida, yo me senté de un brinco a su lado haciendo que saltase un poco.

– Nada como lo de casa – le respondí con una sonrisa.

– Dímelo a mí, que no dejo de extrañar la mía – suspiró dejándose caer en la cama.

– Te dejaré para que duermas, debes de estar cansada – dije mientras me levantaba.

– Espera – me detuvo por el brazo. – No me dejes sola – me pidió.

–Estaré en la habitación de al lado – le respondí tiernamente.

– No, quiero que te quedes aquí – dijo poniendo este efecto tierno en sus ojos.

– ¿Y qué pretendes que haga mientras duermes? – pregunté entre risas.

– Podrías verme dormir pero, corres el riesgo que te parezca tan linda que quieras levantarme con un beso – bromeó, me reí al escucharla arrojándole una almohada en la cara. – Esta bien, puedes... no sé, hacer lo que quieras, pero no me dejes sola mientras duermo por favor, es que me siento como invadiendo espacio y me cuesta acomodarme – me explicó, era algo lógico que se sintiese algo incomoda.

– Bueno, ya está, duerme mientras yo leo un poco, ¿va? – le pregunté.

- ¡Sí! – dijo efusivamente dándome un beso rápido en la mejilla, recordándole a mi cuerpo la calidez de sus labios.