Descubrir (Adaptación Camren)

Capitulo 31

POV Camila

Me levanté y Vero no estaba a mi lado, me restregué los ojos, "A lo mejor está en el baño" pensé, después de pasar cinco minutos me levanté y no escuché ningún ruido en el baño, al abrir la puerta para buscarla me sorprendió abriendo la puerta. – ¡Te levantaste! – me dijo, yo aun no terminaba por despertarme. – Vamos a salir, ve y báñate –me dijo riéndose, sin preguntar nada, entré y me bañé.

- ¿Dónde iremos? – le pregunté, ya estaba más despierta.

– Ya verás – dijo tomándome de la mano. Al salir Sofí le entregó las llaves de mi carro.

– Ya programé las rutas en el GPS – le dijo y luego me sonrió, Vero le dio un beso en la mejilla y salimos. Nos montamos en mi carro, Vero conducía y parecía bastante animada.

- ¿Qué tramas? – le pregunté.

– Nada bueno, como debes imaginar – dijo riéndose.

– No hemos desayunado ni siquiera – le dije.

– Tranquila, ya cubrí eso – me respondió. – Y no mas charla hasta que lleguemos – añadió. Poco a poco fue saliendo de la ciudad, conocía bien el camino que estaba tomando, lo que no sabía era cual era su finalidad. Llegamos a la playa y nos bajamos, ella sacó unas cosas del baúl y me guió hasta un poco más adelante. Estábamos en una de las playas vírgenes de mi país, la gente solía comprar terrenos y hacer sus casas, era un lugar bastante apartado. Llevaba un mapa que trataba de leer y dio un par de vueltas antes de sentarnos. - ¡Es aquí! – dijo sentándose en la arena.

- ¿Qué pasa aquí? – le pregunté.

– Aquí es donde desayunaremos – dijo sacando una tela y poniéndola encima de la arena.

- ¿Por qué justo aquí? – le pregunté, me parecía divertido todo lo que estaba haciendo.

– Porque es tuya – dijo aun con su concentración centrada en sacar la comida del canasto que traía.

- ¿Mía? – le pregunté riéndome.

– Si, tuya – me dijo.

- ¿Cómo mía? – le pregunté, no era posible.

– Si mira, aquí dice – dijo pasándome un papel, era un tipo de recibo, escritura, que decía que me pertenecían 2,5 metros cuadrados de la playa.

- ¿Qué? – dije con una risa nerviosa.

– Mila, se va a enfriar el desayuno que nos preparó nana – dijo mirándome, la sonrisa que yo tenía creo que no me cabía en la cara, me tiré sobre ella y le di un abrazo haciendo que cayera en la arena.

– No entiendo que, ni como hiciste pero gracias, nunca antes me habían regalado una playa – le dije, ella se rió conmigo.

– Me gusta eso de dar regalos diferentes, pero, ¿comemos?, me estoy muriendo del hambre – me dijo, no podía creerlo, ni siquiera entendía el porqué lo había hecho. Desayunamos y me explicó que había un área de la playa en donde se podían comprar pequeños espacios. Me preocupé por lo que pudo haber pagado, ella solo dijo que no había nada de qué preocuparse, que solo lo aceptara y ya. Supuse que Sofí tuvo que estar metida en esto y me tranquilicé un poco, sabía que no la dejaría gastar mucho dinero. Después de pasar alrededor de 2 horas Vero guardó todo.

-¿Cómo que ya nos vamos? – le pregunté, quería pasar más tiempo en mi playa.

– Sí, quiero mostrarte una cosa – dijo sonriéndome, me levanté y la seguí, podía volver cuando quisiese, después de todo, era mía, ¿no?. Al montarnos al carro hablamos otro poco hasta que me quedé dormida, la verdad es que los carros tienen la capacidad de dormirme. El carro se detuvo, estábamos orilladas en la carretera, me asusté al abrir los ojos, pensé que nos habíamos varado.