Soy una chica normal ¿no?, haber, no soy como los pivones de mis amigas, pero ellas ya no están, así que ¿Qué más da? Por fin puedo empezar mi vida de nuevo. Tampoco es que me fuera mal ni nada en mi antiguo colegio, solo me apetecía cambiar, porqué le costará tanto entender eso a mi madre, se preocupa demasiado.
Bueno a ver, necesito concentrarme, delante del espejo me fijo bien en mi cara, que asco. Si aparezco así por la puerta seguro que me quedo sola. Me vuelvo a concentrar, me fijo primero en las grandes ojeras que tengo debajo de los ojos, esto habrá que taparlo, si es que, ya me vale, digo yo, que lo normal sería haberse acostado pronto, pero estaba demasiado nerviosa, y encima, tenía que terminarme el segundo libro de After. Tampoco me ha ayudado mucho levantarme media hora antes de lo normal, para mí eso es un mundo. Meto la mano en el pequeño estuche de maquillaje que tengo. No me cuesta mucho encontrar el corrector, tampoco es que me maquille mucho así que solo tengo la raya, el rímel, algo de polvos y el corrector. Lo siguiente son las lentillas, alguna vez me ha pasado, que me las he puesto después de la raya y se me ha corrido todo. Odio las gafas, me da vergüenza que me vean con ellas puestas, tampoco soporto cuando le dices a la gente que llevas gafas y ellos te ponen tres dedos delante cuando no las llevas y te preguntan cuantos tienen ¡obviamente eso si que lo veo melón! Eso, me saca de quicio. Me pongo la raya, muy flojita, ya que tengo la piel morena, y en cuanto me ponga un poco mas parezco gótica, o eso me decía África, mi mejor amiga. Sigo pintándome el párpado de arriba mientras me miro fijamente al espejo, me encantan estos momentos en los que miro a mis ojos miel directamente, me hace sentir bien. Un poco de rímel y listo.
Me separo del espejo, toca vestirse. Ayer estuve pensando en opciones para el primer día, pero ahora ninguna me parece buena, demasiado atrevidas todas, así que cojo los típicos vaqueros que llevo teniendo desde hace tres años, que no tengo ni idea de por qué me siguen valiendo, tampoco es que haya engordado ni nada (aunque me tomara cien hamburguesas no lo conseguiría) pero supongo que habré crecido ¿no? Cojo una camiseta de tirantes blanca, tendré como la mitad del armario lleno de camisetas blancas, como mi madre me dijo que necesitaba un poco de luz en mi ropa pues me pasé un poquito con todo ese rollo. Y finalmente una sudadera bien grande, me encanta cuando me van largas las mangas y me cubren la mitad de las manos. Los zapatos, es fácil, mis superga granates, ya están hechas un poco polvo, pero me da igual. Apago la música, sonaba The Fray, sí, después de ver mencionar tanto a Tessa este grupo lo busqué en itube y ahora me gusta bastante.
Me encantan estos momentos en los que no hay nadie despierto, y puedo hacer lo que quiera. No es que haga las cosas diferentes a cuando hay gente, solo que así tengo tiempo de pensar en mis cosas, de la otra manera me siento como atada. Es gracioso, soy una persona bastante independiente, y muchas veces me apetece estar sola para pensar en lo mío, sin embargo, odio sentirme sola.
Desayuno rápido, al final con la tontería van a ser ya las ocho y a y cinco llega es bus. Espero no perderlo, solo pido eso, por favor no me dejes perder el bus, no quiero llegar tarde a clase, en mi primer día no. No entiendo tampoco por qué hago este tipo de cosas, no creo en dios, pero supongo que habrá algo por ahí que nos escuche y ayude, eso espero. Bajo en el ascensor, llego a la parada, me pongo los cascos y espero al 134, dirección plaza castilla.
ESTÁS LEYENDO
Thoughtkeeper
Teen FictionAndrea, una chica de 16 años no puede más, algo que lleva arrastrando desde hace ya mucho tiempo la tiene cansada. Así que decide cambiar su vida por completo, se despide de todo lo que conocía hasta ahora en su antiguo colegio, y se cambia a un nue...