Llevo ya una hora y media para dormirme pero no lo consigo, hoy han pasado demasiadas cosas. No puedo dejar de pensar en él, es demasiado gracioso, simpático guapo...
¿Que le digo mañana en el cole? Me empiezo a imaginar mis películas, como si nos conociéramos de toda la vida, y tuviéramos algo. ¿lo tenemos? No lo sé. Entre tanto, pensando en todo esto, se me van cerrando los ojos, y me acabo durmiendo.
Suena el despertador, bajo la mano al suelo donde está en móvil cargando y deslizo la mano por la pantalla y lo apago. Siempre pongo el despertador dos minutos antes para poder pasar un rato en la cama después de que suene el despertador, así que me doy la vuelta y me vuelvo a dormir.
¡Son las ocho! Me levanto de un salto de la cama al oír el grito de mi madre desde la cocina. Cojo los pantalones blancos que encuentro en el armario, y la camiseta granate de manga corta, unas superga negras y voy hacia el baño, me pongo las lentillas y después corro hacia la cocina, cojo un paquete de oreo del armario y le digo adiós a mi madre desde el ascensor. Salgo del portal, y ¡a correr! Llego a la parada de bus justo cuando se estaba apunto de irse, miro bien el número, y entro dentro, ante la mirada atenta de los que están dentro. Me siento en uno de los sitios libres y cojo el móvil para mirarme en la cámara, ya entiendo porqué me miraban todos, no me he peinado, y no es que se note poco, así que empiezo a arreglarme. Cuando termino, cojo mis galletas y empiezo a comer mientras escucho música. Mientras estaba inmersa en mis pensamientos, me acuerdo de Hugo y miro al rededor del autobús, puede que su casa esté más adelante y suba más tarde, ya que no le encuentro por ninguna parte. Seguimos todo el recorrido hasta que llegamos a mi parada, sin rastro de él.
Entro por la puerta de clase, y veo al grupo de chicas con las que estuve ayer, así que me acerco a ellas. Aunque no están solas;
- ¡Hola Andrea! - Me dice Lucía.
- Ah, tú eres Lucía, yo soy Marta, y ella es Paula - Me dice una rubia de ojos azules señalando a su amiga castaña de ojos negros, mientras las dos me dicen hola con un gesto.
- Hola, ¿Qué tal? ¿También venís a nuestra clase? Es que ayer no os vi. - Les digo.
- No que va, nosotras vamos al C. Pero ayer no vinimos, porque estuvimos volviendo de Asturias, que nos vamos de vacaciones juntas y nuestros padres querían aprovechar hasta el final.
- Jo, que suerte.- Les digo.
- Ahora estábamos hablando de sus vacaciones, ¿sabes que han hecho esquí acuático? - Me dice cris.
- Sí, pero chicas eso no era lo importante que tenía que contaros, os acordáis de que os dijimos que me había pasado una cosa súper fuerte por el grupo, pues no os lo vais a creer. Resulta que un día estábamos paseando por la playa, y de repente un grupo como de unos siete chicos se ponen delante de nosotras. Y, ¿ a que no sabéis quién estaba entre ellos?
- No me digas que estaba Hugo. - Dice Ale.
- Sí, -dice Marta mientras da saltitos de alegría- es que vosotras no lo sabíais chicas, pero todo el año pasado, estuve coladita por él, y lo hablaba con Ale, Sara y Pau todo el rato. - Esto me está dando mal rollo.
- Bueno, estaba enamorada la chica, eso era una obsesión. - Dice Sara mientras todas se ríen.
- Pues un poquito, jajaja, haber que sigo. Nos los encontramos y estuvimos hablando un rato con su grupo y tal, total que al final quedamos esa noche para vernos todos. Quedamos, e hicimos una hoguera en la playa y estuvo todo súper bien, así que repetimos eso como varios días. Y cada vez Hugo y yo nos llevábamos más y más. Hasta que un día, cuando estábamos en el parque donde quedaba todo el mundo para beber y tal, pues se me lanzó, y pues nos liamos. - Lucía me mira con cara de preocupación, así que no tengo ni idea de que cara habré puesto después de enterarme de todo esto, aunque no me importa, no debería hacerlo, no nos conocíamos, y aunque fuera ahora, no tenemos nada ¿no? Esto no me importa, pero no sé porqué ahora esta chica ya no me cae tan bien.
- Bueno, pero no te quedes ahí, estuvieron de rollo y tal, y llevan hablando todo el verano. - dice Paula, definitivamente, no me cae bien.
- Sí bueno, pero ya no estamos de rollo porque lo dejamos cuando él se volvió a Madrid, por eso tengo unas ganas de que llegue ya y poder hablar con él... - Algo dentro de mi no esta bien, me estoy empezando a angustiarme un poco, pero no tiene sentido, no lo entiendo. Me levanto, y con una sonrisa digo que voy al baño, necesito echarme un poco de agua en la cara. Lucía se levanta y avisa de que me acompaña.
Mientras vamos hacia el baño, nos cruzamos a Hugo por el pasillo, que me mira, pero no dice nada y sigue andando, sin sonreír ni siquiera. Llegamos al baño, y Lucía cierra la puerta con pestillo:
- ¿ Qué pasó ayer? - Me lo pregunta como si ya lo supiera. Se me salen las lágrimas, ella me abraza. - Cuéntamelo, te vas a sentir mejor. - Le cuento todo lo que pasó, lo del autobús por la mañana, lo que sentía cuando hablábamos en clase, el autobús de vuelta a casa, cómo me acompañó, y lo que pasó cuando llegué a mi casa. Después de haberlo contado me siento un poco mejor, y me doy cuenta de que tampoco es un gran dilema, pero yo soy el tipo de persona que por un segundo está bien, luego lo vuelve a pensar y se deprime, hasta que vuelvo a seguir dándole vueltas. Así que también le cuento cómo me ha sentado la historia de Marta, y cómo me acaba de mirar Hugo cuando nos lo hemos cruzado. Cuando termino, veo como sonríe con compasión, y se lleva la mano a la barbilla con un gesto que no sé descifrar, es una mezcla entre desaprobación y comprensión.
- Entiendo que te haya afectado, pero comprende que Hugo es así, deberíamos haberte avisado, es bastante mujeriego, y nunca le ha gustado nadie de verdad. - me explica.- Aunque tú también tienes que entender que nunca te ha dicho que le gustabas ni nada por el estilo, pero ha jugado sucio, usando sus truquitos y demás. Tú ahora haz como si no te importara nada de lo que te ha hecho, e intenta dejarlo pasar. Seguimos luego hablando de esto ¿vale? que ya llevamos diez minutos hablando y las clases han empezado hace bastante. - Me da un beso en la frente y salimos. Mientras andamos por el pasillo, hablamos de cosas buenas, y me intenta sacar una sonrisa. Nos cruzamos con el Sergio, el profesor de educación física, que nos sonríe y giña un ojo, a lo que Lucía responde haciendo como que se desmaya cuando él ya se ha ido, eso me hace olvidarme un poco de mis cacaos mentales. La verdad es que tiene pinta de ser el típico profesor que le cae bien a todo el mundo. Noto que tiene algo de misterio, pero eso me gusta.
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Thoughtkeeper
Teen FictionAndrea, una chica de 16 años no puede más, algo que lleva arrastrando desde hace ya mucho tiempo la tiene cansada. Así que decide cambiar su vida por completo, se despide de todo lo que conocía hasta ahora en su antiguo colegio, y se cambia a un nue...